Cuando has vivido un día tan completo, intenso y apasionante como el narrado en la anterior etapa la noche es muy corta porque entre la belleza del atardecer y del amanecer, una terraza que se extiende hasta un limpio horizonte que refleja uno de los mantos de estrellas más nítidos y brillantes que se pueden ver y la excitación de las emociones vividas, cuesta mucho conciliar el sueño. Además viajar a finales de junio y en julio te permite disfrutar de largos y cálidos días, lo que supone un extra para ver más cosas y, por contra, una garantía de cansancio y ojeras

Con esa premisa, intentamos dormir unas horas (en una comodísima cama, por cierto) y tras ver amanecer, medio desde la cama, medio desayunando desde la terraza de nuestra cabaña, nos dirigimos a la Milla 13 de la carretera 163.
Los versados en viajes por la zona, frikies o cinéfilos en este momento sabrán de lo que hablo. Para los profanos explicaré que en ese punto exacto Forrest Gump decidió dejar de correr. El destino es caprichoso y las decisiones de Forrest más, pero Robert Zemeckis sabía bien lo que hacía rodando ese momento en ese lugar.


Tras arriesgar la vida haciendo todo tipo de fotos frikies (la cabra tira al monte

Desde la 163 sale un desvío a la izquierda hacia Goosenecks State Park, a poco más de 10 minutos de Mexican Hat. Éste es otro parque estatal de Utah y, por tanto, no es válido el Pase de los Parques Nacionales. La tasa es de 5 dólares por vehículo y por ese precio podéis admiraros con los caprichosos meandros que hace el Río San Juan en este punto. A esta sucesión de curvas las llaman Cuellos de cisne y veréis distintos tipos de embarcaciones navegando por el río (al igual que ocurre en Horseshoe Bend).
Es una visita relativamente rápida, pues se trata de recorrer los miradores existentes y las diferentes perspectivas de las formaciones. Una foto para que os hagáis una idea:

Sobre si merece la pena o no acercarse para verlo, pues como todo es una decisión muy personal. Si tienes tiempo y te coincide de camino, a mí me parece interesante y curioso. Pero entiendo que no sea un imprescindible para las personas que van con el planning muy ajustado. A nosotras nos gustó poder verlo.
Después de los meandros del Río San Juan la ruta continuaba hacia Muley Point Overlook. Para llegar hasta aquí hay que desandar la carretera de Gooseneck y coger la 261 por Moki Dugway y, aunque sólo son 27 kilómetros supone unos 3 cuartos de hora. ¿Qué cómo es posible? Pues porque aunque es una carretera para ir con la boca abierta cada metro que recorres, con unas vistas de infarto y un valle espectacular, la carretera (sobre todo las últimas 5 millas) convierte en una verdadera autopista el loop de Monument Valley

A medida que vais subiendo os vais maravillando en cada curva, el valle que dejáis abajo se extiende por kilómetros y kilómetros, a lontananza (qué gran palabro

Para mí merece totalmente la pena arriesgar la integridad de las ruedas (y del resto del coche) por conocer este mirador. En un día claro la visión es mayor y creo por la orientación que la mejor luz será por la tarde, pues lo veréis con mayor contraste, pero incluso por la mañana nos dejó alucinadas.

Tras una mañana tan completa y llena de contrastes nos esperaban 217 kilómetros y 2 horas y 40 minutos de trayecto hasta Moab, puerta de entrada de varios parques, los 2 más importantes: Arches y Canyonlands.
En vista de que íbamos a pasar 3 noches en este epicentro que es Moab y que iba a ser nuestro centro de operaciones para visitar tantos lugares maravillosos, decidimos buscar un hotel cómodo y agradable, casi era un apartamento, con una zona de estar, una zona de “cocina” (microondas, nevera y congelador, cafetera…) y hasta un jacuzzi! Tras nuestra experiencia recomendamos totalmente el Kokopelli Lodge.
Quisiera hacer un paréntesis para contaros que en Utah el Kokopelli es un icono. Si os interesa más profundizar en su mitología os dejo con la entrada de la Wikipedia.
Yo me vine encantada con mi colgante de Kokopelli

Tras hacer el Check In y comer, como aún era temprano, decidimos dedicar la tarde a 2 parques: Dead Horse Point y [url=http://www.nps.gov/CANY/planyourvisit/index.htm.]Canyonlands[/url]

El primero es un Parque Estatal de Utah, por lo que el Pase de los Parques Nacionales no es válido. Para entrar debéis pagar una tasa de 10 dólares, y en este caso se deja dentro de un sobre donde escribiréis los datos del coche y la fecha.
Éste es un tema también para abrir el interesante debate sobre la opuesta idiosincrasia entre los americanos y nosotros (y siempre hablando a nivel general de temas culturales y educacionales).
Se critican muchos aspectos de la cultura americana (probablemente con razón), pero no se suele hablar de sus aspectos positivos, y éste del que voy a hablar a continuación es uno de ellos.
Probablemente si aquí ponemos un sistema cuyo funcionamiento consiste en que cuando metes una moneda se abre una vitrina en la que hay 20 periódicos y tú debes coger uno de ellos, que es por el que has pagado, y volver a cerrarlo se presenten varios escenarios posibles: que mires alrededor a ver dónde está la cámara, que cojas unos cuantos o avises al que tienes al lado para decirle que coja uno que son gratis o que la vitrina se ha estropeado, que incluso hagas negocio de ello y revendas unos cuantos o, incluso, puede que se dé el afortunado caso en que cojas uno y cierres la vitrina


Bien, pues ese es sólo un ejemplo de alguna de las cosas buenas que tienen los americanos, no es que sean mejores personas o más honestas, pero carecen de esa “picaresca” y “pillería” que parece nosotros tenemos incrustada en nuestra huella genética (entiéndase la licencia cómica que no pretende crear cátedra ni creerse dogma alguno. Pero los estereotipos tienen una parte de realidad, o no?

