Akihabara y Museo Ghibli (29/01/2017) ✏️ Diarios de Viajes de Japon

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Comienza nuestro último día en Japón, pero nos quedan un par de cosas que hacer, y una muy especial. Comenzamos el día con nuestro clásico desayuno de café de máquina y bollo de kombini, cómo vamos a echar de menos las máquinas de bebidas…

Cogemos el metro dirección Akihabara, en un principio el plan era volver a Harajuku para ver el ambiente de domingo, pero como la única tarde que estuvimos en Akihabara mi novio se encontró mal y no lo disfrutó mucho, ya habíamos decidido cambiar de plan. Además tenemos el incentivo que los domingos de 13 a 18 se corta la calle, como ocurre en Ginza también, y es muy agradable para pasear, aunque finalmente apenas disfrutaremos de esto ya que tenemos una cita ineludible a las 16 de la tarde casi en la otra punta de Tokio.



Pasamos una mañana muy divertida en Akihabara, entre figuras, música estridente y tiendas apretujadas.
Además hace una mañana muy agradable por lo que acabamos comiendo en un banco, viendo como hasta 5 hombres uniformados, dirigen el tráfico de una salida de un garaje, parando a peatones y coches… Esto podría parecer algo anecdótico, pero nada más lejos de realidad, en Japón hemos visto un montón de gente trabajando en cosas para las que aquí no hay nadie, como avisar a las personas de no pasar cerca de una obra en la acera, por ejemplo. Pero estos cinco se llevan la palma, la prueba que sacamos ya desde la estación.



Nos vamos hacia lo que será la última visita en Japón, el museo Ghibli, como ya comente en el post de preparativos, compramos las entradas in extremis, y la verdad es que especialmente yo estoy muy emocionada.
Para llegar hasta el museo, hay que ir hasta la estación JR Mitaka con la Chuo Line, desde ahí tenéis dos opciones para llegar al museo, o bien andando unos 20 minutos, donde unos simpáticos carteles de Totoro os indicaran el camino, o bien en un autobús que cuesta unos 200 yenes, sale de la estación y es fácilmente reconocible ya que está pintado de muñequitos.


Cuando llegamos al museo ya vimos que estaba a tope, creo que es siempre así, y eso que limitan la venta de entradas… Dentro del museo no se puede sacar fotos, sólo en los exteriores, donde encontrareis uno de los robots de El castillo en el cielo, y en la entrada un enorme Totoro en la taquilla.



Cuando deis vuestra entrada os la cambiaran por un negativo que contiene 3 escenas de alguna película o corto, y que podréis ver una máquina que hay dentro para ello. Dentro del museo, hay varias salas, un consejo, la primera que os encontraréis, para mí es la más bonita, cuando entramos estaba súper llena, en cambio cuando nos fuimos, aún no había entrado el grupo de las 6 y nos la encontramos medio vacía, así que podéis dejar la visita para después. También hay una sala de proyección donde se proyectan cortos especialmente hechos para el museo que no se pueden ver en ningún otro sitio, al parecen suelen tener pocos diálogos, pero el que nos tocó a nosotros tenía bastante, aunque se saca todo por el contexto. Hay un par de salas más muy bonitas y además un gatobus para adultos, o más bien, donde también pueden entrar adultos jeje, aunque creo que es temporal.
También hay una tienda, y yo tenía pensado comprarme algo allí, pero fue imposible, no vi nada especial y encima había tantísima gente que era imposible mirar nada, esto me decepciono un poco la verdad, porque el museo es precioso pero bueno, he de decir que según se acercaba la hora del siguiente grupo muchas salas se iban vaciando un poco.

Salimos del museo, y como me queda un poco la pena de no llevarme algo más, decidimos volver, si, una vez más, a Character Street jeje, donde por fin me compro un precioso peluche de Totoro. Ya que estábamos en la zona, y como apenas nos separan 2 km de nuestro hotel, decidimos ir caminando y así seguir explorando un poco Tokio.

Cuando llegamos al hotel, no encontramos ningún restaurante que nos convenza, y es que, como os comente antes, en las calleas aledañas apenas hay movimiento, y los pocos restaurantes que vemos no tienen ni dibujos ni carta en inglés. Así decidimos comer de kombini en el hotel y así nos metemos entre pecho y espalda los últimos onigiris y por supuesto, que no falte el calpis… Acabo de darme cuenta de que no he mencionado el calpis hasta ahora, pues bien, es una bebida muy popular en Japón, que probamos con desconfianza pero nos encantó, con un sabor difícil de definir, y en diferentes formatos (normal, soda, de sabores…), al parecer tiene leche y ácido láctico, yo lo definiría como un bifrutas sin sabor a frutas jeje, el hecho es que nos hemos viciado. Aquí os dejo algunas variedades, para mi el mejor es el normal, la primera imagen.



Dejamos todo preparado para salir mañana temprano, y aunque un poco tristes, nos vamos a dormir satisfechos de lo que han sido 15 días increíbles de nuestra vida.

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