29 DE SEPTIEMBRE. EL DISTRITO FINACIERO. ✏️ Diarios de Viajes de USA

Me despierto a las 7:30h y he dormido como un bebé. Hacía años que no dormía así. Como ya es rutina nos arreglamos y bajamos a desayunar, tan fuerte como de costumbre en estos días. A estas alturas, los gofres me salen bastante bien, pero no terminan de quedarme perfectos. La previsión meteorológica para hoy es de nubes y claros, más nubes que claros y las temperaturas van a sufrir una ligera caída.

Hoy vamos a visitar el barrio financiero, para lo que hemos elegido un día laborable, habiendo de este modo más vidilla. Salimos del hotel pasadas las 8:00h y como de costumbre bajamos la 43 con dirección a Grand Central Terminal. ¡BUENOS DÍAS SEÑOR CHRYSLER! ¡QUÉ BIEN LE VEO HOY! ¡COMO DE COSTUMBRE! En Grand Central tomamos un tren correspondiente a una de las líneas verdes de metro, con dirección downtown. Esta vez tomamos una línea exprés, que nos deja en dos paradas en la estación de City Hall-Brooklyn Bridge.

Al salir, llaman inmediata y poderosamente la atención 3 cosas. El enorme espacio que se abre hacia el este que anuncia la presencia del puente de Brooklyn; El Municipal Building, al norte, de 40 plantas, uno de los edificios administrativos más grandes del mundo, se encuentra coronado por la escultura en bronce Civic Fame, que refulge con el sol; Por último, el City Hall Park, que se abre al oeste.

Atravesamos el parque, que aunque pequeño, resulta muy agradable. Pasamos por delante del ayuntamiento (City Hall), pero se encuentra absolutamente enmascarado por lonas y andamios. Otra restauración, lástima, de nuevo.



Desde el parque se divisa el Woolworth Building, que se yergue orgulloso en Broadway, a escasos metros. Maravillosa obra de 57 pisos, de estilo neogótico y adornado con pináculos y ornamentaciones propias de edificios religiosos, fue el edificio más alto del mundo desde 1913 hasta 1931. Nos acercamos para entrar a ver el vestíbulo, que debe ser precioso, pero un cartel muy grosero en la entrada nos indica que los turistas no somos bienvenidos. Una auténtica pena ya que me hubiera gustado contemplar la famosa escultura caricaturesca del autor abrazando su obra.


Al otro lado de la calle, en Park Row, se alza el Park Row Building, de 29 plantas, considerado como el rascacielos más antiguo del mundo, construido en 1899. Mucha gente cree que ese título le corresponde al Flatiron Building, pero éste data de 1902 y además es más bajo. El Park Row fue el edificio más alto del mundo desde su inauguración hasta 1907, fecha en que le sucedió el Singer Building, demolido a la postre.


Bajamos por Broadway hasta la Saint Pauls’s Chapel, también en restauración, apenas se puede apreciar nada. Exteriormente debe parecerse a la estupenda Saint Martin in the Fields de Trafalgar Square, Londres. Es la iglesia más antigua de la ciudad, y ha superado desastres de la magnitud del incendio de Nueva York de 1776, que afectó a la mayor parte de la ciudad y la caída de las torres gemelas, cuando se erigió como lugar de asistencia y primera atención de los heridos.


Torcemos hacia el oeste por Fulton Street y nos acercamos a ver los avances del nuevo WTC. El nuevo One World Trade Center ya está acabada y resulta imponente. El nº 3 ya ha arrancado y tiene la estructura de 3 o 4 pisos, mientras el nº 2 parece que tiene lista su cimentación. La nueva estación del tren del WTC está muy avanzada (Transportation Hub). Diseñada por Calatrava, se supone que se inspira en una paloma de la paz, pero a mí me parece como casi todo lo que hace Calatrava, un pez lleno de espinas. Espero que, por lo menos, éstos tengan suerte y no se les caiga nada. El WTC lo dejaremos para más tarde.



