![]() ![]() EL VIAJE. 2ª PARTE ✏️ Diarios de Viajes de Peru
17. HUARAZ-LAGUNA DE LLANGANUCO. Después de despertarme temprano, salgo a la calle con la intención de comprar bollería, pan y algo de fiambre, tanto para desayunar como para comer. Al volver la dueña del hostal, me presenta a su hijo, un político...![]() Diario: PERÚ: DEL PACÍFICO AL MAPI, ENTRE DESIERTOS, GLACIARES, INCAS, Y PISCO SOURS⭐ Puntos: 4.8 (6 Votos) Etapas: 8 Localización:![]() 17. HUARAZ-LAGUNA DE LLANGANUCO Después de despertarme temprano, salgo a la calle con la intención de comprar bollería, pan y algo de fiambre, tanto para desayunar como para comer. Al volver la dueña del hostal, me presenta a su hijo, un político local en la oposición, que estudio una ingeniería en Barcelona, y con el que mantengo una conversación muy interesante sobre su país, sus gentes, el narcotráfico, la política, la colonización, el general San Martín y la independencia etc etc, todo ello con bastante neutralidad y amplitud de miras, alejado del sectarismo de alguno de los guías que hemos conocido. Hoy vamos a visitar el bellísimo Callejón de Huaylas, un estrecho y alargado valle aluvial de la Cordillera de los Andes, formado por el recorrido del río Santa. Este valle está rodeado por la Cordillera Negra al oeste y la ya mencionada Cordillera Blanca el este, para llegar hasta la Laguna de Llanganuco, en el Parque Nacional Huascarán. El guía se presenta, y nos propone un nombre para el grupo, con el fin de poder avisarnos cada vez que tenga que llamarnos. Yo propongo “los pisco sour”, pero no es aceptada mi propuesta, y es elegido el nombre mucho más prosaico de “las águilas”. Antes de llegar a la laguna, atravesamos varios pueblos del valle, en el que muchos de sus habitantes visten trajes tradicionales. Paramos en Carhuaz, famoso por sus helados de todos los sabores (naturalmente los probamos), y donde compramos un bello sombrero de mujer, y posteriormente en Yungay, población en la que, en mayo de 1970 se produjo un severo terremoto (de magnitud 7.8 en la escala de Richter), que sacudió el valle. Por efectos del fuerte movimiento telúrico, un enorme pedazo de material congelado se desprendió del nevado Huascarán , cayendo toneladas de rocas que descendieron hacia el valle a una velocidad cercana a los 200 km/h, borrando del mapa al pueblo de Yungay, y produciendo la muerte de casi todos sus habitantes. En la actualidad NuevoYungay está situado a un kilómetro del lugar y, en su emplazamiento original, existe un impactante memorial en recuerdo de la tragedia, que se ha constituido en una importante atractivo turístico del callejón (7 soles la entrada). Una infame pista sin asfaltar, serpentea durante más de 28 km hasta la laguna de Llanganuco, un idílico lugar con aguas de color turquesa, y soberbias vistas del Huascarán, el pico más alto de Perú con 6768 m, y otros picos circundantes. Damos una vuelta, y nos comemos el bocata al lado del agua, viendo el sol reflejarse sobre el glaciar del nevado Huandoy. De repente comienza a llover y volvemos al autobús para iniciar el regreso, efectuando varias paradas antes de llegar a Huaraz, una para comer en un restaurante de carretera, donde converso animadamente con una pareja peruana - el odontólogo, ella ginecóloga -, interesados en la crisis española; otra en un pequeño pueblo, para probar el manjar, una empalagosa crema parecida al cabello de ángel y, por último, en una tienda-factoría de cerámica, llegando a Huaraz con noche cerrada. Vamos directamente a la Brasa Roja, una excelente pollería en la que cenamos de maravilla, antes de volver al hostal a recoger el equipaje y despedirnos de la dueña. Nos comenta que su hijo también viaja esa misma noche a Trujillo, y además en la misma compañía que nosotros, aconsejándonos esperarlo unos minutos para compartir el taxi. Eso hacemos, y todos juntos llegamos en pocos minutos a la estación de autobuses, no permitiendo el joven que pagáramos ni un sol. El bus, como