Partimos en nuestro coche desde Villabona, Guipuzcoa, a las 7h de la mañana y en 4 horas llegamos a Madrid, concretamente al Hotel Axor. Está al lado del aeropuerto y ofrecen aparcamiento de larga estancia. Es subterráneo, punto muy importante. Nos costó 16 días 85€. Además hay transporte gratuito mediante furgonetas que dejan en cualquier terminal del aeropuerto.
Así pues alrededor de las 12:30 nos presentamos en la terminal 4 y sin perder nada de tiempo facturamos las maletas. En la cola conocimos a una familia de Guipúzcoa que iba a Bali a surfear. Menuda envidia… me contaba que iba con 5-6 tablas de surf y para facturar le ponían mil trabas. Iban para un mes entero a surfear con sus 2 niños… qué pasada!!
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Compramos unas revistas y en poco tiempo nos subimos al avión. A las 15:35 despegó el gran avión y pusimos rumbo a Doha. Los asientos muy cómodos. Las azafatas siempre muy atentas. El viaje fue muy ameno ya que con la película “El hobbit” , estuvimos muy entretenidos por 3 horas, jeje. Llegamos a Doha 23:25 y tuvimos una escala de 1h 40min. Lo primero que dijimos al salir del avión: pero qué calor hace aquí!! Esto era lo que nos esperaba en 2 semanas: un calor sofocante. Conocimos un vecino guipuzcoano que vivía allí en Qatar y que trabajaba construyendo trenes. Nos contó muchas curiosidades sobre la vida en Qatar.
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Tras esta charla amistosa cogimos el siguiente vuelo esta vez sí a Bangkok. Llegamos, ya domingo, a las 12:05 (07:05 hora española) al aeropuerto Suvarnabhumi de Bangkok.
Control de pasaportes, recogida de las mochilas (como soplé aire mientras buscaba mi mochila entre las cintas) y como sonámbulos, madre mía que sueño teníamos, fuimos a la planta baja del aeropuerto a coger el taxi. Al ser domingo las carreteras estaban con menos tráfico de lo habitual sino seguramente optaríamos por coger el tren.
Pagamos 400 baths , casi 10€, por un taxi y en poco tiempo nos dejó en la misma puerta de entrada del “Furama Silom Hotel”. Este hotel está situado en la calle de Silom Road, perfecto para visitar el mercado nocturno de Patpong. Tiene una preciosa piscina en la azotea. Si se pernocta en este hotel es preferible pedir una habitación superior.
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Nos duchamos e hicimos una siesta de casi 2 horas. Ya podían venir los bomberos que no nos iban a despertar. Después de un visto y no visto, 2 horas, nos levantamos y con la cara todavía “moldeada” con la forma de almohada decidimos dar un paseo por el parque Lumpini. Cogimos el primer taxi en Tailandia y nos valdría para saber cómo se apañan para timar al turista. Acordamos el precio de 60 baths pero la sorpresa llegó cuando el taxista paró al lado de una sastrería y nos indicaba que nos metiéramos adentro para ver o curiosear un poco. No tardamos nada en darnos cuenta que el taxista se llevaba una pequeña comisión con el de la tienda. Con un rebote tremendo le dejamos plantado al taxista pagando 20 baths y nos acercamos a pie al parque Lumpini. Era la primera experiencia que teníamos con taxistas de Tailandia. De ahí en adelante nunca más se rieron de nosotros y en más de una ocasión tuvimos que bajar del taxista jurándonos en ebreo. Con tuk tuks no tuvimos demasiados problemas; siempre acordábamos el precio antes de subir pero con los taxis…. Aunque se les pedían que pusieran en marcha el taxímetro algunos hacían caso omiso.
Así pues llegamos al Parque Lumpini. Es un precioso parque donde se concentran familias enteras haciendo picnic, gente jugando al vóley-futbol, mucha gente practicando aerobic al aire libre… es un remanso de paz ante el tráfico contaminante de Bangkok. Paseamos por sus agradables jardines, dimos de comer a los lagartos anfibios de los pequeños estanques… qué bonito. La sorpresa llegó cuando a las 18h todo el mundo se paró para escuchar el himno nacional desde las megafonías. El respeto que tienen los tailandeses hacia sus reyes es digno de elogiar.
[size=18]Tras 2-3 horas de relax cogimos un tuk tuk y regresamos al hotel. Nos pusimos los bañadores y subimos a la azotea del hotel donde había una preciosa piscina con un pequeñito bar. Las vistas eran tremendas y disfrutamos de la puesta del sol casi en soledad. Las vacaciones en Tailandia empezaban con buen pie.
Tras una larga estancia en la piscina nos cambiamos de ropa y fuimos a conocer el mercado nocturno de Patpong, situado a 5 minutos a pie desde nuestro hotel en la calle Silom Road. Cabe destacar que principalmente en los mercados, nunca se debe aceptar un precio sin regatear. Habitualmente el precio de venta puede rondar entre el 30% y el 50% del precio inicial. En algunas ocasiones inflan aún más el precio para que esta norma no se cumpla. Si el precio que te dicen es ridículamente alto, contraataca con uno absurdamente bajo, así verás hasta donde pueden llegar.
Mucha ropa, calzado, artículos de decoración…. Casi ni se podía transitar por la calle, los chiringuitos casi ocupaban toda la acera!!
Decidimos cenar en un mexicano. Si si, suena raro en Tailandia pero al ser el primer día no queríamos experimentos.
Tras una vuelta regresamos al hotel donde al cabo de 20 minutos nos quedamos dormidos profundamente. Habíamos dado el gran paso de venir a Tailandia. Ahora a disfrutar!!