MARTES 6 OCTUBRE DE 2015
Había visto varias veces que en los hoteles de Disney, al hacer el check in, se asignaba un turno de desayuno, pero en nuestro caso lo único que nos habían dado eran unas tarjetas para cada día de estancia que teníamos que entregar en el restaurante cada mañana, así que Paula era la que decidía el horario. No se despertó hasta las 09:00, y ahí fue cuando descubrimos que esas tarjetas que nos habían dado en recepción SÍ que especificaban una franja horaria concreta para desayunar, pero me extrañaba que no nos lo hubiesen avisado. De todas formas, no nos pidieron nada (ni siquiera el número de habitación), al entrar así que pensamos que importaba mucho a la hora a la que bajásemos.


El desayuno está bien. Hay café, té y chocolate. Hay un poco de bollería variada, zumos (de máquina) y algo de fruta. Más que suficiente para empezar el día. Mucha gente se queja de poca variedad, pero si yo, puedo desayunar más o menos como en mi casa, dándome además algún pequeño capricho (los croissants estaban muy buenos), pues ya me doy por satisfecho. Había también una zona donde preparaba huevos, tortillas, bacon y demás cosas calientes, pero eso ya era de pago (entre 2 y 5€ según lo que se pida).



Seguíamos con lluvia que, a ratos era de intensidad, así que lo primero que hicimos esa mañana fue ir al parque de bolas para que Paula jugase un rato, y casi nos tenemos que quedar allí porque no había quién la sacase… Decía: “no quiero ir a Disney. Quiero quedarme en el parque de bolas”.
Lo tengo muy clarito...
Como llegó un punto en el que había salido por fin el sol, tuvimos que convencerla para ir al parque y, cuando ya estábamos aparcando el coche, me di cuenta que se me habían olvidado las entradas en el hotel, así que no tuve más remedio que dar media vuelta a toda velocidad mientras Asun y Paula me esperaban en la entrada. En 20 minutos estuve de vuelta. Lo bueno era que ya me sabía el camino de memoria.


Nada más entrar vimos a Goofy y nos pusimos en cola para nuestra primera foto. Estaban acordonando toda esa zona, y nos dijeron que era porque a la una empezaba el desfile de Halloween, y como solo quedaban 20 minutos, decidimos esperar allí para verlo.
Empezando con ritmo


Cuando pasaron todas las carrozas, seguimos con las fotos con personajes y el turno esta vez fue para la gata Marie de los Aristogatos. Avanzamos por la galería de la izquierda y, al salir casi nos damos de morros con Stich, así que otra foto más para el saco y, como teníamos hambre y no había muchas ganas de marearnos, comimos en el Caseys Corner que estaba justo a nuestro lado.




Básicamente solo tienen perritos, pero ya teníamos asumido que nuestra dieta esos días iba a ser de ese estilo. De ahí, seguimos hasta la atracción de Buzz Lightyear, pero en esta ocasión a Paula no le gustó mucho y lo único que quería era que terminase pronto.
De paseo por Adventureland tocó el turno de la foto con Jack Skellington. Con el paseíto posterior, Paula se durmió y aprovechamos para tomar un café y un strudel de manzana en Au Chalet de la Marionnette.



Cambiamos a Discoveryland y, cuando se despertó fuimos a una de las atracciones que más ilusión me hizo a mí de niño la primera vez que visité Disney muchos años atrás (seguramente al poco de abrir el parque): Autopía. La peque se lo pasó de miedo al volante.

A toda pastilla!!
A las 17:30 comenzó el desfile de “La Magia de Disney”, pero el sitio elegido para verlo no fue el mejor, así que decidimos que al día siguiente buscaríamos otra ubicación. Hubo un par de amagos de lluvia, pero apenas se quedaron en 4 gotas si se comparaba con lo que nos había caído encima el día anterior.
Para terminar, entramos en el Laberinto de Alicia y en el Vuelo de Peter Pan y, como ya eran casi las 19:00 y en apenas una hora comenzaba el espectáculo de Dreams, fuimos paseando tranquilamente para encontrar un sitio desde donde verlo. Intentamos hacernos una foto con Minnie, pero no nos dejaron ponernos en la cola porque ya era muy tarde, así que acabamos comprando unas palomitas y esperamos a que comenzase el show. Había bastante gente, pero lo vimos todo muy bien. Cuando terminó, todo el mundo se apelotonó hacia la salida y nosotros pensamos quedarnos un rato por el Village hasta que se calmase un poco todo el jaleo, pero al final el cansancio pudo con nosotros y regresamos al hotel.



Sueños
Esta noche tocó cena en el buffet y, aunque no era como para tirar cohetes, fue de agradecer ver una selección de comida algo más variada y “sana”.