Bajamos por Broadway hacia el sur y giramos hacia el este en Maiden Lane para bajar hasta encontrarnos con el Banco de la Reserva Federal. Bajamos hasta la Louisse Nevelson Plaza para tener una buena perspectiva. El Banco de la Reserva Federal contiene, en cámaras acorazadas situadas por debajo del nivel del río, las mayores reservas de oro del mundo, se estima que con un valor de mercado de más de 90000 millones de dólares. Antaño las transacciones en oro entre los diferentes países se realizaban cambiando el oro de celda en el interior de este banco. Si se reserva con suficiente antelación se puede hacer una visita guiada en la que te enseñan las cámaras con el oro.


Desde esta plaza se tiene una magnífica visión del fantástico Trump Building (antiguo Bank of Manhattan) que rivalizó con el Chrysler Building por ser el edificio más alto del mundo y de hecho lo consiguió durante más o menos un mes. De nada sirvieron las protestas, ni las alusiones a que éste disponía de una mayor altura útil. El vertex del Chrysler se impuso finalmente.


Subimos por Liberty Street para rodear el One Chase Manhattan Plaza. Queremos acceder a la plaza exterior del edificio pero está cerrado por vallas. Después de hablar con el vigilante me deja pasar para hacer alguna foto y me adentro en la plaza para apreciar mejor la escultura Group of four trees, en blanco y negro y conformada enteramente por mareantes líneas curvas. Desde la plaza se puede contemplar el estupendo American International Building. Apenas llevo 5 segundos en la plaza cuando de detrás de la escultura asoma un descomunal hombre, al que apenas entiendo cuando habla, que insiste groseramente en que me marche. Da igual que el otro me haya dejado pasar, está cerrado hasta el próximo miércoles y punto. Otra vez la Asamblea de la ONU.

Subimos por la Cedar Street hasta el Cubo de Isamu Noguchi, en el HSBC Bank Building y bajamos por Broadway por delante del Equitable Building (1915), de 38 plantas, con planta en forma de H y sin retranquear. Como consecuencia se disminuyó mucho la circulación de aire y luz en su entorno lo que fue el detonante de la Ley de Zonificación de 1916, según la cual todos los edificios debían disminuir su superficie a medida que crecían en altura.

Seguimos por Broadway y el asfalto de la calle está totalmente abierto, y la gran cantidad de gente y el tráfico entorpecido por las obras dificultan bastante nuestro desplazamiento. Comienzo a lamentar haber decidido venir a esta zona en día laborable.



Llegamos a la Trinity Church y su precioso cementerio. Tanto este cementerio como el de la Saint Paul’s Chapel son los más antiguos de la ciudad con tumbas del s. XVIII. Las lápidas son sencillas losas trabajadas toscamente en muchos casos. El edificio, consagrado en 1846, dominó el skyline neoyorkino durante casi 50 años. Las puertas de bronce de la iglesia muestran escenas de la biblia, algunas dedicadas al Apocalipsis.



Enfilamos por Wall Street, el corazón financiero del mundo. La imagen de la calle con la Trinity Church al fondo, resulta impactante. El nº 1 de Wall Street es otro edificio precioso (hay muchísimos). En el cruce con Broad Street se produce un ensanchamiento. En él se produce un maravilloso encuentro. La bolsa de Nueva York (New York Stock Exchange), sobran los comentarios, el Federal Hall y el Edificio J P Morgan.



El Federal Hall fue el primer capitolio de EEUU y aquí fue nombrado George Washington como primer presidente. El interior contiene una exposición de objetos de época. En su exterior se encuentra una estatua de George Washington en bronce. La vista de la NYSE desde la escalinata es estupenda.