¿Qué pretendo explicar con todo este rollo? Pues que los anglosajones, generalmente, llegan, ven una caseta vacía, paran, bajan y ven que la tasa es de 10 dólares, rellenan el sobre, meten el dinero y el sobre en su sitio (que puede estar abierto como vimos en las Kanarra Falls, con lo cual cualquiera podría robar la recaudación), ponen el resguardo en el salpicadero y continúan felizmente su camino para recorrer el Parque.
¿Qué hacemos nosotros? No puedo generalizar porque hay muchas personas, nosotras mismamente, que seguimos exactamente los mismos pasos.
Pero, aunque no podemos hablar por todos, sí podemos hacerlo de otras 2 posibles opciones que hemos visto en este viaje en diferentes momentos, y, como no, realizadas por compatriotas

El primero se corresponde con: bajo, miro alrededor, no veo a nadie y continúo mi camino esperando que no me pillen; y el segundo (y éste lo vimos en este parque) se corresponde con la mencionada “picaresca” de: bajo, miro alrededor y cuando pienso que nadie me ve cojo un sobre, le quito el resguardo y lo pongo en el salpicadero, por supuesto sin pagar y, como no, con una sonrisa de suficiencia y de “soy más listo que los demás”.
No es éste el lugar de hacer un debate moral, ni quiero que el tono del diario sea ese (nada más alejado de mi reflexión que hacer un juicio ético), pero sí quisiera evidenciar que en todos los lugares tenemos cosas buenas y cosas no tan buenas y que viajar es una de las mejores maneras de sacudirnos los prejuicios y mirarnos en diversos espejos para salir de nuestro “ombliguismo” habitual.
Las personas que habéis viajado, también por vuestros países, sabéis mejor que nadie que hay ocasiones en las que una siente que lo que paga por entrar en un lugar, sea natural o no, no repercute en absoluto por mantener o mejorar las instalaciones, servicios o atención que recibe; pero, en general, en EEUU sí tienes la sensación de que cada céntimo que pagas se ve reflejado, de alguna manera en los parques naturales, nacionales, estatales o de otra consideración. Muestran bastante más respeto, cuidado, protección y hasta devoción que la que vemos, más veces de la que nos gustaría, por estos lares. Y para mí, eso es digno de admiración y de deseo de contribuir con el precio de mi entrada para preservarlo y contribuir con mi granito de arena para que otras personas y, espero, generaciones venideras puedan disfrutarlo y emocionarse como yo lo he hecho antes.
¿Y qué ofrece un parque como Dead Horse Point para que merezca la pena pagar 10 dólares? Además de vistas cómo éstas:


Escenario de películas como el final de Thelma y Louise o el inicio de Misión Imposible 2, invita a los sentidos a experimentar un gran cañón más casero y accesible, y tan cercano que se puede tocar. Pero a la vez tan espectacular y profundo como su famoso “hermano mayor”.
Se puede disfrutar en coche, por una carretera escénica, parar en sus impresionantes miradores o andar por alguno de sus trails. Si estáis por la zona de Moab (a menos de 40 minutos) no debéis perdéroslo. Aunque sea dedicarle un par de horas y parar en algún mirador o en el Visitor Center a disfrutar de un café helado con estas vistas (ahhh, y de regalo nos permitió ver, por primera vez en el viaje, el vuelo de un montón de colibrís):


Frotándonos los ojos porque llevábamos un 2x1 de días perfectos aún nos quedaban unas horas para poder redondear una jornada preciosa de la mano de Canyonlands National Park (aquí sí es válido el Pase de los Parques Nacionales), a 20 minutos de Dead Horse Point. Para seguir con el hilo cinéfilo decir que aquí tuvo lugar la acción, real y ficticia, de 127 horas.
Este Parque se divide en 3 zonas principales y una zona del río Colorado (no hay ninguna carretera que las una), la superior de Island in the Sky, la media de The Maze y la inferior de The Needles. Plano:

La primera parte, la más accesible y visitada, es la que recorrimos nosotras totalmente maravilladas. Hay partes a recorrer en coche y otras a través de diversas rutas de senderismo.
Nosotras optamos por los dos trails que más nos apetecían: el de Mesa Arch y el de Grand View, primero por su grandeza y segundo por los colores y contrastes del atardecer.
Declaración de intenciones: Estoy completamente enamorada de este parque

No creo que haya mejor marco en el mundo que el de Mesa Arch. Qué atardecer! Recomendación importante: que no se os olvide el antimosquitos!


Y qué explicar de Grand View que no diga ya su propio nombre. Las luces del atardecer no hacen más que mostrarlo en todo su esplendor.

En esta época el sol dura tanto tiempo, que aún en nuestra vuelta hacia Moab pudimos disfrutar de los colores del crepúsculo acompañándonos el viaje. Una delicia!

Las 2 siguientes jornadas, que se corresponderán con la siguiente etapa del diario, iban a transcurrir en Arches National Park y con esa ilusión, y el recuerdo de lo vivido, nos acostamos en el fantástico apartamento de Kokopelli Lodge.
