Nuestro vuelo, con nº VY6481 y operado por Vueling, sale puntualmente a las 10:30 con destino a Roma desde el aeropuerto de Santiago de Compostela. El viaje dura escasas 3 horas y salvo por unas fuertes turbulencias que movieron un poco el avión a la altura de la ciudad romana de Lugo, el viaje fue perfecto. A pesar de ello aterrizamos en el aeropuerto de Fiumicino con 20 minutos de retraso ya que, al parecer, por unas fuertes lluvias la operatividad del aeropuerto se vio mermada y tuvimos que hacer tiempo en el aire esperando a que nos asignaran pista de aterrizaje.
Habíamos reservado el día anterior los traslados de ida y vuelta desde el aeropuerto a la estación Termini con la compañía TAMBus por 4€ persona/trayecto. A pesar del retraso del avión, llegamos con tiempo a la dársena de autobuses. Ese día pareciera que era el día de los retrasos, ya que a pesar de que los billetes eran para las 14:00 el autobús que nos tenía que llevar al centro de Roma no salió hasta pasadas las 14:30. Dicho sea de paso los autobuses de las demás compañías también lo hicieron con retraso. Por otro lado, a pesar de indicar que tienen acceso wifi en los autobuses, no conseguimos hacer que funcionara.
Eran casi las 16:00 cuando hicimos el check-in en el Hotel Gallia, un 4 estrellas con una ubicación envidiable. En cuanto nos dieron las llaves subimos a nuestra habitación (402) para dejar las maletas y prepararnos para empezar a recorrer la ciudad.
En esta época del año anochece temprano (sobre las 17:00), por lo que optamos por dar una vuelta a modo de reconocimiento de la zona y visitar de paso algunos puntos de interés que veríamos con más detenimiento más adelante.
En primer lugar, nos acercamos a la Plaza de la República. Continuamos luego hasta la Plaza Barberini, donde pudimos admirar la Fontana del tritón de Bernini.
La siguiente parada fue la Fontana di Trevi. A pesar de que ya era noche cerrada y empezaba a refrescar, la plaza estaba a rebosar de gente. Aquí estuvimos un buen rato admirando esta obra maestra, sacando fotos y como no podía ser de otra manera, arrojando una moneda a la fuente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
También degustamos unos caros (4€) pero sabrosos helados, sobre los que puedo decir sin miedo a equivocarme que son los mejores helados que he tomado en mi vida. Después de un buen rato emprendimos de nuevo la marcha con la convicción de que volveríamos a ver la fontana y a comer helado, ¡claro está!
A continuación, fuimos a la Plaza de Venecia, en donde se encuentra el Altare della Patria, también conocido como Monumento a Vittorio Emanuelle II y donde pudimos asistir a lo que supongo era un cambio de guardia.
A la hora de cierre salimos y nos dirigimos al Coliseo. La grandeza y majestuosidad del mismo nos dejó sorprendidos. Su designación como una de las 7 maravillas del mundo moderno no podía ser más acertada. Como teníamos reservado en nuestra agenda una mañana entera para visitarlo, solo dimos una vuelta alrededor para disfrutar de la iluminación nocturna.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como ya era algo tarde y llevábamos acumulado el cansancio del viaje, de la caminata y no habíamos casi comido, emprendimos el camino de vuelta hacia el hotel. En las inmediaciones del mismo degustamos nuestras primeras pizzas. Del restaurante fuimos directos a la habitación a descansar, ya que al día siguiente nos esperaba un día muy completo