Estoy esperando nuestro vuelo de regreso a casa en el aeropuerto de Estambul. Ayer por la tarde llegamos de Konya.
Konya es una ciudad bastante grande con mezquitas muy bonitas. Una de ellas, que ahora es el museo Mevlana tiene un minarete azul precioso. Además Konya es la ciudad en la que hay muchos derviches que son los sufíes que entran en trance con un baile que básicamente consiste en dar vueltas sobre si mísmos.




Los dos lagos parecen ser un destino turístico para turcos porque hay muchas cabañas y hoteles por el camino. Paramos en Egirdir para comer , que es un pueblo a orillas de un lago y ya de paso vimos la mezquita y la madrasa que tenia una puerta muy bonita que se parecía a la de los hospitales de la ruta de la seda.


En Estambul paseamos por el centro, volvimos a ver la gran mezquita y Hagya Sofía y cenamos y ahora aquí estoy esperando a que nuestro avión de regreso a casa salga.
Ahora que estamos a punto de regresar me gustaría quedarme más tiempo porque lo hemos pasado genial, nos hemos reído mucho, hemos visto cosas preciosas, conocido a gente y hemos comido muy muy bien y como dice mi madre: todo real food. Sobre la comida en Turquía podría escribir un post entero.

Me ha gustado la tranquilidad, la amabilidad de la gente, que venden zumos naturales por la calle y roscos de sésamo que están riquísimos. Me ha gustado escuchar la llamada a la oración desde las mezquitas que retumba por todas las ciudades, sobre todo al amanecer. Me ha gustado ver a los hombres por las tardes tomando té y jugando a algo que no sé muy bien lo que era en las mesas de los bares, porque en España cuando hay muchos hombres en un bar es porque están viendo fútbol gritando y bebiendo cerveza. Me han gustado mucho las puestas de sol, las mezquitas, los paisajes y sobre todo la comida.
Yo no es que me vuelva loca con la comida ni nada de eso pero tengo que reconocer que en Turquía todo, absolutamente, todo está riquísimo. Nada más aterrizar en Estambul huele a barbacoa, a leña porque gran parte de la comida turca : verduras, carne y pescado lo preparan a la barbacoa y siempre empiezan las comidas con ensalada y además los guisos, el queso, el yogurt y las aceitunas están súper buenos. No hay fritos ni salsas de esas pringosas.
El pan está buenísimo y aunque parece igual, nunca es igual y el airan, que es como un yogurt líquido y un poco salado.
También me ha gustado , aunque me da un poco de pena, que todo era muy seguro. En todas las zonas turísticas hay mucha policía y todo está vallado con controles y en la zona de las mezquitas hay unos furgones enormes de policía que parecen tanques. Cómo digo está bien porque te sientes seguro, pero da pena que las cosas tengan que estar así. También hay controles en todas las estaciones de metro y tranvía y por la calles….en fin por todos sitios.
Y lo que mas, más me ha gustado es que hay muchos perros y gatos y todos son super amigables y los tratan muy bien. Todos los perros se te acercan moviendo la cola y los perros callejeros llevan una chapa de vacunación en la oreja, lo cual quiere decir que no tienen enfermedades. La gente les pone comida y agua y en Antalya vimos un “ hogar callejero para perros y gatos” era una plaza en la que había casetas de madera con mantitas para los gatos y perros y todo el mundo les daba agua y comida.

Y también me ha gustado que en diez días no nos ha dado tiempo a verlo todo, así que tendremos que volver.
Ahora toca llegar a casa, ver a mi perra Jaqueline (que se ha quedado con mi vecina Carmina, que es super guay y la mima mucho) y mañana desayunar roscón de reyes.
Y quizá como propósito para el nuevo año me anime a escribir un blog no sólo de viajes porque me gusta mucho escribir.