EL Edificio J P Morgan es un hito en el barrio financiero. Construido en 1913, destaca sobre todo por ser un enano de 4 plantas rodeado de gigantes. La ausencia de ornamentación y su techo plano también son sus señas de identidad. De cualquier forma el edificio se diseñó robusto para poder soportar añadidos en altura, de ser necesario. En 1920 sufrió un atentado bomba pero la estructura aguantó perfectamente.


Seguimos bajando por Wall Street y pasamos frente al Trump Building, pero ya sin perspectiva de observación. Un poco más adelante torcemos hacia el norte por Pearl Street para asomarnos al American International Building que nos lleva acompañando toda la mañana desde diferentes lugares. Se trata del edificio más alto del barrio financiero sin tener en cuenta el WTC.


Bajamos Pearl Street hasta el cruce con Coenties Slip. Nos situamos al lado de la manzana más antigua de Nueva York, la única del s. XVIII. Nos damos la vuelta y el skyline hacia el norte es maravilloso, dominado por el nº 11 de William St, con sus teselas amarillas en la fachada, y por el nº 20 de Exchange Place muy acompañado por el Trump Building y el American International Building. Hacia el sudeste se abre el Memorial de los Veteranos de Vietnam.


Bordeamos la manzana por Water Street y subiendo por Broad Street nos topamos con la Fraunces Tavern, local donde George Washington se despidió de sus oficiales al terminar la guerra. Fundada en 1812, en 1860 fue adquirida por un antillano llamado Fraunces del cual adopta su nombre.



Cruzamos por Bridge Street hasta Whitehall Street por donde ascendemos hasta el Browling Green, el parque más antiguo de la ciudad, cuyo enrejado original data del s. XVIII. Hacia el sur se alza el precioso Museo Nacional de Indios Americanos. Al norte del parque se emplaza el famosísimo Charging Bull, gigantesco toro de bronce que apareció un día, así como por arte de magia delante de la NYSE. Finalmente fue trasladado aquí, y se ha convertido en la sensación de los turistas. Algunos, sobre todo las señoras, disfrutan de ser retratados en compañía de los genitales de este fabuloso animal.



Bajamos por State Street, bordeando Battery Park que han destrozado por completo. Una enorme porción ha sido levantada y parece que están habilitando huertas, que huelen maravillosamente a albahaca.

Llegamos a la terminal de Ferris y decidimos entonces, al ver a varios comerciales, interesarnos por los paseos en helicóptero. Hablamos con 3 comerciales diferentes y todos se parecen bastante. El recorrido de 15 minutos, desde el helipuerto del Downtown, siempre pasa por la Estatua de la Libertad ascendiendo por el río Hudson hasta el límite sur de Central Park, y vuelta por el mismo recorrido hasta el helipuerto. Conseguimos que bajen el precio hasta los 157 $ por cabeza, impuestos y tasas de helipuerto incluidos y ¡ALLÁ VAMOS!

El comercial nos acompaña al helipuerto, situado frente al Memorial de los Veteranos de Vietnam, y él mismo nos hace el control de seguridad antes de acceder. En el mostrador pagamos, y tenemos que esperar aproximadamente 25 minutos hasta que subimos a bordo. Previamente nos proporcionan un chaleco salvavidas y nos dan unas breves instrucciones de seguridad. A bordo nos anclamos con cinturones, nos ponemos los auriculares y ¡a volar!



La ascensión es increíblemente suave, vamos ganando altura y la perspectiva comienza a ser genial. Resulta maravilloso ver esta ciudad desde el aire. Pasamos por Governor’s Island hacia Liberty Island y Ellis Island. La estatua se ve pequeñita desde esta altura. La vista del Dowtown, lo mejor. Se ven todos los principales hitos arquitectónicos a ambas riveras del Hudson hasta llegar a Central Park. El piloto que nos había saludado cordialmente al comienzo, nos da breves descripciones de los lugares por los que pasamos pero no le hago mucho caso. La vista es lo importante. De regreso el aterrizaje es aún más suave que el despegue y salgo como en una nube. Maravillosa experiencia.


