Repetimos desayuno en la terraza del hotel, Café filtrado, chai, dos huevos revueltos y una pancake de nutella para compartir por 560 rupias. Recogimos una bolsa que habíamos dejado para la lavandería, entre camisetas y ropa interior, había 10-12 prendas y nos cobraron 180 rupias.
Y compramos un par de fundas de cojín y un neceser en la tienda del hotel, que fueron 950 rupias, aquí no hay regateo.

Hacemos el check-out y dirección a Agra, se aproxima otro sueño por cumplir, ver el Taj Mahal, pero eso será mañana, hoy en el camino tenemos dos visitas subrayadas en rojo, el Chand Baori y Fatherphur Sikrri.
Así que vamos a Abhaneri a una hora y media, primero por autopista y luego por una especie de carretera comarcal, donde se encuentra el pozo escalonado más profundo de la India, el Chand Baori, con forma de pirámide invertida y una profundidad de veinte metros. Es como todo en India, muy grande.


La entrada es gratuita, al menos nosotros no vimos donde pagar.
Templo, balcones.

Hay más de tres mil quinientos escalones. La obra arquitectónica es majestuosa


Merece la pena desviarse a ver esta obra con más de mil cien años de antigüedad.

Volvemos por donde vinimos hasta la autopista y dirección a nuestro próximo destino. Tardamos dos horas y cuarenta minutos en llegar al parking de Fatherphur Sikrri, espléndida ciudad abandonada, levantada por un emperador mogol. Aquí Jeisin nos decía que cogíeramos un tuk-tuk hasta la entrada, que habrá un par de kilómetros y pagásemos 150-200 rupias como mucho, pero nosotros sabíamos que hay un autobús que por 10 rupias por persona hace ese desplazamiento. Aunque el chico que estaba con Jeisin en la ventanilla, nos decía que estaba cerrado, salimos del coche y nos fuimos a buscarlos, un poco más adelante, están las indicaciones de cómo llegar hasta ellos. Te montas y una vez en marcha, un hombre pasa por allí pidiéndote el dinero.
Se compone de dos partes, la parte religiosa, donde se encuentra la mezquita, que es gratuita y la parte civil que es donde se encuentran las edificaciones, los palacios, y aquí pagamos 1.020 rupias 510 con taxas por persona.
Primero fuimos a la parte religiosa, no se puede entrar con pantalones cortos, si no tienes que ponerte un pañuelo, y accedimos a la plaza, al fondo la mezquita Jami Masjid. En esta zona, los vendedores, los chiquillos, todo el mundo que quiere venderte algo, son muy insistentes.

La tumba de Sheikh Salim Chisthi, en mármol blanco.

Entramos a visitarla, nos tenemos que cubrir el pelo y descalzar (mucho ojo, que con calcetines resbala un montón)

Salimos, vemos las tumbas que la rodean.

También destaca la gran puerta Buland Darzawa, de 54 metros de altura.

Ahora nos vamos a la parte civil, están muy cerca andando las taquillas. Aunque el calor aprieta.

Entramos en el recinto, no queremos audioguía, preferimos visitarlo con tranquilidad, a nuestro ritmo. Plazas, palacios, todo construido con la característica arenisca roja.

El Diwan-I-Khas, pabellón de las audiencias privadas del emperador.

El estanque Anup Talab


Entre las dos partes, estuvimos un poco más de hora y media, nos gustó Fatherphur Sikrri, es un sitio pintoresco, el único pero es que hacía mucho calor. Volvimos a coger el autobús, esta vez nadie nos pidió dinero y caminamos hasta el parking, donde nos esperaba Jeisin.
Paramos a comer en el Ganpati Resort, es turístico y los precios son caros, pedimos unos veg y unos egg noodles, más un agua, fueron 1.200 rupias (este es otro sitio donde no hay más alternativas) ya que a pesar de que está a unos cuarenta kilómetros, nosotros tardamos una hora y media en llegar, la carretera tiene muchos baches, atraviesas bastantes “pueblos” y varios cruces con muchísimo tráfico.
El tráfico por Agra es terrible, posiblemente el más caótico que hemos visto en nuestro viaje, tales son los atascos, que el sol empieza a bajar, por lo que nuestra intención de ir a los jardines para ver el atardecer frente a la parte trasera del Taj Mahal, se posponen para mañana. Pasamos por delante del fuerte rojo de Agra.


Hicimos el Check-In en el hotel, nos indicaron el horario del desayuno para el día siguiente, el precio de la cena, como llegar a las taquillas del Taj Mahal al día siguiente, en resumen tratando de ponerte las cosas más fáciles.
Cenamos allí mismo, un thali tradicional que estaba muy rico, junto con dos italianos, se comparte mesa, es muy familiar. De postre un dulce típico, fueron 600 rupias más las bebidas.
The Coral Court HomeStay, un hotel muy, muy acogedor, en el que intentan que te sientas cómodo, habitación grande y limpia, cama confortable y un buen baño con una buena ducha, a 600-700 metros de la entrada este del Taj Mahal. Muy recomendable. Un 9,5.