suponíamos, no es tan lujoso como los de Cruz del Sur, aunque podemos dormitar algunas horas, para llegar a las cinco de la mañana a Trujillo, la ciudad fundada con el nombre del lugar de nacimiento de Francisco Pizarro, el conquistador del Perú. 18. TRUJILLO No tenemos reserva de hotel, por lo que le indicamos a un taxista un par de hoteles que llevamos anotados, que resultan estar llenos. Continúa dando vueltas por una ciudad absolutamente dormida, y después de otro intento fallido, encontramos un lujoso hotel con habitaciones libres, aunque es un poco caro (160 soles), y el somnoliento recepcionista no admite rebaja, pero estamos cansados y decidimos quedarnos. Nos echamos una siesta mañanera, como diría mi padre, pero al levantamos e irnos a duchar, no hay asomo de agua caliente. Llamamos a recepción varias veces, pero siempre nos contestan con el “ahorita señor” sin conseguir arreglarlo por lo que, una hora después, recogemos las mochilas y nos marchamos, ante la comprensiva sonrisa del encargado. Al lado hay otros dos hoteles, y en uno de ellos nos quedamos por 75 soles la noche (no esta tan bien como el anterior, pero está limpio y es cómodo). Al salir a la calle vamos a un zapatero cercano, para arreglar unas botas de Rosi, a las que se le han despegado la suelas, y después nos dirigimos por una amplia calle peatonal, a la soberbia Plaza de Armas que alberga un colorido conjunto de edificios coloniales bien conservados. Visitamos un par de estas mansiones, en las que la entrada es gratuita, cambiamos euros en una oficina cercana, y contratamos una excursión para ir al día siguiente a las Huacas del Sol y de la Luna, y a la antigua ciudad de adobe de Chan-Chan (25 soles cada uno), antes de ir andando hasta el restaurante la Mar Picante (Húsares de Junín, 412), un enorme local lleno de parroquianos, que devoran enormes platos de ceviche y todo tipo de pescados y mariscos. Nosotros tomamos el magnífico ceviche especial, un plato con gambas, pescado blanco, cangrejo y vieras, que lleva en la parte superior una copa de cristal con ceviche de almejas. Sencillamente delicioso. Además, es barata incluso la cerveza (el ceviche, un chicharrón de pescado, y dos enormes cervezas por el irrisorio precio de 15 €). Al salir, cogemos un combi dirección la cercana playa de Huanchaco (1,5 soles), y oímos como nos dicen gringos, expresión a la que hacen referencia para referirse a cualquier extranjero (como nuestro “guiri”), y no solo a los norteamericanos, como creíamos hasta ahora. En media hora llegamos a una playa bastante animada, con muchos surfistas intentando coger la ola “buena” y familias enteras disfrutando del fin de semana, aunque sin ningún bañista. El rasgo característico de Huanchaco, es que los pescadores locales siguen usando las mismas balsa de junco de totora, representadas en la cerámica moche de hace 2.000 años. Se trata de unas estilizadas balsas, sobre las que se montan con las piernas colgando, de ahí su nombre de caballitos de totora. Tomamos unas cervezas en una terraza, y damos unas vuelta por el precario paseo marítimo, donde hay muchos chiringuitos vendiendo artesanía de mala calidad, antes de regresar en un bus que nos deja muy cerca del hotel, camino del cual compramos bizcochos de varias clases, que servirán de frugal cena. 19. TRUJILLO Ayer contratamos una excursión “full day”, para visitar dos importantes recintos arqueológicos, muestra de la existencia de importantísimas culturas pre-incas que se desarrollaron en los alrededores de Trujillo. Primero, visitaremos las denominadas Huacas del Sol y de la Luna, lugar que representó físicamente la capital de la cultura Moche desde el siglo I a.c al siglo IX d.c. Huaca significa lugar sagrado. El recinto muestra dos pirámides de adobe que, debido a la inclemencias metereológicas, se han convertido en barro, asemejando montañas naturales, en medio de la cuales se encuentran los restos sin excavar de la antigua ciudad. Comenzamos la visita