Al terminar el paseo en helicóptero nos desplazamos a la terminal de ferris de Staten Island. Ésta es una línea que todos los días utilizan miles de personas para desplazarse a Manhattan, tal y como lo hacía Melanie Griffith en la película “Armas de Mujer”. A principios del s. XX los derechos de explotación de la línea pasaron a la administración local a cambio de que su precio no fuera superior a 25 centavos. Finalmente y debido a lo engorroso de un cobro de cuantía tan pequeña, la línea se vuelve gratuita en 1997. Hay que subir por las escaleras mecánicas y esperar a que se abran las puertas, sin necesidad de billetes o mediación de taquilla alguna. Las puertas se abren y nos desplazamos directamente a popa, en la parte superior. Se pueden apreciar los muelles de amarre del barco, todos conformados por viejos pilotes de madera que emergen de las aguas para abrazar y proteger el casco de la nave.



Zarpamos en dirección Staten Island, y poco a poco los muelles se van alejando y la vista del Downtown se va abriendo y ganando en perspectiva. Es precioso, me deja sin palabras. Las vistas de la bahía son igualmente bellas. Comienza a aparecer el puente de Brooklyn y un poco más tarde el resto de puentes del East River. Ahora ya se puede ver todo el sur de Manhattan, New Jersey, y el barrio de Brooklyn. Comenzamos a acercarnos a las islas, Ellis Island primero y Liberty Island después. La vista de la Estatua es un poquitín lejana pero está muy bien. Me quedo embobado viendo cómo se aleja suavemente, muy poco a poco. Maravilloso. Poco antes de llegar las vistas de Manhattan son ya demasiado lejanas. Finalmente llegamos a Staten Island pero poco antes de llegar vemos como zarpa el de vuelta. Lamentablemente tenemos que esperar.

La terminal de ferris de Staten Island es como un gran centro comercial. En la sala de preembarque hay dos peceras de gran tamaño, con multitud de individuos de diferentes especies. En una de ellas incluso se puede disfrutar de la visión de unas buenas pirañas. Tenemos que esperar hasta las 15:00h para tomar el ferry de vuelta y, como he mencionado, nos toca esperar. Decidimos comer alguna cosa para aplacar el gusanillo en espera de comer adecuadamente en Manhattan. Me compro una porción de pan de maíz, una especie de bizcocho con sabor a canela y jengibre, que hay que reconocer que está bastante bueno.


Finalmente embarcamos y buscamos asiento en la borda de babor, para tener vistas, de nuevo, de la Estatua de la Libertad. La vuelta, al igual que la ida es muy tranquila y agradable. La única lástima es que el día está bastante nublado y desluce un poco, pero igualmente lo pasamos en grande.



Al llegar nos introducimos en medio de la corriente de gente y nos vemos arrastrados hacia la salida de la terminal, hacia el Battery Park. Recibe este nombre por el conjunto de baterías instaladas a principios del s. XIX para proteger el Fuerte Clinton, todavía visible en el parque. Parte del parque está en obras, totalmente levantado. Otra parte ha sido transformada en huertas. Paseamos hasta el Memorial de la II Guerra Mundial. Una serie de monolitos de piedra con el nombre de todos los caídos por parte de las fuerzas armadas yanquis. En el centro de todo el conjunto, un águila de piedra. Continuamos hacia el Fuerte Clinton, que antaño estaba situado en una isla pequeña e independiente, pero un relleno permitió que se incorporara a Manhattan. Actualmente es usado por la compañía Statue Cruises como centro logístico. Seguimos hacia el paseo fluvial del Hudson pero el acceso está cerrado por obras.



