Hoy toca otro día intenso, así que madrugamos y desayunamos en el hotel.
Nuestra primera visita del día es el Castillo de Haut Koenigsburg y a la llegada nos esperaba una sorpresa, una concentración de coches antiguos en la cuesta de acceso.
La visita al castillo es libre y está bien señalizada, nos lleva una hora y media aproximadamente y se ve mucho más movimiento que en los castillos del Rhin y el Mosela, esta es una zona muy turística. El precio de la entrada son 8 euros.
En el momento de su construcción, en el siglo XII, ocupaba una posición estratégica. Estaba destinado a vigilar las rutas del vino y del trigo en el norte, así como la de la plata y la de la sal de oeste a este. Los suecos lo dejaron en ruinas durante la guerra de los Treinta Años, y después quedó abandonado. En 1899, el emperador Guillermo II emprendió la tarea de reconstruir por completo el castillo con el objetivo de convertirlo en museo y, aprovechando la ocasión, en símbolo de la recuperación de Alsacia por parte de Alemania. Aunque de construcción reciente, el castillo respeta fielmente la arquitectura medieval. Resulta impresionante el refinamiento de sus salas interiores, con pinturas murales, muebles renacentistas y enormes estufas de hierro. En los sótanos se conserva una colección de armas de la Edad Media que incluye ballestas, espadas de todo tipo y armaduras.
Una vez acabada la visita, tomamos la carretera en dirección a Ribeauvillé, pero al pasar por Bergheim nos gusta lo que vemos y decidimos dar un paseo por este pueblo cuyas calles principales son muy agradables, están vacías de turistas y tienen varias pequeñas bodegas abiertas al público.
Tras esta parada, ahora sí, llegamos Ribeauvillé pero no sabemos si por la hora a la que llegamos, con todos los comercios cerrados, o por los encantos de tantos pueblos ya visitados, no nos acaba de encandilar aunque sigue siendo muy bonito.
Seguimos en dirección Riquewir, con sus preciosas casas de colorines y entramado de madera. Esta localidad se encuentra en el listado de los pueblos más bellos de Francia (www.les-plus-beaux-villages-de-france.org/ ...iquewihr-0 ) y con razón...
Se han hecho casi las 15h así que buscamos rápidamente un sitio para comer, al final de la calle principal, La Dime (Rue General de Gaulle 49, Riquewihr): jarrita de medio litro de vino de la casa, 1 tarte flambee, 1 choucrout garnie (carnes y choucrout locales), 2 cafés 48,50 euros.
Al ser un pueblo tan turístico, ha sido fácil encontrar donde comer fuera de hora. El problema es que vamos mal de tiempo, así que decidimos modificar nuestro plan inicial y dejar la ciudad de Colmar para una futura visita. Pero mirando el plano de la zona que nos había enviado la oficina de turismo nos damos cuenta de que estamos a una corta distancia del Memorial de la Ligne Maginot y como al Becairo le apasiona la historia allá vamos.
La Línea Maginot fue una línea de fortificación y defensa construida por Francia a lo largo de su frontera con Alemania e Italia, después del fin de la Primera Guerra Mundial con el fin de proteger Francia de otra posible invasión alemana. La línea no evitó la derrota de Francia al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1940. Por el contrario, las divisiones alemanas la rodearon y atacaron en la región de Sedán, en su extremidad occidental, de forma que los ejércitos aliados fueron cortados en dos. El error estratégico francés se basaba en la experiencia de la guerra de trincheras, que había forjado un paradigma bélico de grandes frentes de batalla estáticos. La introducción de nuevos elementos en el escenario, como las unidades acorazadas o la aviación de guerra, así como el uso de nuevas tácticas, hicieron que la línea Maginot pasase a la historia como uno de los fracasos estratégicos más costosos e inútiles.
El Mémorial de la Ligne Maginot du Rhin se encuentra en las afueras de Marckolsheim, justo cuando ya piensas que te has perdido... En el recinto hay vehículos militares y también un museo cuya entrada es de 2,5 euros (Enlace:
www.tourisme-alsace.com/ ...-Rhin.html )
Para acabar el día regresamos a Estrasburgo y cenamos de nuevo en La Bolee.