por el cuidado museo del sitio, que merece mucho más tiempo del que nos dieron (desventajas de ir en grupo) y, después, entramos en la única huaca visitable, la de la Luna, que destaca por tener templos que fueron superpuestos y construidos en diferentes períodos. Con una base cuadrada de 87 m de lado y una altura de 21 m, todavía conserva interesantes pinturas murales de varios colores, y relieves donde se puede apreciar la divinidad moche llamada Ai apaec o dios degollador (con ese nombre debía causar pavor en sus enemigos), que siempre aparece caracterizado con un enorme cuchillo. En un altar ceremonial del último templo, fueron descubiertos los restos de 40 guerreros sacrificados. Igualmente, es posible visitar los patios y plazas ceremoniales de más de 1500 años de antigüedad. En uno de ellos era donde la población de la zona urbana circundante, podían ver la preparación para el sacrificio de los guerreros, aunque el sacrificio propiamente dicho sólo podía ser observado por las altas autoridades. Después de esta interesantísima visita volvemos a Trujillo, donde nos dejan una hora para comer, antes de visitar Chan-Chan, la que fue la mayor ciudad de adobe del mundo, con 20 km2. Entramos en un pequeño restaurante cercano a la Plaza de Armas, y pedimos un excelente cabrito y un decepcionante arroz con pato, una de las especialidades de la zona. Por la tarde, nos desplazamos a Chan-Chan, y tras un breve recorrido por su pequeño museo, cuyos objetos giran en torno al yacimiento y a la cultura Chimú, que floreció desde el año 700 hasta el año 1500 aproximadamente, cuando fueron sometidos por los incas (igual que hicieron con ellos los conquistadores españoles, a pesar de que algún guía poco neutral, transmita la idea de que los incas eran extraordinariamente generosos, y que más que someter, “convencían”, además de tener una sociedad igualitaria, donde no existía la esclavitud). De los 10 palacios originales, hoy sólo se visita el Complejo de Tshudi, cuyo elemento principal es un enorme patio ceremonial restaurado, cuyos gruesos muros interiores están decorados casi en su totalidad con dibujos geométricos. Al salir del mismo, junto al muro exterior que tuvo 12 m de altura, se ven algunas de las murallas más decoradas y mejor restauradas. Chan Chan debió de ser una visión fascinante, antes de que fenómenos como El Niño, y las fuertes lluvias erosionaran sus impresionantes muros de adobe. Lo que más me maravilla es la inmensidad del yacimiento, donde llegaron a vivir 50.000 personas, debiendo ser muy emocionante poder visitarlos sin turistas al atardecer, cosa que nosotros no podemos hacer (otra vez el inconveniente de ir en grupo). La excursión acaba en la playa de Huanchaco, que ya visitamos ayer, así que terminamos tomando unas cervezas enfrente de un agitado Pacífico, mientras el sol desaparece en el horizonte. 20. CHICLAYO A las 7 de la mañana estamos saliendo en autobús, con dirección a la ciudad de Chiclayo, al norte de Trujillo. Nuestro objetivo es conocer todo lo relacionado con el Señor de Sipán, un importante gobernante Moche, de la misma cultura que los habitantes de las Huacas de la Luna y el Sol que visitamos en Trujillo), y que vivió en el siglo III d.c. cuando nuestro país formaba parte todavía del imperio romano. El hallazgo de las tumbas reales del Señor de Sipán, marcó un importante hito en la arqueología del continente americano porque, por primera vez, se halló intacto y sin huellas de saqueos, un entierro real de una civilización peruana anterior a los incas. Hace años, una exposición itinerante con algunos objetos hallados en las excavaciones, recaló en Alicante y tuvimos la oportunidad de visitarla, así que teníamos curiosidad por conocer el lugar donde fue encontrado y, ver al completo el magnífico tesoro que guardaba en su ataúd. El museo Tumbas Reales, situado en la localidad de Lambayeque, y donde están la mayoría de los objetos hallados está cerrado hoy lunes, así que hemos