Buenos días.
Hoy, el último día, tenemos varias visitas distantes unas de otras. Empezamos buscando, y sabíamos que estaba cerca de nuestro hotel, el famoso hombre colgado de un palo en un tejado, y lo encontramos, está en la calle Husova, cerca de la Capilla de Belén, que por cierto, no os perdéis nada si no la véis.


Bajamos por Narodni hacia el río y vimos unos edificios muy bonitos, fachadas decoradas y con relieves magníficos.


Continuamos por la orilla del Moldava en dirección a Visehrad. Pasamos por el edificio danzante otra vez

y continuamos hacia Emaus, monasterio eslavo destruido en un ataque aéreo americano y reconstruido con un diseño más moderno. Al lado está el Monumento Nacional de los Héroes. Dimos la vuelta para entrar al monasterio pero estaba cerrado.


Pues caminando poco a poco, ya estábamos al lado de Visehrad. Subimos la última cuesta y ya entramos en la ciudadela. El recinto es muy grande y fuimos paseando pegados a la muralla viendo las vistas.

Llegamos a la Iglesia gótica de San Pedro y San Pablo


Es preciosa por dentro, parecida a la de San Vito, es más pequeña pero tienes las paredes y techos decorados, muy bonita.


Al lado está el cementerio, es espectacular, hay algunas criptas y sepulcros muy originales y llamativos, otros más pomposos, hay de todo. Vimos la del compositor checo Dvorak.



Seguimos paseando un poco y empezó a llover bien, y aprovechamos para comer en un pequeño restaurante que hay dentro del recinto. Después, ya buscando la salida, pasamos por una pequeña iglesia románica circular, dicen que es el edificio más antiguo de Praga.

Resumiendo, nos gustó Visehrad.
Ahora vamos a Petrin, cogimos el metro naranja (línea C) pero al bajarnos en Namesty Pavlova para coger el tranvía 22 o 23 que nos deje al pie del funicular, vemos un poco más allá la Catedral de Namesti Miru, pues eso, que nos alargamos a verla. No sabemos por qué no es conocida y es bonita, estilo gótico con unas hermosas vidrieras y retablos de madera preciosos.

Allí mismo cogimos el tranvía, nos dejó al lado del funicular pero entramos antes en un café para desaguar y tomarnos un cafecito, una cafetería muy curiosa. Lo que estáis viendo es el techo de la cafetería ¿eh?

Sí, todo lo que se ve está pegado al techo. Cogemos el funicular y cuando vamos a entrar al edificio de la base de la torre está cerrado. Vemos el letrero y dice que abierto hasta las 17 y son las 16:40 así que no entendemos. Se asoma una señora desde dentro y nos señala la letra más pequeña (como en los contratos) donde dice que se pueden sacar tickets hasta las 16:30 y que a las 17 todo el mundo fuera. Así que lo sepáis, en invierno, además de abrir solo sábados y domingos, subid antes de las 16:30 de la tarde.

Y el laberinto de los espejos exactamente igual.

Total, que como con la tupida arboleda no se veía casi nada para sacar alguna foto desde las alturas, optamos por volvernos e irnos hacia la Casa Municipal para disfrutar del Carmina Burana.

Y damas y caballeros, qué gozada, hay que quitarse el sombrero, qué maravilla, se nos saltaban las lágrimas, los pelos de punta, magistral, fabuloso. Un colofón espectacular para nuestra visita a Praga.

Al terminar fuimos paseando hacia la Plaza del Ayuntamiento de Stare Mesto

Y bajamos por la calle Kaprova, íbamos buscando U Rudolfina para ir a cenar. Cenamos estupendamente, muy buena las varias Pilsner Urquell que nos tomamos.
Y nos marchamos al hotel para ir preparando las maletas ya que al día siguiente abandonábamos, tristemente, Praga.
Tenemos que volver, sin lugar a dudas, Praga se merece un aplauso
