Por primera vez nos hemos puesto algo nerviosos a la hora de buscar alojamiento. Llegamos sobre la 13:00 de la tarde y comenzamos a preguntar en varias guesthouses pero nada nos convencía, todo era excesivamente caro para nuestro presupuesto y prácticamente no había ninguna habitación doble a un precio asequible para nosotros. En otros lugares habíamos conseguido bajar un poco los precios negociando pero aquí los precios eran intocables. Al final nos quedamos en una habitación compartida de 4 personas por lo que pagamos 60.000 kips cada uno con desayuno incluido.
Vientiane ha pasado sin pena ni gloria por nuestro viaje, aunque conocemos de otros viajeros a los que les ha encantado. Es una ciudad bastante cara en mi opinión para lo que ofrece al visitante, mejor dicho en general todo el país es algo más caro que Tailandia, Malasia o Vietnam. Un pensamiento equivocado es pensar que por ser un país pobre los precios serán mucho más barato, esto no es cierto, más bien diría que pasa todo lo contrario. Sin embargo algo de lo que sí hemos disfrutado mucho en esta ciudad es del placer de poder pasear sin riesgo de ser atropellado, existen amplias aceras y grandes avenidas para ello, al menos en la parte más cercana al río. Una vez abandonas estas avenidas centrales la ciudad vuelve a parecerse a las del resto del país, con calles de tierra y gallinas por todas partes.
En esta ciudad nos dimos cuenta que comenzábamos a tener un problema con el presupuesto, sobre todo a la hora de alimentarnos. Los precios de la comida en Laos son algo más elevados que el resto de Asia, y a nosotros solo nos llega para comer algo de arroz con verduras, una baguette para cenar y si tenemos algo de suerte una cerveza para compartir. Nada de cafés, helados o cualquier capricho. Para comer intentamos alejarnos de las calles del centro, a veces hemos andado varios kilómetros para encontrar un lugar local en el que comer un plato de arroz con pollo por 15.000 kips. La primera noche cometimos el error de cenar en un restaurante indio que aparecía como "barato" en tripadvisor y nos dejamos allí 75.000 kips, sin que la comida fuera nada de especial. Vamos a tener que apretarnos el cinturón.
La ciudad la fuimos descubriendo poco a poco en los paseos que íbamos dando sin rumbo fijo, la verdad es que nos tomamos Vientiane como un lugar en el que descansar sin hacer muchos planes.
Quizás el viaje en autobús hasta el Buddha Park ha sido de las cosas más interesantes durante estos días en la capital de Laos. Cuando subimos al bus de la línea número 14 éramos los únicos occidentales y levantábamos la curiosidad de muchos locales.
Un chico que iba al lado nuestra nos preguntó, Where´re you from? y así comenzamos a hablar. Al final fui charlando con él casi todo el viaje. Los dos teníamos la misma edad, habíamos nacido con un mes de diferencia. Él trabajaba de secretario en unas oficinas, le gusta viajar y el fútbol, vamos que compartíamos muchos gustos de los que podíamos hablar para largo. Tras las preguntas habituales, comenzó a interesarse sobre nuestra vida en Londres. Él soñaba con llegar a esa ciudad algún día, su reto era lograr llevar a su hermano pequeño hasta allí y que le dieran una oportunidad para cumplir su ilusión, llegar a ser futbolista, por el camino me fue enseñando videos de su hermano haciendo diabluras con el balón. Al llegar al puente de la amistad, el que une Laos con Tailandia, él se bajó del autobús.
Sobre el Buddha Park ni fu ni fa.
Es un parque bastante más pequeño de lo que yo me había imaginado, está bien para dar una vuelta y hacerse algunas fotos con las estatuas y esculturas tan curiosas que hay, pero poco más.
Vientiane ha pasado sin pena ni gloria por nuestro viaje, aunque conocemos de otros viajeros a los que les ha encantado. Es una ciudad bastante cara en mi opinión para lo que ofrece al visitante, mejor dicho en general todo el país es algo más caro que Tailandia, Malasia o Vietnam. Un pensamiento equivocado es pensar que por ser un país pobre los precios serán mucho más barato, esto no es cierto, más bien diría que pasa todo lo contrario. Sin embargo algo de lo que sí hemos disfrutado mucho en esta ciudad es del placer de poder pasear sin riesgo de ser atropellado, existen amplias aceras y grandes avenidas para ello, al menos en la parte más cercana al río. Una vez abandonas estas avenidas centrales la ciudad vuelve a parecerse a las del resto del país, con calles de tierra y gallinas por todas partes.
En esta ciudad nos dimos cuenta que comenzábamos a tener un problema con el presupuesto, sobre todo a la hora de alimentarnos. Los precios de la comida en Laos son algo más elevados que el resto de Asia, y a nosotros solo nos llega para comer algo de arroz con verduras, una baguette para cenar y si tenemos algo de suerte una cerveza para compartir. Nada de cafés, helados o cualquier capricho. Para comer intentamos alejarnos de las calles del centro, a veces hemos andado varios kilómetros para encontrar un lugar local en el que comer un plato de arroz con pollo por 15.000 kips. La primera noche cometimos el error de cenar en un restaurante indio que aparecía como "barato" en tripadvisor y nos dejamos allí 75.000 kips, sin que la comida fuera nada de especial. Vamos a tener que apretarnos el cinturón.
La ciudad la fuimos descubriendo poco a poco en los paseos que íbamos dando sin rumbo fijo, la verdad es que nos tomamos Vientiane como un lugar en el que descansar sin hacer muchos planes.
Quizás el viaje en autobús hasta el Buddha Park ha sido de las cosas más interesantes durante estos días en la capital de Laos. Cuando subimos al bus de la línea número 14 éramos los únicos occidentales y levantábamos la curiosidad de muchos locales.
Un chico que iba al lado nuestra nos preguntó, Where´re you from? y así comenzamos a hablar. Al final fui charlando con él casi todo el viaje. Los dos teníamos la misma edad, habíamos nacido con un mes de diferencia. Él trabajaba de secretario en unas oficinas, le gusta viajar y el fútbol, vamos que compartíamos muchos gustos de los que podíamos hablar para largo. Tras las preguntas habituales, comenzó a interesarse sobre nuestra vida en Londres. Él soñaba con llegar a esa ciudad algún día, su reto era lograr llevar a su hermano pequeño hasta allí y que le dieran una oportunidad para cumplir su ilusión, llegar a ser futbolista, por el camino me fue enseñando videos de su hermano haciendo diabluras con el balón. Al llegar al puente de la amistad, el que une Laos con Tailandia, él se bajó del autobús.
Sobre el Buddha Park ni fu ni fa.
Es un parque bastante más pequeño de lo que yo me había imaginado, está bien para dar una vuelta y hacerse algunas fotos con las estatuas y esculturas tan curiosas que hay, pero poco más.