Salimos del aeropuerto de Barajas sobre las 21:00 aunque como teníamos que facturar estuvimos bambando por allí desde las 19:00 aproximadamente. No tuvimos ningún percance y el vuelo, aunque se retrasó, fue bastante tranquilo (y os lo dice una que tiene miedo a los aviones).
Llegamos al aeropuerto de Oslo sobre las 00:30. Llovía bastante, aunque lo que más me impresionó sin duda alguna es que desde el avión todavía se veía luz en el horizonte. Una vez allí, cogimos las maletas y buscamos un rincón donde dormir. El coche nos lo daban a las 8:00 así que no nos quedaba más remedio que esperar, ya que no nos queríamos gastar dinero en ir a un hotel.
Nos daba un poco de inseguridad dormir y dejar las cosas ahí sin que ninguno vigilase, pero supongo que es la mentalidad española, porque la verdad es que habían unos pocos mochileros más durmiendo a pierna suelta a nuestro lado con todas sus cosas repartidas por el suelo. Uno, de hecho, tiró la mochila y la bicicleta y desapareció por horas

La señora de Sixt nos atendió en seguida. Nos dijo que el coche llevaba incorporado el Autopass (sirve para pagar automáticamente los peajes), aunque nos lo cobraron aparte. Buscamos nuestro cochecito y... ¡sorpresa! Nuestro Ford Ka había evolucionado en un Ford Focus. A mí no es la primera vez que me pasa, pero mi novio se quedó muy rayado y decidió volver a la señora a preguntarle si no se había equivocado



La idea inicial del viaje era ir desde el aeropuerto hasta Lysebotn para hacer al día siguiente la ruta del Kjerag y al siguiente la del Preikestolen. Sin embargo, el día antes de irnos vimos que daban muy mal tiempo para esos días, así que decidimos alargar un día e irnos a ver Kristiansand (habíamos dejado un día libre en el itinerario para imprevistos, así que no se nos descuadraba la ruta). Habíamos visto que no nos venía muy mal parar a ver la iglesia de madera de Heddal, ¡así que hacía allí nos fuimos!

Tardamos dos vidas en llegar a la iglesia

El paisaje era espectacular, todo verde y precioso. Un gustazo.
Llegamos a la iglesia de Heddal sobre las 15:00. Era una auténtica preciosidad y estaba rodeada por un paisaje muy bonito. Habían vacas muy cerca y mucho cultivo. No entramos dentro porque la entrada era de pago, pero el exterior merece la pena. Después retomamos la ruta hacia Kristiansand.
Poco podemos decir del viajecito por carretera. Había empezado a llover y mi novio y yo estábamos cansados de tantas horas en coche, por lo que decidimos parar antes de llegar a Kristiansand, sobre las 19:30, en un pueblecito pesquero llamado Risør (a unos 100km de la ciudad). Paramos en el camping Risør Resort Moen Camping, que está un poco antes de llegar al pueblo, y la noche nos costó 300 nok.
El camping estaba bastante bien. Tenía cocina común con su vitro y los baños estaban bastante limpios. Lo mejor de todo es que las duchas eran como baños individuales que incluía la ducha (obvio


Preparamos la cena, nos duchamos aprovechando el súper baño y montamos la tienda para irnos a dormir y así estar descansados al día siguiente. La idea era ir a ver Kristiansand por la mañana y después conducir hasta Lysebotn, nuestro destino original.