Lunes 28 Enero 2013
Como ya habíamos visitado la zona norte, hoy tocaba ir a conocer algunas de las playas más cercanas al hotel, y la primera parada la hicimos a eso de las once de la mañana en Madeira Beach.
Cruzamos el puente levadizo que da acceso a John´s Pass, y aparcamos el coche en una zona comercial situada a la derecha de la carretera.

Parece mentira que el simple hecho de ver como se abre un puente para dejar pasar una embarcación nos tuviese allí embobados como dos niños pequeños, pero ya se sabe que en Florida, las cosas se magnifican

Abajo con el puente!!!

A pesar del buen tiempo, la playa estaba completamente vacía, pero no íbamos con intención de bañarnos. Habíamos pagado una hora de parquímetro, y ese iba a ser el tiempo que íbamos a estar allí. Hay un muelle de madera donde hay unos cuantos restaurantes y tiendas (Bubba Gump y Hooters entre otros) y estaba muy ambientado y lleno de gente.

El tiempo pasó volando, y cuando regresamos a por el coche vimos con sorpresa que el parquímetro en el que habíamos pagado, ya no estaba allí. Por lo menos no entero. Tan solo quedaba el palo que lo sostenía. No sabemos si es que los quitan a partir de una hora porque ya es gratis o por otros motivos, pero lo que es seguro es que no estaba indicado en ningún sitio (que nosotros viéramos).
Desde allí, pasamos hasta Treasure Island, y allí nos sorprendió la distancia de la arena al agua. Era una playa enorme. Aquí también habíamos tenido problemas para dejar el coche, por lo que habíamos acabado recurriendo al aparcamiento de una zona comercial, pero nos intimidaron un poco los carteles que avisaban que eso era solo zona de aparcamiento para los que estuviesen comprando, y no tardamos mucho en regresar.

A Asun le apetecía comer algo de pasta, y a mi no me importaba probar una pizza, así que nos acercamos a un restaurante italiano que estaba junto a la carretera principal y probamos suerte.
A pesar de que en el exterior lo ponía, allí solo servían pizzas y era más un local de comida para llevar, así que fuimos a otro que habíamos visto cuando llegamos a la isla, y allí lo que nos echó para atrás fue la mala pinta de las tres personas que estaban sentados en la puerta.
Cuando estábamos a punto de desistir, vimos otros dos italianos más, aunque tenían pinta de ser muy chiquititos, y nos acercamos. El primero apenas tenía una mesa en la calle y, aunque servían principalmente comida para llevar, allí sí tenían pasta, así que se quedó como una opción por si el último fallaba, y resultó que éste no era italiano sino mexicano (vimos los colores de la bandera y nos confundimos).
Tuvimos que llevarnos de vuelta al hotel lo que nos sobró de comida, ya que no fuimos capaces de acabar con todo aquello, y descansamos un rato hasta las cinco de la tarde.
Queríamos ver nuestro primer atardecer en el Golfo de México, y la playa elegida fue la de Saint Pete.

El cielo estaba perfecto para disfrutar con la puesta de sol, y encontramos un banco vacío en el que nos sentamos a contemplarlo (románticos que somos jejejeje).
Adiós a un nuevo día
Para terminar el día, acabamos cenando en un Hooters cercano al hotel, ya que yo también quería darme mi capricho.