Dado que la excursión de Samaná nos dejó muertos, los dos dias siguientes los pasamos en el hotel disfrutando de la playa y las instalaciones del hotel, fuimos dos días al gimnasio, fuimos tambien a jugar a tenis y sobre todo a descansar a la piscina.


No soy Rafa Nadal, pero me lo pasé genial.

Probamos también el restaurante japonés, en el cual preparaban un sushi exquisito, y barbacoa en la playa, que el nombre engaña, porque me pareció que no estaba a la altura de un restaurante a la carta, mas cuando sigue siendo el mismo autoservicio de todos los días