En nuestro camino de salida del parque nos topamos con la Sphere, escultura que antaño decoraba la plaza existente entre las dos torres gemelas del WTC, que actualmente se encuentra un poco abollada y deslustrada, y con el memorial de la guerra de Corea. Salimos hacia Bowling Green y nos desplazamos a lo largo de Battery Place para pasar al lado del edificio de los ventiladores del túnel de Battery Park. Este edificio es usado en la trilogía “Men in Black” como entrada a los Cuarteles Generales de la Agencia.



Desde Battery Place nos incorporamos a la Esplanade, el paseo fluvial del Hudson en Battery Park City, una urbanización construida como terreno ganado al mar con el destierre de las torres gemelas del WTC original. Es un paseo genial, precioso, con una bella vista del río Hudson y Jersey City, con la Goldman Sachs Tower, de 42 plantas, acompañada por un horrendo reloj con el logo de COLGATE. Nos cruzamos con mucha gente durante nuestro recorrido hasta llegar al elegante Puerto de Yates de North Cove, donde Leonardo DiCaprio atraca su lujosa embarcación en “El Lobo de Wall Street”. Detrás del puerto aparece el World Financial Center, complejo de edificios de oficinas, en cuyo centro se sitúa el Winter Garden, un enorme y fantástico atrio de unos 10 pisos de altura, cubierto de cristal a modo de invernadero, que alberga tiendas, parterres y árboles, y se une con sus convecinos edificios del Financial Center mediante galerías. Un paso elevado en su interior permite una perspectiva sobre el 9/11 Memorial. Caminamos por distintos pasillos y terminamos en el vestíbulo del Four World Financial Center, los cuarteles generales internacionales de la banca de inversión Merrill Lynch. Muy amablemente nos indican la salida y hacia allí nos desplazamos.


Aparecemos en Vesey Street desde donde podemos ver en toda su magnificencia el One World Trade Center. Muy esbelto y bello, totalmente acristalado se trata de un prisma cuya base está girada respecto de la cara superior 45 grados, formándose así 8 triángulos isósceles en su superficie. Tiene, hasta su azotea, la misma altura de las azoteas de las viejas torres gemelas, pero repartida en 104 pisos en lugar de los 110 originales, sirviendo así como homenaje a estos emblemáticos edificios que lamentablemente ya no podemos disfrutar. En la parte más alta se dispone una larguísima aguja, que le atribuye una altura total de 1776 pies, la fecha de la Declaración de Independencia yanqui, por lo que también es un homenaje a la fundación del país.



Bajamos por West Street hasta la entrada al 9/11 Memorial. La verdad es que han hecho un buen trabajo con este solar, donde finalmente han construido una plaza con muchos árboles y dos enormes fuentes cuadradas que dejan caer el agua al interior en forma de cortinas y se encuentran rodeadas por un friso con los nombres de todas las víctimas de los atentados del 11 de septiembre. De vez en cuando una flor en alguno de los nombres desvela el triste recuerdo de alguna de las víctimas. Las fuentes tienen el tamaño y la ubicación exactos de las plantas de las torres gemelas del WTC original. Entre todos los árboles destaca un peral, superviviente de la demolición de las torres, que casi se muere por una plaga. Ironías de la vida. Desde la plaza también se pueden ver, el Museo del 9/11, y el Four World Trade Center, de elegantes proporciones.

Se nos ha vuelto a hacer tarde y con el estómago tiritando ya por el hambre decidimos coger algo en el lujoso MacDonald’s del Financial District y ver en directo ese piano situado sobre la puerta de entrada. Volvemos a Broadway a través del Zuccotti Park y ascendemos hacia el norte para encontrarnos con el local. Es curioso pero todas las grandes avenidas de Manhattan discurren perfectamente de norte a sur, a excepción de Broadway, la más larga de ellas que traza parte de su recorrido en oblicuo respecto de las otras. Esto es porque sigue el trazado de un antiguo sendero indio llamado Wickquasgeck. Curiosidades aparte, entramos en el MacDonald’s y ni rastro del piano. Ahora hay una mesa de mezclas y un pinchadiscos cutre, y de glamour nada de nada. Un vulgar MacDonald’s en el que permanecemos lo imprescindible y nos vamos después de haber satisfecho nuestra acuciante necesidad.


