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Llegamos a media tarde a Palermo con un bus de "Prestia e comandè" (10 € por persona ida y vuelta) en algo menos de media hora.
Hacemos el check-in en el B & B Al Decoro de la Vía Lincoln, muy cerca de la estación central de ferrocarril, y salimos a explorar esta fascinante ciudad.
Merendamos un bollo relleno de rucola, jamón ("prosciutto") y mozzarella delante mismo de la Chiesa de Gesù, la cual entramos a ver.
Seguimos por vía Maqueda y entramos en la Martorana, también llamada Santa María dell'Ammiraglio, donde a estas horas se celebra una boda.
Al lado está la iglesia de San Cataldo, que parece una mezquita, herencia de la dominación árabe de la isla.
Continuamos por la misma calle hasta la Piazza Pretoria, donde contemplamos desde todos los ángulos la Piazza Pretoria con su "fontana de la vergogna".
Un poco más adelante se abre el llamado "Quattro Canti", el cruce de la vía Maqueda con el Corso Vittorio Emmanuele.
Llegamos al final de la calle, donde entramos en un fabuloso palacio que (suponemos) está en obras de rehabilitación:
y vamos a parar al Teatro Massimo (para los seguidores de la saga de El Padrino, telón de fondo de la impactante escena final de la segunda peli).
Giramos a Via Sant'Agostino y pasamos por el Mercatto del Capo, que a esta hora ya está cerrando.
La próxima y última parada es la catedral, una magnífica construcción de estilo gótico catalán, normando y árabe.
Cenamos en la Antica Focacceria San Francesco, donde probamos por primera vez los arancini.
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