Aterrizamos en Osaka con puntualidad, a las 10.45 de la mañana.
Esta situación es extraña para nosotros porque, mientras que el año pasado llegamos a las 20.00 a Tokyo, fuimos a cenar y a dormir, esta vez teníamos que aguantar todo el día después de muchas horas de vuelo. En un principio no se hizo difícil, porque conseguimos dormir entre 5-6 horas en el vuelo a Osaka, pero fueron sueños intermitentes, así que tampoco descansamos mucho.
Pero ya estábamos allí y había que afrontar el día con ganas!

Una vez dejamos atrás el aeropuerto, cogemos el tren de la línea JR que nos llevaría directamente a la estación de Shin-Osaka. Aún no íbamos a activar el JRP7, así que tuvimos que pagar el billete.
Una vez en Shin-Osaka, previa cabezadita en el tren que nos llevaba, no nos cuesta nada encontrar nuestro hotel, ya que tiene una salida propia en la estación. Afortunadamente, nos dejan hacer el check-in y subir las maletas a la habitación antes de hora, así que perfecto.
Remm Shin-Osaka
El hotel es muy moderno. De hecho, hablando de memoria, creo que no lleva ni 5 años construido. Se encuentra justo encima de la estación Shin-Osaka y tiene entrada propia desde la misma estación.
La habitación bastante pequeña, cosa normal en el país, pero las vistas son muy bonitas. En la misma habitación podías disfrutar de un sillón con masaje que venía incluido en el precio de la habitación, y es algo que aprovechamos tooodos los días

Vistas del hotel (noche)

Una vez salimos del hotel, acompañamos a nuestros amigos al suyo para que hagan lo mismo.
Ya estamos listos para encarar el primer día de nuestra segunda visita a este gran país. El itinerario inicial será:

Nuestra primera visita será el Castillo de Osaka. Ya lo habíamos visitado en verano, así que decidimos ir sólo a verlo y no entrar en él. El parque que lo rodea está lleno de cerezos, y la gente aprovecha para reunirse con los amigos, pasarlo bien, beber, etc...

Personalmente, de los castillos que he visitado (Osaka, Kanazawa y Nagoya) es el que más me ha gustado, tanto por dentro como por fuera. Lo tienen muy bien conservado y cuidado.
El parque está bastante lleno de gente y cuesta un poco hacer una foto decente, pese a que lo que es el propio recinto del castillo no tiene demasiados cerezos. Para ser exactos, no vimos más que 3-4 cerezos en flor; no es que los demás estuvieran sin pétalos, sencillamente es que no había más cerezos en la zona cercana. Eso sí, los pocos que habían, preciosos.


No invertimos mucho más tiempo en el castillo, así que decidimos ir a nuestro segundo punto en el itinerario, Den-Den Town. Sííííí! Tarde friki y nada más llegar! Para los que no lo sepáis, Den-Den Town es como un mini-Akihabara, y ha sido uno de los sitios donde menos nos ha costado encontrar los muñecos que buscábamos, comparar tecnología, etc... totalmente recomendable!
Eso sí, antes de salir completamente del recinto del castillo, una foto panorámica del parque que rodea al castillo.

Moverse por Osaka es relativamente fácil, el metro llega a todas partes. Así que desde la estación Morinomiya cogemos el metro, y haciendo transbordo en Sakisuji-Honmachi, cogemos la linea Sakaisuji y llegamos a la estación Nipponbashi.
La zona de Nipponbashi no tiene, para mi parecer, nada en especial, excepto Den-Den Town. Visitamos varias tiendas de cómics, muñecos, juguetes, libros, música, y me vengo con un pequeño botín de muñecos.




No serían los últimos Transformers que me compraría en Den-Den Town

Cuando ya cada uno había finalizado con sus compras o visitas, nos fuimos a cenar a Dotonbori, uno de los distritos de ocio y restaurantes de Osaka.
La verdad que es un sitio curioso, lleno de gente que busca restaurantes, gente que promociona sus restaurantes, mujeres que promocionan 'servicios'...
Decidimos ir a cenar a algún sitio donde hicieran carne, para que mi novia, os recuerdo que es celíaca, pudiera probar algo de allí. Este fue el restaurante elegido.

Aquí probamos por primera vez el Ichibo. Es carne de vaca, de una zona poco común, que os recomiendo MUY mucho. Está muy buena y jugosa.

En este restaurante podéis encontrar todo tipo de carnes y de todo tipo de zonas. De hecho, una anécdota que tenemos es que, como nos guiamos por las fotos a la hora de pedir, pedimos un plato que tenía muy buena pinta pero que luego resultaron ser lenguas, tendones e intestinos... así que decidimos devolverlo y pedir steaks, pollo y el ya mencionado Ichibo.
Una vez cenados, volvemos al metro, dirección al hotel, nos duchamos, un masaje rápido en ese gran sillón que tenemos, y a descansar, que al día siguiente volveríamos a Kioto!
