Los Húngaros son, en general, puntuales, educados, religiosos (la mayoría católicos) y, sobre todo, muy amantes de sus familias, su país y sus tradiciones.
Budapest concentra, aproximadamente, el 20% de la población de Hungría. El carácter de sus habitantes dista mucho de ser el de la población rural. Aunque, en general, son todos reservados (buenas razones históricas tienen para ello), no por eso son desagradables pero, quizás, algo fríos. Suelen tener prisa o, al menos, lo parece, pero es posible que no vayan a ningún sitio. La imagen de dinamismo de otras grandes ciudades todavía les viene un poco grande pues, en gran manera, no han podido desprenderse del enorme peso burocrático de los últimos tiempos. Son fatalistas o, como poco, conformistas, es decir, se resignan sin muchas dificultades, dados los avatares de su historia. Ello no significa que hagan de Budapest una ciudad triste, pero sí se siente en ella cierta nostalgia. El caso es saber de qué.
En Budapest, como en toda Hungría, se conduce fatal, es preciso ser extremadamente cuidadoso y no se cortan un pelo a la hora de hacer sonar el cláxon. En cualquier caso, no debemos temer encontrarnos borrachos al volante: la tasa de alcoholemia permitida es 0,00% y los controles funcionan en cualquier sitio, cualquier día y a cualquier hora. Resulta curiosa esta situación en un país donde el "palinka" (pronunciado pálinka), su bebida nacional (y que ellos mismos suelen destilar en sus casas), con casi un 60% de volumen, se toma desde por la mañana hasta la por la noche. Para fabricarlo, utilizan cualquier tipo de fruta y, en el medio rural, muchas veces se emplea en la economía de trueque. No es que esté permitido producirlo, pero ... se hace la vista un poco gorda.
En Budapest, muchos hablan Inglés, en el Occidente de Hungría, casi todos, Alemán y muchos, por encima de los 35/40 años, Ruso, herencia de otros tiempos.
Para comer en Budapest cualquier sitio es bueno y, sobre todo, barato. Alrededor de la Ópera, zona muy céntrica, hay multitud de restaurantes en los que un menú bastante decente y abundante (generalmente dos platos, sopa y después carne con acompañamiento) servido con cerveza (medio litro) y café puede costar 5 ó 6 Euros. La carne es, básicamente, cerdo. Y olvidáros de las ensaladas a nuestro estilo. Para ellos, lo son de col, pepino o paprika (pronunciado páprika) de un tipo especial redondo, chato y amarillo llamado "paprika manzana". Una cerveza (medio litro) suele salir por 2 Euros y un café por 1 Euro.
Para cambiar (1 Euro = 300 Fórint) es mejor que vayáis a una oficina de cambio, suelen darlo bastante cercano al banco y no cobran comisión. El cajero siempre os cobrará comisión y, al final, os saldrá más caro. En cualquier caso, aceptan tarjetas de crédito en casi todos los sitios y en muchos, también Euros, aunque el cambio que os hacen es peor.
Dormir en un apartamento bien equipado y limpio en el centro de Budapest, para 3 personas nos costó 35 Euros (era un dúplex) y dejar el coche 24 horas en un garaje también en el centro, 18 Euros.
Y sí, como en toda gran ciudad, también hay una vida nocturna en Budapest.
Por último, la seguridad es buena pero, como en toda gran urbe, siempre hay que tener cuidado.
Y aquí nos despedimos de esta ciudad con algunas fotos curiosas.