pensado ir al yacimiento donde fue encontrado él y otros dirigentes mochicas, en la localidad de Sipán, y visitar también el pequeño museo existente. Un taxista nos lleva a un hotel recomendado por dos españolas residentes en Ecuador, que conocimos ayer, pero no me gusta nada la habitación, así que acabamos en el hotel Alejandra, donde disfrutaremos de una moderna y limpia habitación (60 soles). Después de instalarnos, vamos andando a una céntrica estación de transporte público, donde subimos a un desvencijado autobús destino Sipán. Una pareja de jóvenes peruanos, nos dice que hay un taxista que nos lleva a los cuatro por 60 soles, así que nos bajamos, en medio de las protestas y amenazas del conductor, recriminando al taxista que les “quite” los clientes. Una hora después llegamos al recinto, donde visitamos primero el museo, y después, casi en solitario, el lugar de los enterramientos denominado Huaca Rajada, otro recinto sagrado prácticamente desmoronado por la erosión. Algunas tumbas se han restaurado y reproducen con copias su aspecto original de hace más de 1.500 años, así el Señor de Sipán, estaba enterrado en un ataúd de madera rodeado de cientos de objetos de oro, plata, cerámica y piedras semipreciosas, así como su séquito, formado por su esposa, dos chicas, un joven, un jefe militar, un abanderado, dos guardianes, dos perros y una llama. En otra tumba cercana, descansaba el sacerdote, acompañado en su viaje a la otra vida por numerosos tesoros, varios niños, un guardián sin pies, y una llama sin cabeza, hechos a los que no se ha encontrado explicación. Hace calor, y después de tomar una coca-cola (no confundir con inka-cola), nos disponemos a regresar, aunque el autobús no pasa hasta dentro de un rato. Esperamos junto a la pareja de peruanos con la que llegamos en taxi, pero el bus no se detiene porque va lleno. El joven peruano nos propone coger entre los cuatro un motocarro (que es igual que los tuk-tuk asiáticos), para ir hasta una ciudad cercana, desde donde nos será más fácil encontrar un transporte para Chiclayo. Eso hacemos y, previo pago de 1 sol cada uno, nos acomodamos como podemos en el estrecho asiento, para alcanzar dicha población, donde rápidamente nos ofrecen un combi que terminará llevándonos a Chiclayo. Son las 15, 30 pero en Perú hay muchos restaurantes que abren solo por el día, hasta las 4 o las 5 de la tarde, así que paramos un taxi para ir al restaurante El Pescador, recomendado en la Lonely y bastante difícil de encontrar porque no tiene cartel (San José 1236). Allí probaremos un magnífico ceviche (que paradójicamente me sentará mal), un chicharrón de pescado crujiente, y una salada tortilla de raya. El importe fue de 70 soles con dos cusqueñas grandes. Regresamos andando al hotel, y me voy poniendo cada vez peor del estómago. Descansamos un rato, y salimos a pasear por una ciudad bastante oscura, llena de comercios enrejados, y sin ningún atractivo así que, dado mi estado, volvemos al hotel donde pasare una noche con bastantes visitas al baño...... 21. CHICLAYO Hoy es el día elegido para visitar el Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán, que se encuentra en la localidad de Lambayeque, a 11 km de Chiclayo (taxi 11 soles). El museo, inaugurado en 2002, es una construcción piramidal de color Burdeos inaugurado en 2002, especialmente diseñada para albergar los hallazgos de Sipán, que nada tiene que envidiar a los mejores museos del mundo. Cabe destacar su iluminación y algunos objetos deslumbrantes como unas placas pectorales de oro con representación de animales marinos, o las sandalias elaboradas con metales preciosos. A pesar de que mi estómago está todavía tocado, disfruto como un enano de la visita, y dos horas después salimos del recinto, encaminándonos a una zona de tiendas de artesanía que tiene poco interés, y a un mercado cercano, donde termino cortándome el pelo en una pequeña peluquería. Es medio día, así que volvemos a Chiclayo (11 soles, como en