Nuevo madrugón para no cambiar las costumbres… de hecho alguno no durmió mucho que aunque el bar del hostal cierra como a la 1 después del supuesto toque de queda a las 12 realmente si eres agradable a las camareras del lugar se las engaña para que estén contigo tomando algo hasta la hora que haga falta. La cosa es que nuestro avión salía a eso de las 7 de la mañana así que a las 5 ya estábamos en camino del aeropuerto.
El vuelo muy breve, los aeropuertos correctos y una vez allí un taxi a nuestro hostal que estaba en el mismo Jeju-si. Fue nuestra casa durante 3 días. El hostal es bastante decente para el precio que se paga, la dueña y los empleados son muy amables, y está bien ubicado junto a un centro comercial y el mar. Ah, y tiene un teléfono que permite hacer llamadas internacionales gratis por un periodo limitado.
Como ya mencioné un tifón arreciaba así que decidimos que lo mejor es que el primer día que estábamos allí que sabíamos que aún había buen tiempo había que aprovecharlo así que según llegamos dejamos las mochilas y pedimos en recepción un taxi para todo el día, bueno, 8 horas que nos costaron 120000 wons. Fue una decisión muy acertada.
Nuestro primero destino fueron las cuevas volcánicas, Manjanggul. Una pasada, fuera hacía un calor tremendo, pero en cuanto entrabas bajo tierra agradecí llevar el forro polar, único momento del viaje que lo utilice. Es un paseo largo para andar aunque solo te dejan acceder a una fracción de un kilometro del recorrido completo.
En segundo lugar fuimos a Seongsan Ilchulbong . Advertencia, subir a la cumbre no es ninguna hazaña pero es un buen rato de ascenso con bastantes escaleras y un torrente de gente entre los que moverse. El lugar de todas formas merece la pena por las vistas, aunque en la cima las vallas que protegen a la gente de despeñarse por el viento que no deja de soplar evitan que se puedan hacer buenas fotos panorámicas.
Ya se nos había hecho el medio día con estas dos visitas, desde allí fuimos a otro de los pequeños volcanes famosos, Sangumburi, allí nos tomamos unos perritos calientes y un helado antes de seguir ya más relajados. Estuvimos en el museo de esculturas al aire libre, que todo sea dicho no merece mucho la pena. Luego visita al mercado de Jesu-shi, esperábamos que fuese más bullicioso después de lo que ya habíamos visto en Corea, tal vez por ello decepcionó un poco. Y por último nos acercamos a unos acantilados. El taxímetro marcaba 145000 wons, así que más o menos nos salió bien, aunque podía haber sido mejor, nos quedamos sin ver varias cosas pero ya no se podía hacer nada.
El resto de los días en Jeju pasaron de forma poco turística.
El día siguiente era el día que el Tifón llegaba, aunque fuese un poco de lado. Decidimos quedarnos en Jeju-si y la verdad que la primera parte del día aun aguantó el tiempo, paseamos por la ciudad, descubrimos el origen de Jeju como nación en el santuario de Samseinghyeol, allí tienen preparado una salita con un video de dibujos que aunque infantil es muy entretenido,también visitamos otros lugares cercanos de menor importancia.
Comimos cerdo negro, un acierto, sabroso y barato!!! (En el hostal/hotel en que os alojéis os podrán indicar el mejor sitio para probarlo porque la verdad es que hay unos cuantos en las ciudades) Y después a hacer la compra para la noche. Compramos un montón de cosas, en el centro comercial que hay junto al hostal además de en el último piso un montón de restaurantes de comida rápida casera coreana hay un supermercado enorme con un montón de comida preparada.
Cenamos en el hostal lo que habíamos comprado y empezamos a sufrir el viento y la lluvia. Menos mal que nos pilló de lado el tifón porque con lo que tuvimos ya daba miedo salir a la calle. La velada estaba bien porque nos juntamos en la recepción con unas copas unos cuantos con la dueña y algunos de los empleados. Había de todo… chinos, coreanos, escoceses, malayos, franceses… y eso que el sitio era minúsculo y apenas cabíamos.
La noche un horror… el aire acondicionado estaba colocado tal que el tuvo que saca el agua impedía cerrar la doble ventana, por lo que estuvo vibrando toda la noche… menos mal que cuando estoy cansado duermo pase lo que pase, y aun así me desperté 4 ó 5 veces.
El último día antes de abandonar Jeju fue un poco fiasco. El tifón había pasado aunque aún llovía a ratos, por lo que los precavidos coreanos tenían cerrados los accesos a la mayoría de las atracciones turísticas. Mo gozo en un pozo, me quedé sin poder subir al monte Halla y además en Seogwipo no nos dejaron acercarnos a ver las cataratas… así que sin pena ni gloria pasó el día.
