Nos levantamos por fin a una hora prudente, las 8.30, aprovechamos para hacer la colada en la Guest House y comemos por el barrio.
Aprovecho para recomendar una cadena de restaurantes: Yayoiken. Es de esos restaurantes con una máquina de tickets en la entrada, de las que eliges lo que quieres, echas el dinero, te sale el ticket y te sirven.
Es de precio medio (800Y de media), no es de lo más barato que puedes encontrar en Japón, pero para hacer una comida diaria está muy bien, todos los menús incluyen arroz sin límite, ensalada y sopa de miso, y el principal a elegir.
Muy muy muy bueno, además hay varios y nosotras teníamos la capacidad de ir encontrando restaurantes de la cadena por todas las ciudades que íbamos, incluyendo Hiroshima, Osaka y Kioto!
En Tokyo hay uno en la avda principal de Shin Okubo, el barrio coreano, cae muy cerca de Shinjuku y hay bastante ambiente en fin de semana. También había otro justo al lado de nuestra Guest House, aunque a nosotras nos vino caído del cielo no pongo indicaciones porque dudo que paséis por ahí.
En Kyoto hay uno justo al lado de la estación principal, saliendo por la puerta que de enfrente de la consiga de maletas, mirando de frente a la consigna a la derecha, justo en la esquina.
Después de comer nos fuimos hacia el barrio tradicional de Tokyo, Asakusa.
Hacia el medio día todas las tiendecilla de alrededor del templo estaban cerradas, pero tiene su encanto ver el barrio con pocos turistas.
Cuando llegamos al templo había bastante gente, como viene siendo habitual en todos los lugares turísticos de Japón.
El templo es precioso, y los jardines y pagodas que hay alrededor no tienen nada que envidiarle.



Aprovechamos para sacar unos palitos de los que te leen la fortuna y unos papeles, perfectamente preparados para turistas con tu buena o mala predicción traducida al inglés.
La nuestra fue mala, así que la colgamos en una especie de tendedores donde dejas el papel para que se el aíre se lleve la mala suerte.

Seguimos dando una vuelta por el barrio, parando para comer un crepe en unos de los miles de sitios de crepes de Japón.
Son expertos en hacerlos con todo tipo de cosas que puedas imaginar dentro, incluso tarta!!

Después de la merienda volvimos para ver el templo iluminado (merece la pena esperar) y dar una vuelta por los puestecillos que ya habían abierto.




Desde la boca de metro de Asakusa se puede ver la famosa caca dorada ( símbolo de la empresa de cerveza Asahí ) y la torre de Tokyo, así que podéis aprovechar para sacar la foto de rigor.
Una etapa muy bonita del viaje y un barrio que no os podéis perder.