Por la mañana nos tocaba volver a Budapest. Había sido una excursión breve, de algo menos de 48 horas, pero que aprovechamos bastante. Y tengo que decir que tenía pocas expectativas puestas en Viena y me gustó. Tras el desayuno, terminamos de recoger las maletas y nos fuimos dando un paseo por Marienhilfer Strasse hasta la Westbahnhof. Esta calle es la más comercial de Viena, está llena de tiendas, muchas de ellas las mismas que se pueden encontrar en cualquier ciudad europea.
Nos montamos en el tren, y esta vez sí que nos tocó cambiarnos (2 veces) de sitio porque había gente que tenía reservado los asientos que habíamos ocupado. Al final acabamos haciendo el viaje separados, pues el tren iba lleno. Nos habíamos sentado en asientos donde arriba ponía “Viena-Budapest”. Pues bien, esos estaban ocupados. Los libres eran los que arriba no ponía nada.
Llegamos a la estación de Kelleti, y nos montamos en el metro para llegar al apartamento donde nos alojaríamos los dos próximos días: Quality Point Apartments. Están cerca de la parada de metro Oktogon, a un par de calles de la Ópera. Nuestro apartamento aún no estaba listo, así que dejamos las maletas y nos fuimos a comer. Estábamos al lado de la plaza Liszt Ferenc Tér, que está llena de restaurantes y terrazas de todo tipo. Comimos en el restaurante Menza, muy recomendado en el foro. Es un restaurante de calidad, y para los que viajen en plan low cost, hay un menú del día por 1090 florines (3,60 euros) sin bebida, bastante simple pero muy bueno y con el que no te quedas con hambre. Incluye un primero, que es una sopa distinta cada día, bastante contundente, y un segundo que no nos pudimos acabar, que era un guiso húngaro de pasta y patatas.
Después de comer volvimos al apartamento, a la hora que nos habían dicho, pero aún no lo habían preparado, y nos tocó esperar un rato más. El apartamento es grande y bastante bien equipado (cocina completa con horno, lavadora, plancha,...). No estaba mal, pero la limpieza era regular. Las cosas “normales” estaban limpias, pero el horno y el congelador, por ejemplo, estaban muy sucios.
Nos acomodamos y salimos para la visita de esa tarde: la Ópera de Budapest. La visita es guiada en varios idiomas, y cuesta 2900 florines. Si se quiere un miniconcierto al final, consistente en un par de arias, 600 florines más, y 500 florines por hacer fotos. La visita no estuvo mal, y el edificio es precioso. Pero si se va en temporada de ópera creo que es mejor pagar una de las entradas baratas (3 o 4 euros), para ver el patio de butacas, que es lo más bonito y poder ver el ambiente del sitio.

Cuando terminamos, ya no nos daba tiempo a ver la gran sinagoga, que era la otra visita que teníamos pendiente (cierra a las 16:30), así que nos dedicamos a pasear tranquilamente. Bajando por Kiraly utca vimos muchos bares de ruina, pero no entramos en ninguno. Entramos en un pasaje que comunica varias calles, el Gozsdu Udvar, muy curioso, con cantidad de bares y restaurantes. Y nos sentamos en uno de ellos a tomar una cervecita, que nos merecíamos un poco de relax. Hay que tener cuidado al sentarse en las terrazas de los bares, porque a veces se confunden la terraza de uno con la de otro, y la happy hour no es igual para todos. Eso nos pasó y creíamos que nos iban a cobrar un precio y luego fue otro.
Continuamos con nuestro paseo, siguiendo la orilla del Danubio, con paisajes preciosos al atardecer. Cruzamos el Puente de las Cadenas, para llegar al Parlamento cuando hubiesen encendido las luces. Aprovechamos para comprar algunas cosas en un supermercado que hay en Batthyány tér (que por cierto, compramos la mitad porque un señor nos perseguía diciendo que iban a cerrar en 5 minutos, que nos fuésemos). Cuando salimos del super, nos encontramos con la preciosa vista del Parlamento iluminado.
Seguimos caminando hasta llegar a la Isla Margarita para ver el espectáculo de la fuente musical iluminada. Llegamos a la mitad de la última función (es a las 21:30), y si de día es preciosa, de noche más, aunque ya habíamos perdido el factor sorpresa. Dejo un vídeo, perdonad por la mala calidad de la imagen y el sonido.

Hicimos unas fotos nocturnas desde el Puente Margarita y cogimos el tranvía de vuelta al apartamento. Cenamos unas porciones de pizza por 250 florines antes de subir y a descansar que al día siguiente nos íbamos de excursión.