Volvemos al City Hall Park que rodeamos por el oeste y avanzamos por Chambers Street hacia el este encarando el magnífico Municipal Building. A la derecha dejamos el Old New York County Courthouse, también llamado Tweed Courthouse en “honor” a un alcalde corrupto (William Tweed, llamado the Boss) que a mediados del s. XIX, lideró una red clientelar en la ciudad para saquear las arcas públicas de forma sistemática y este edificio fue parte de ese juego. Su factura se engordó endiabladamente y terminó costando unos 13 millones de $, ¡en su época! Fue condenado y finalmente, después de haberse fugado de la cárcel terminó muriendo en la misma.



El cielo se ha cerrado mucho, parece que va a llover, pero aún así nos adentramos en el extraordinario Brooklyn Bridge. No tengo palabras para describir las sensaciones que me produce el hecho de estar aquí. La vista de la ciudad, tanto del Downtown, como del Midtown, como del vecino Manhattan Bridge, como…, es inigualable. El puente es inigualable. Cruzamos sus 2 km casi sin enterarnos. Pero hay que tener cuidado con el bicicarril, puesto que no he visto en mi vida ciclistas más agresivos.


Al salir del Puente, bajamos por Washington Street hasta Plymouth Street, en Brooklyn. Es el tercer barrio de Nueva York que visito hoy, je je je. Entramos en el Main Street Park y nos unimos a la gente que ya se ha acomodado en las gradas que hay al pié del Manhattan Bridge, para contemplar la increíble puesta de sol sobre el Puente de Brooklyn y el Downtown. Fotos, fotos y más fotos. ¿Qué más puedo decir? Una belleza.



Continuamos el paseo hasta el Empire Fulton Ferry y seguimos avanzando hasta el Brooklyn Heights Promenade, desde donde se puede apreciar el South East Seaport.

Ya caída la noche nos dirigimos al interior de Brooklyn Heights pasando junto a los famosos restaurantes The River y Grimaldi’s. Avanzamos por Hicks Street, y en el cruce con Pineapple Street hay unas barreras que impiden continuar por la calle. ¡Están rodando una escena de una película o serie! Curioso pero todo el tramo de calle está lleno de coches aparcados de los 60’s. Nos vemos obligados a rodear por Pineapple Street y bajamos por Henry Street hasta la estación de metro de Clark Street, la única estación de metro que conozco en la que el único acceso se realiza a través de ascensor. Son casi las 20:00h y decidimos dar por finalizado el recorrido turístico e ir de compras al Century 21, al que se accede desde Dey Street y Cortland Street. Desde Clark Street una parada hacia el Uptown por las líneas rojas 2 o 3 y nos apeamos en Wall Street. Caminamos por Wall Street, Broadway, Zuccotti Park, Trinity Place y entramos el Century 21 por Cortland Street.

Yo no soy mucho de compras pero mirando empiezo a ver cosas que me gustan. Lástima que tenga menos de una hora. Elijo 3 pantalones vaqueros, 2 de ellos Levi’s que me cuestan 28 $ y una gorra de los yankees, que me apetecía desde hacía tiempo, por 15 $. Y aunque hay muchas más cosas que me interesan no hay tiempo para más y nos vamos.


Al final, el tiempo ha aguantado y volvemos a la estación de metro de City hall-Brooklyn Bridge, y en 2 paradas exprés llegamos a estación de metro Grand Central-42 st mediante una línea verde 4 o 5.

De vuelta al hotel paramos en un local llamado Wok to Walk en la 43 con la 3ª avenida para comprar unos riquísimos noodles con pollo de los que damos buena cuenta en la terraza del hotel justo antes de retirarnos a dormir, que mañana también hay que madrugar.

Continuará.