Aprovechamos la mañana para visitar Le Puy en Velay, completamente desierto por ser “muy temprano” y encima domingo.
Paseamos por la localidad, y visitamos la catedral de Notre-Dame con su famosa virgen negra (la original del siglo XVII fue traída de las cruzadas por Luis IX), a la que se llega después de subir una cuesta empinada (la entrada a la iglesia es un poco laberíntica, al principio pensamos que estaba cerrada, pero tras subir mas escaleras dentro del edificio y girar a la izquierda, comprobamos que estaba abierta). La catedral es de estilo románico, pero con clara influencia de la España árabe.
Recorremos las calles estrechas y empedradas de la trasera de la iglesia, y vemos otro de los símbolos de la ciudad: la enorme estatua roja de Notre-Dame de-France de 1860, realizada con la fundición de 213 cañones capturados en Sebastopol durante la guerra de Crimea.
Acabada la visita a Le Puy retomamos nuestra ruta de bajada, con destino a Mende. Este lugar no tiene nada de especial, de hecho, no pensábamos parar, pero al llegar vimos que estaban en fiestas, así que decidimos dar una vuelta. Había un pasacalles formado por grupos de diferentes países que hacían demostraciones de bailes y/o música típica. Nos alegró ver representación española: una agrupación musical que al reconocernos como paisanos nos invitaron a hacernos una foto con ellos (la gente disfrutó mucho con la actuación que ofrecieron, un pasodoble y el famoso "Paquito el chocolatero" )
Pasamos por Béziers; la influencia española en estas ciudades del sur de Francia es cada vez más evidente con múltiples carteles anunciando corridas de toros.
Nos dirigimos directamente hacia nuestro último alojamiento del viaje: un B&B en Narbona. Tras hacer el check-in con un chico muy simpático que trataba a duras penas hablar en español, decidimos dar una vuelta por Narbona.
Lo mas destacado de esta ciudad es la catedral de St-Just y St-Pasteur un ambicioso proyecto que fue abandonado en el siglo XIX, dejándola inacabada.
Andamos por la rue Droite hasta la place de l`Hôtel de la Ville, la zona más animada de Narbona a esa hora.
En la vuelta al coche, pasamos de nuevo por la catedral, que ahora está iluminada y parece más abandonada si cabe.