Este día era el anterior al día de la excursión a Chichén Itzá - It Kil - Ek Balam y, si llego a saber lo que iba a pasar, me habría quedado en la habitación... pero empecemos por el principio...
Ya llevábamos 2 días y medio en el resort Palladium (puesto que el primer día llegamos por la tarde) y cada día que pasaba, menos ganas tenía de volverme a España. Está claro que a lo bueno es muy fácil acostumbrarse... y si encima es MUY bueno, entonces ya sabía que mi regreso no iba a ser fácil (a algunos compañeros de trabajo ya les iba diciendo que me preparasen los papeles que iba a pedir la baja por depresión post-vacacional... lástima que no sea una buena excusa jeje). Pero bueno, aún quedaba mucho por aprovechar.
Este día nos levantamos más o menos tarde, sobre las 9am, así que nos lo tomamos con bastante calma, sobre todo porque ya nos habíamos acostumbrado a no madrugar, descansar bien, y desayunar en el Jardín. Además, el tiempo a priori parecía que no iba a acompañar del todo y se veía un poco oscurillo (premonición de lo que más tarde pasaría? quién sabe xDDD).
Tras el desayuno, nuestra primera parada fue en la piscina de agua salada. Había oído comentarios de que merecía la pena ir a verla y pensamos que era un buen momento para dar un paseo por allí, ya que pilla algo retirado de las piscinas y en la punta contraria de la playa del Royal prácticamente. Así que pedimos un cochecito y nos dejaron prácticamente en la misma playa (ains, eso sí que es una buena ventaja de las personas que se alojan en el Royal, ¿verdad?).

Piscina de agua salada

El tiempo nubladillo que se veía desde la piscina
A simple vista el paisaje es muy bonito y antes de meternos en la piscina, decidimos dar un paseito por un sendero de piedras que hay al entrar a mano derecha (que conecta si no me equivoco con algunas de las villas por varios sitios a lo largo del camino). Fue un paseo tranquilo, donde vimos cangrejos ermitaños más o menos grandes en comparación con los que se ven al lado de la piscina que son pequeñitos. Obviamente alguna que otra iguana, y muchísimas piedrecitas de coral (días más tarde nos comentaron que muchas de esas piedras podrían ser de las que sacaron de la piscina y la playa tras un huracán que hubo hace ya unos años).


Paseo por el caminito de piedras


Nuestras amigas las iguanas y la piscina desde el camino
Pasados como 30-40 minutos el calor empezaba a ser insoportable, aunque fuésemos con una bebida frequita durante el paseo, así que nos volvimos pronto para ir a la piscina. ¿Cómo es? Pues aunque desde fuera se ve bonita y el agua se ve transparente, el fondo no termina de convencerme. No cubre, eso es cierto y bueno para los que no se les de muy bien nadar. Además se ven pececillos en el agua incluso. Pero el fondo es de piedras y, sinceramente, como opinión personal, si me dan a elegir entre la piscina o la playa, me quedo con la playita (aunque no digo que sea fea, ¿eh? pero me dolían los pies al caminar por la piscina).
Después de tomar un poco el sol, nos fuimos a comer y, como era el día del partido de "La Roja", temprano para la habitación a descansar un poco antes del encuentro (y fue el primer día que probamos el jacuzzi, el cual estuvo muy bien, amplio y, al menos desde el segundo piso, teníamos intimidad total)... Del partido, la verdad, no contaré demasiado, puesto que toooodos los que estuvimos allí creo que opinamos igual y que fue un partido malísimo (un poco de mala suerte también tuvimos, pero Brasil jugó muy bien, las cosas como son). Dejar que te metan un gol en menos de 3 minutos, nada más empezar el encuentro, otro al final del primer tiempo y nada más empezar la segunda parte ver el tercero era demasiado... pero si encima fallamos 2 ocasiones clarísimas y un penalti... apaga y vámonos. Yo esperaba que hubiese sido un gran día y sin duda se habría dejado notar la "marea roja" por el complejo de haber ganado... pero como se suele decir, mejor correr un tupido velo



El partido de la Roja... qué triste!
Después del partido, nos fuimos a descansar y a prepararnos porque esa misma noche tocaba la cena romántica para las parejas que iban de Luna de Miel. La noche no estuvo mal y, aunque empezó regular debido a que la mesa que nos dieron tenía goteras, se puede decir que finalmente fue de agradecer, porque nos pusieron en una mesa redonda y, tras pasar como 10 minutos, se sentaron en nuestra mesa dos parejas con las que hicimos muy buenas migas. Aprovecho para mandarles un saludo y un abrazo muy grande a las Marías, Fran y Oscar, y, lejos de pensar que por no estar solos iba a ser menos romántico, he de decir que mereció la pena compartir mesa con ellos y se disfrutó mucho la cena. El menú, fue normalito, pero estaba muy bueno y se portaron super bien con nosotros: un cóctel de bienvenida, una cremita de marisco muy buena, la ensalada, el sorbete de limón, solomillo de ternera y cocholate de postre... mmmmm solo recordarlo se me hace la boca agua jeje La velada además estuvo amenizada con música en directo de un señor que tocaba sólo (no recuerdo el nombre, lo siento, pero se agradeció y le dio ese toque romantico).


La carta del menú de la cena para los que iban de luna de Miel

Terraza del restaurante de la Laguna donde fue la cena


El entrante de la cremita y el primer plato


El sorbete y el segundo plato

EL POSTRE!!!
Después de la cena, nos fuimos al lobby a tomar la penúltima con nuestros nuevos amigos y poco después a la cama, porque al día siguiente tocaba madrugar y había que reponer fuerzas.