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Hoy vamos a ir a conocer las playas del sur de la isla.
Es el punto más alejado de La Passe, donde estamos alojados. Aun así no son más de 20-25 minutos en bici.
Para esta excursión hay que llevar bebida y algo de comer, porque no hay ningún sitio para comer.
Años atrás había un pequeño restaurante en Gran Anse pero se incendió y ahora mismo solo hay un pequeño bar con latas de bebida. Lo veréis justo al lado de donde dejéis las bicis antes de empezar el sendero.
La grandísima sorpresa fue encontrar al perrillo esperándonos en la entrada. A partir de ese momento no se separó de nosotros.
Hemos llegado a Gran Anse y empieza a llover, aún así la playa nos parece espectacular.
Aquí es mar abierto, no hay arrecife que frene el oleaje y con la tormenta se han levantado viento.
Os podéis bañar pero con mucha precaución que hay fuertes corrientes; lo advierten en un enorme cartel en 7 idionas,
Al final de la playa encontraréis bien señalizado el camino hasta Petite Anse, hay que subir y bajar una pequeña colina, no más de 5 minutos y llegaréis
El perro ha decidido no acompañarnos, se ha quedado a "vigilar" las bicis sabiendo que volveremos a buscarlas.
Esta playa es prácticamente igual a Gran Anse; realmente no sé por qué la llaman pequeña.
Ya ha dejado de llover y caminamos por la arena hasta el final de la playa.
Pues bien, el camino a Anse Cocos NO es por aquí.
Al principio de la playa veréis una cabaña de palmas y un sendero que conduce hacia el interior, que parece alejarse del objetivo pero es el camino correcto (hay que salvar un riachuelo)
Este tramo es un poco más largo, unos 15 minutos en total y hay que salvar la siguiente colina que es algo más alta.
No hay nadie y hasta creemos que nos hemos equivocado de camino, hasta que llegamos a esta indescriptible y solitaria playa
Uff, me encantó!
Va saliendo el sol y poco a poco los matices de azul del mar se van volviendo más intensos.
Esta playa también tiene oleaje y corrientes, lo advierte el rótulo, aunque menos que las dos anteriores, peeeeroooo. al final de la playa hay una piscina natural que forman las rocas.
Tuvimos la inmensa suerte de ser los primeros en llegar y disfrutar de esta cala secreta en el último rincón de esta preciosa isla
En el camino de regreso pudimos disfrutar de estas idílicas vistas
Efectivamente, el perro nos estaba esperando.
Una ducha y vamos a ir al punto más alto de La Digue, la colina Belle Vue para disfrutar de la puesta de sol.
Por Dios qué rampas!
Imposible subirlas con la bici, en serio, imposible, así que dejamos las bicis tiradas en una curva debajo de un árbol y seguimos el ascenso andando (recuerdo haber leído en un diario que todo el mundo hace lo mismo)
En unos 10 minutos encontraréis el desvío, que está indicado como Cafeteria Belle Vue (hay que pasar por en medio y es casi obligada la consumición, que por supuesto apetece después de la subida)
Lástima de nubes que no nos dejarán disfrutar de la puesta de sol
Desde el bar tenéis unos 15-20 minutos más hasta la cumbre donde sí vale la pena subir y ver las vistas en 360º con las islas más pequeñas y deshabitadas, verde intenso sobre azul
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que aumentan nuestras ansiedades viajeras!
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