Hemos disfrutado mucho de este viaje, a pesar de las circunstancias y de llevarlo poco preparado. La consecuencia de esto es que nos hemos dejado cosas por ver. Por ejemplo, en Budapest nos hubiera gustado ver la Gran Sinagoga por dentro, o subir al Monte Gellert. Sin embargo, hemos disfrutado de paseos por ambas orillas del Danubio y de algunas cervecitas en plan relax, que también viene bien.
En Viena sabíamos que nos íbamos a quedar muchas cosas por ver, ya que solo estaríamos dos días escasos. Aun así creo que aprovechamos bien el tiempo y nos llevamos una buena idea de lo que es la ciudad. De Viena me quedo sobre todo con sus zonas verdes, muchas y muy bien cuidadas, aunque los jardineros de Budapest eran más creativos utilizando los colores y formas de las flores. También me gustó el hecho de que tuvieran fuentes de agua potable en los principales sitios turísticos. La ciudad es muy bonita, los palacios son una pasada, y un paseo por cualquiera de las calles del Ring es una delicia. Sin embargo, me pareció que era un poco ciudad-museo, enfocada a la figura de Sissi. Finalmente acabas un poco cansado de que todo se relacione con la figura de la emperatriz, y eso que nosotros no visitamos su museo.
En Budapest tuvimos más tiempo de tomarle el pulso a la ciudad que, a pesar de haber muchísimo turista, se veían por las calles más residentes de la ciudad. Quizá tenga que ver con que el centro histórico es más amplio y las cosas a visitar están más separadas. Así que, lo quieras o no, ves más la vida de la ciudad. En cierto modo me gustó más, porque hay más variedad de estilos, y porque el edificio del Parlamento es una auténtica maravilla. Nos deleitamos observándolo por dentro y por fuera, de día y de noche…
Otro contraste importante entre las dos ciudades es que Viena es bastante más cara que Budapest. La capital húngara es barata hasta para el bolsillo de un español. Y eso que las entradas a los sitios turísticos están subiendo poco a poco. Se han dado cuenta de que los turistas europeos occidentales y japoneses tienen poder adquisitivo.
Me llamó la atención en ambas ciudades que la gente es un poco guarrilla. Me explico, no tenían reparos en dejar los restos de picnics y “botellones” tiradas en cualquier sitio. Sobre todo en Budapest, se veían las papeleras hasta arriba y se recogían poco. Vale que en España no somos precisamente un ejemplo de limpieza, pero uno espera que la gente sea más civilizada en Centroeuropa.
Los conductores de Budapest nos parecieron un poco temerarios. Nos acojonamos un par de veces, a punto de ser atropellados, una de ellas por un camión de bomberos que se subió a la acera por donde íbamos pasando. Y las sirenas, ¡les encanta ir con la sirena encendida!
Los horarios en Budapest eran bastante tardíos. Podías encontrar supermercados abiertos hasta las 10 de la noche y restaurantes abiertos hasta tarde. En Viena a partir de las 8 dejaba de verse ambiente en las calles, a excepción de la zona del Ayuntamiento, donde había una especie de festival gastronómico y proyecciones de vídeos.
Como en todas las ciudades turísticas, te asaltan por la calle intentando ofrecer servicios para turistas. En Budapest los más pesados eran los de los autobuses hop-on hop-off, vamos los autobuses descapotables que hacen la ruta turística. En Viena, los chavales disfrazados de Mozart vendiendo entradas para conciertos, ¡estaban en todos sitios!
PRESUPUESTO
En total el viaje nos ha salido por 896 euros para dos personas:
Vuelos: 209 euros
Hoteles:
• K9 Residence en Budapest: 119 euros 3 noches
• Kolping Wien Central, en Viena: 115 euros 2 noches con desayuno
• Quality Point Apartments, en Budapest: 83 euros 2 noches
Tren Budapest-Viena-Budapest: 79 euros (con dos días de transporte público incluido)
Transporte público en Budapest: 15 euros
Autobús a Ezstergom y Szentendre y vuelta en barco: 25,5 euros
Entradas a monumentos: 108,5 euros
Hotel y parking en Madrid: 82 euros
Gasolina a Madrid: 60 euros
Faltaría incluir los gastos de comida y bebida, que fueron aproximadamente de 250 euros.
Espero que el diario os sea útil, o al menos os haya entretenido. Nos vemos en el próximo viaje
