Como La Sirenita de Copenhague o la fuente de Cibeles de Madrid, el Big Ben de Londres y la Torre Eiffel de París, la Estatua de la Libertad es el símbolo, por excelencia, de Nueva York y uno de los colosos más fotografiados de la historia del cine
Es una de las visitas obligadas; la Estatua de la Libertad, además de ser el símbolo de la ciudad, conmemora la independencia estadounidense y da la bienvenida a los viajeros que, desde las épocas de las grandes migraciones, llegan a Nueva York por barco.
Fue construida en Francia, por el escultor Fréderic-Auguste Bartholdi, sobre una estructura diseñada por Eiffel, y regalada a Estados Unidos en 1886. En 1924 fue declarada Monumento Nacional y, desde entonces, millones de personas han visitado este inmenso faro de bronce, de 46 metros de altura, sin contar el pedestal, que tiene aproximadamente 16 pisos.
Aunque se puede utilizar un ascensor que llega justo donde termina el pedestal, muchos de los visitantes se atreven a ascender los 354 escalones, el equivalente a 22 pisos, hasta llegar a la corona de ``Miss Liberty´´- como se le llama cariñosamente en la ciudad de Nueva York - y deleitarse con la extraordinaria vista que se divisa del bosque de rascacielos del sur de la isla de Manhattan.
Los ferrys para llegar a ella salen de Battery Park, concretamente del Castle Clinton, aproximadamente cada media hora. Pero, sobretodo en verano, las colas, en medio de un sol de justicia, son insoportables, aunque luego el paseo en barco sea de lo más agradable. Hay que tener en cuenta que, para los norteamericanos, es el símbolo de la libertad y de la independencia de su país y que, todo estadounidense que visita la ciudad, obligatoriamente acude a la estatua.
Por otra parte, el ferry, que cuenta con un pequeño bar, realiza primero una parada en la estatua y prosigue después hacia Ellis Island, el lugar en el que estaban en cuarentena los emigrantes, antes de llegar a la ``tierra prometida´´. Y que también ese es otro lugar mítico para los norteamericanos porque la mayoría de sus ancestros pasaron por ahí. El ferry va a Ellis Island y hace una parada en la estatua y uno se puede bajar en ella a la ida o a la vuelta y permanecer en cualquiera de los dos destinos el tiempo que se quiera, hasta la salida del último barco.
Lo ideal es volver por la tarde para entrar en Manhattan con la puesta de sol y ver los rascacielos de Wall Street iluminados de rojo por el sol . El espectáculo es tan fantástico que casi solo por eso merece la pena esperar las largas colas y hacer el paseo en barco .
Abierto todos los días de 9 de la mañana a 5 de la tarde, excepto el 25 de diciembre. Los pasajes en ferry cuestan 12 $ para adultos y 5 $ para niños, y pueden ser adquiridos en Battery Park o en la Terminal del Ferrocarril del Parque Liberty State, en el lado de Nueva Jersey.
También se pueden comprar pasajes por teléfono o por Internet, con hasta seis meses de anticipación.
Telf. reserva: 1 877 523 9849; www.statuecruises.com/ ...-tickets#/
Es una de las visitas obligadas; la Estatua de la Libertad, además de ser el símbolo de la ciudad, conmemora la independencia estadounidense y da la bienvenida a los viajeros que, desde las épocas de las grandes migraciones, llegan a Nueva York por barco.
Fue construida en Francia, por el escultor Fréderic-Auguste Bartholdi, sobre una estructura diseñada por Eiffel, y regalada a Estados Unidos en 1886. En 1924 fue declarada Monumento Nacional y, desde entonces, millones de personas han visitado este inmenso faro de bronce, de 46 metros de altura, sin contar el pedestal, que tiene aproximadamente 16 pisos.
Aunque se puede utilizar un ascensor que llega justo donde termina el pedestal, muchos de los visitantes se atreven a ascender los 354 escalones, el equivalente a 22 pisos, hasta llegar a la corona de ``Miss Liberty´´- como se le llama cariñosamente en la ciudad de Nueva York - y deleitarse con la extraordinaria vista que se divisa del bosque de rascacielos del sur de la isla de Manhattan.
Los ferrys para llegar a ella salen de Battery Park, concretamente del Castle Clinton, aproximadamente cada media hora. Pero, sobretodo en verano, las colas, en medio de un sol de justicia, son insoportables, aunque luego el paseo en barco sea de lo más agradable. Hay que tener en cuenta que, para los norteamericanos, es el símbolo de la libertad y de la independencia de su país y que, todo estadounidense que visita la ciudad, obligatoriamente acude a la estatua.
Por otra parte, el ferry, que cuenta con un pequeño bar, realiza primero una parada en la estatua y prosigue después hacia Ellis Island, el lugar en el que estaban en cuarentena los emigrantes, antes de llegar a la ``tierra prometida´´. Y que también ese es otro lugar mítico para los norteamericanos porque la mayoría de sus ancestros pasaron por ahí. El ferry va a Ellis Island y hace una parada en la estatua y uno se puede bajar en ella a la ida o a la vuelta y permanecer en cualquiera de los dos destinos el tiempo que se quiera, hasta la salida del último barco.
Lo ideal es volver por la tarde para entrar en Manhattan con la puesta de sol y ver los rascacielos de Wall Street iluminados de rojo por el sol . El espectáculo es tan fantástico que casi solo por eso merece la pena esperar las largas colas y hacer el paseo en barco .
Abierto todos los días de 9 de la mañana a 5 de la tarde, excepto el 25 de diciembre. Los pasajes en ferry cuestan 12 $ para adultos y 5 $ para niños, y pueden ser adquiridos en Battery Park o en la Terminal del Ferrocarril del Parque Liberty State, en el lado de Nueva Jersey.
También se pueden comprar pasajes por teléfono o por Internet, con hasta seis meses de anticipación.
Telf. reserva: 1 877 523 9849; www.statuecruises.com/ ...-tickets#/