Salimos temprano del hotel y caminamos por el barrio de Psiri que ya estaba muy animado con todos sus comercios abiertos y su característico olor a especias. A lo mejor, no es el barrio más lujoso para alojarse, pero sí un barrio muy vivo y surtido de graffitis.
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Decidimos desayunar en una terraza un helado de yogur con trozos de melocotón y melón y con virutas de chocolate, que era enorme ( 6,50 Euros). Estaba buenísimo!!!
Cuando acabamos nos acercamos a la Plaza Monastiraki para visitar la Biblioteca de Adriano que está bastante ruinosa, pero... a nosotras nos gustó.
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Conserva restos de mosaico en el suelo y, también, de la iglesia cristiana más antigua de Atenas.
De camino al Ágora Romana pasamos por una tienda de recuerdos. Nos gustaron unas ánforas y preguntamos el precio. El dueño nos dijo que si pagabas con tarjeta eran más caras, pero si pagabas en efectivo te hacían descuento (un 30 ó 40%).
Ya en el Ágora Romana, decidimos no entrar porque la Torre de los Vientos se encontraba tapada porque estaba en obras

Seguimos a nuestro próximo objetivo: ver el barrio de Anafiotika en la falda de la Acrópolis, justo encima del barrio de Plaka. Pasamos muchiiiiiiiiiiiiisimo calor. Nos pareció que estaba bastante deteriorado y con muchas casas abandonadas y llenas de graffitis ( la crisis que acaba con tó). Pero... merece la pena acercarse para ver este pintoresco barrio que fundaron albañiles llegados de la isla cíclada de Anafi.
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Después volvimos a Monastiraki y compramos fruta en uno de los puestos que hay allí (un plátano 0,40 Euros). Y fuimos a ver el Mercadillo.
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Luego, vimos el Mercado de Antigüedades con muebles muy curiosos y nos acercamos a la tienda " Melissinos Art" de las famosas sandalias hechas a mano por el famoso poeta Stavros Melissinos, que ahora regenta su hijo. Está en la calle Agias Theklas 2 en Psiri.
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Nos entró el hambre y fuimos a comer al Thanasis en la zona de restaurantes de Monastiraki. Había un montón de gente, así que nos compramos dos gyros de pollo para llevar (2,10 Euros cada uno) y nos sentamos a comer en la plaza donde en un kiosko nos compramos dos botellines de agua (0,50 Euros cada uno).
Cogimos el metro línea 1 verde (1,40 Euros cada billete) para ir hasta el Museo Arqueológico Nacional y nos bajamos en Omonia y , desde allí, fuimos caminando.
Estaba abierto de Lunes a Domingo de 8 a 20 h; nos costó 7 Euros por persona (los bolsos y mochilas se dejan en la consigna, al igual que en el Museo de la Acrópolis).
La visita nos llevó unas 2 horas aproximadamente ( y, eso que lo vimos rápido).
Nos gustó mucho la Colección privada Stathatos, las Ánforas Panatenaicas y los Frescos Minoicos de Akrotiri.
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Volvimos a coger el metro en Omonia y nos bajamos en Thisio y caminamos un poco hasta llegar al Keramikos. En la entrada sacamos una botella de agua de la máquina (0,35 Euros). Y comenzamos la visita: cementerio, la calzada de las tumbas, la Puerta Sagrada y la Puerta Dípylon por donde pasaba la Procesión Panatenaica para venerar a la diosa Atenea. Entramos también en su pequeño museo.
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Total, que entre estos dos días, nos recorrimos todo el Paseo Histórico peatonal que son casi unos 4 km y que une los sitios arqueológicos más importantes de Atenas

Dicho esto... volvimos a Thisio donde hay un montón de puestos donde venden cuadros, pendientes, pulseras... y hay una zona de terrazas bastante lujosillas. Nos tomamos un helado de yogur con miel (1,50 Euros). También había muchos músicos callejeros que te amenizaban el paseo

Subimos por Apostolou Pavlou para acercarnos a la Colina de Filopapos o de las Musas para ver el atardecer y fotografiar la Acrópolis. Pasamos por la Prisión de Sócrates , el Santuario de las Musas y, ya arriba, el monumento a Filopapos. En esta colina el héroe Teseo luchó contra las Amazonas.
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Esta subida no es ningún paseo, cuesta algo subir y hay escalones ( no se lo recomendaría a gente mayor, gente con dificultad para caminar o con sillitas de niño). Hay bastantes perros callejeros por allí sueltos, no hacen nada, pero al que no le gusten los perros igual no le hace mucha gracia. Eso sí, las vistas merecen la pena.
Volvimos por Adrianou hasta Monastiraki, estábamos muy cansadas y cenamos unos bocatas en el hotel. Preparamos las maletas porque al día siguiente nos teníamos que dar un buen madrugón para ir al Puerto del Pireo.