la ida. No le doy tiempo a pedir más al taxista), y le decimos que nos lleve a algún sitio donde vendan cerámica. Así lo hace, aunque el lugar es bastante cutre y no compramos nada. Es hora de comer, y me pido un caldito de gallina, que mi estómago malherido agradece, mientras vemos el comienzo del partido del Barca-Milán de la Champions. El bus que nos llevará a Lima no sale hasta las siete de la tarde, así que dado mi estado de flojedad decidimos ir a hotel, para negociar el precio de unas horas de habitación. Nos intentan cobrar un día, pero termino dejándolo en 40 soles por 3 horas, aunque nos darán una individual (¡que hija de su madre, la recepcionista!). Allí termino de ver el partido, y leemos un poco hasta que nos dirigimos en taxi a la estación de autobuses de Cruz del Sur. Compro algo para cenar en una pastelería cercana, me hago una brocheta callejera de anticuchos (corazón de vaca), que no se como le sentará a mi cuerpo, y esperamos para subir al autobús. 22. LIMA Los asientos son VIP, así que dormimos bastante bien hasta la llegada a los arrabales de Lima sobre las 6 de la mañana, aunque no alcanzaremos la estación de bus hasta 1,30 horas después, debido al enorme atasco matutino. Inmediatamente cogemos un taxi a Miraflores, donde hemos reservado habitación (12 soles, aunque el taxista se tendrá que conformar con 8,5, puesto que no llevamos más suelto y no tiene cambio) En el hotel María Luisa nos dicen que anularon ayer la habitación, sin darnos un motivo claro. Les montamos el pollo, marcándonos el farol de arruinar su credibilidad a través de Internet, y conseguimos que nos faciliten una habitación triple (que es la única que les queda) por el mismo precio, aunque no podemos ocuparla hasta la una de la tarde. Nos acercamos a un centro de artesanía próximo, donde hacemos las últimas compras, entramos en el museo del cacao, donde degustamos distintas variedades, y nos encaminamos a un restaurante del que tenemos muy buenas referencias, aunque llegamos demasiado pronto (es poco más del mediodía) y está cerrado, así que decidimos ir al Rincón del Bigote, que ya conocimos en nuestro primer día en Lima, y aunque no me atrevo con el ceviche, si que pedimos dos almejas marinadas, y un chicharrón mixto delicioso. Son cerca de las dos de la tarde cuando regresamos al hotel, momento en que está comenzando el partido Juve-Madrid, que veo en la habitación. Cuando termina, salimos a dar nuestro último paseo peruano; compramos algunas cosas en el supermercado (galletas, agua, caramelos, pan), tomamos unas birras en una terraza, y volvemos a la habitación donde prepararemos las mochilas, para regresar a casa al día siguiente. 23. LIMA-BOGOTÁ-PARÍS-MADRID El taxi para el aeropuerto nos cuesta 30 soles (pedía 50), y una hora después estamos en la terminal internacional. Embalamos las mochilas en una de las máquinas existentes (35 soles cada una, más que lo que cuesta en España), y como tenemos pocos soles, tenemos que pagar una parte con la tarjeta, y tomamos un avión con la compañía Taca con destino Bogotá, en cuyo aeropuerto tenemos que hacer escala. Aprovechamos para comprar algo de café y chocolate colombiano, antes de salir en dirección a Europa con un vuelo de Air France, cuyo un servicio a bordo es excelente, incluyendo incluso la posibilidad de tomar un delicioso champagne francés. Llegamos a París Con tiempo de sobra para tomar nuestro último vuelo, destino Madrid, ciudad a la que llegamos sin apenas darnos cuenta. El último sobresalto se produjo, cuando vimos como las mochilas llegaban sin el plástico con el que las habíamos embalados, por lo cual hicimos el correspondiente parte de incidencia, por si nos habían robado algo. En el exterior, nos esperan mi hermano y nuestro sobrino Marcos, dando por finalizada nuestra pequeña aventura sudamericana. Índice del Diario: PERÚ: DEL PACÍFICO AL MAPI, ENTRE DESIERTOS, GLACIARES, INCAS, Y PISCO SOURS
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