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Esa noche llovió como solo llueve en el Sudeste Asiático. A eso de las 4 y pico de la mañana estaba jarreando y yo me temía que tendríamos que dejar lo del amanecer en Angkor Wat para el día siguiente. Menos mal que Bunrat y yo estábamos en contacto por whatsapp, y me escribió para ver si queríamos intentar el amanecer ese día o no. Yo ya estaba resignada a cambiar el orden y dejarlo para el último día, pero me escribió y me dijo que había parado de llover y que parecía que el cielo estaba bastante despejado. Quedamos en intentarlo, aunque yo no las tenía todas conmigo. Todo esto antes de las 5, que es cuando nos recogió. En el hotel nos dieron una cajita con el desayuno para llevar, y a las 5 estábamos ya en el tuktuk. Una de las calles cerca del hotel se había convertido en un auténtico río, y yo no sé cómo se atrevió a meter la moto por ahí:
Poco antes de las 5:30 ya estábamos aparcando el tuktuk y emprendiendo el camino prácticamente a oscuras hacia el estanque frente a Angkor Wat. Había bastante gente pero como habíamos sido madrugadores pudimos coger buen sitio. Poco a poco empezó a aclarar el cielo tras las torres de flor de loto, y aquello era un no parar de hacer fotos, todas distintas, todas preciosas, cada una con unos tonos diferentes que iban cambiando por momentos. Bunrat tenía razón y el cielo estaba despejado, y el reflejo en la calma del agua del estanque era perfecto. Tengo muchísimas fotos, pero os dejo solo un par (tomadas con 10 minutos de diferencia) para no aburrir:
Amanecer en Angkor Wat
Había bastante gente pero no nos pareció agobiante. Creo que tuvimos suerte porque la lluvia debió desanimar a muchos. Después de 45 minutos haciendo fotos sin parar lo dimos por bueno y nos pusimos en marcha. Bunrat nos había indicado que nos esperaría en la parte trasera en lugar de en el parking delantero donde nos había recogido el día anterior y donde nos había dejado esa mañana, así que teníamos que atravesar Angkor Wat para salir por la puerta este. La gran mayoría de la gente que va a ver el amanecer se queda ya a visitar el templo a primera hora, pero nosotros ya lo habíamos visto el día anterior y nos interesaba más aprovechar que era pronto para llegar a Banteay Srei antes de que abrieran a las 7:30. Paramos un segundo a comernos nuestro desayuno takeaway (nada espectacular, la verdad) y atravesamos Angkor Wat rápidamente (algo que casi te hace sentir mal, es como un sacrilegio pasar por él y no admirarlo). Bunrat nos recogió en la otra entrada, que se debe usar muy poco porque no vimos a nadie más entrar o salir por ahí. Camino de Banteay Srei pasamos por Srah Srang y pudimos hacer la foto que os puse en la etapa anterior. Tardamos alrededor de una hora en llegar desde Angkor Wat hasta Banteay Srei en tuktuk. Se atraviesan pueblos, arrozales, y vimos muchos búfalos de agua:
Camino de Banteay Srei
Llegamos a Banteay Srei un pelín más tarde de lo planeado, pero aún no había casi nadie. Es un templo muy pequeñito y precioso, y se llena hasta los topes cuando empiezan a llegar autobuses. Se le conoce como el “templo de las mujeres” pero no está muy claro si es por la cantidad de grabados perfectamente conservados, o porque fuera construido por mujeres. Es un templo hindú dedicado a Shiva y data del siglo X. Está hecho de arenisca roja y tiene posiblemente los mejores grabados, relieves y esculturas de todo Angkor. El nivel de detalle es impresionante y realmente merece la pena la hora de saltos en el tuktuk para llegar.
Banteay Srei
Le dedicamos unos 45 minutos. Cuando nos fuimos ya empezaba a llegar bastante gente y nos alegramos de haber llegado tan pronto, porque con lo pequeño que es y por cómo está distribuido, con gente debe ser muy agobiante.
De vuelta de Banteay Srei y antes de empezar el “circuito largo”, paramos en Banteay Samre, templo hindú más o menos igual de antiguo que Angkor Wat y en cierto modo parecido a él a una escala mucho más pequeña: la arquitectura, las bibliotecas y sobre todo las torres en forma de flor de loto. Está bastante restaurado. No se tarda mucho en verlo, nosotros le dedicamos unos 20 minutos.
Banteay Samre
A partir de aquí empezaba el conocido como “circuito largo”, cuya primera parada era Pre Rup, otro templo-montaña. Es un templo hindú del siglo X que destaca por los grabados en las puertas y dinteles, así como por las vistas de los alrededores desde la parte de arriba.
Pre Rup
El siguiente templo, East Mebon, es otro templo-montaña que inicialmente fue construido como una isla artificial en el centro del depósito de agua East Baray (ahora ya seco). Está dedicado a Shiva y tiene una estructura muy similar a Pre Rup, de hecho si os fijáis en el mapa ambos están en el mismo eje norte-sur, aunque East Mebon se construyó un poco antes que Pre Rup. Ambos fueron ordenados construir por Rajendravarman II, al igual que Phimeanakas, que curiosamente está en un eje este-oeste con East Mebon.
East Mebon
Después de visitar East Mebon fuimos a ver Ta Som, un monasterio budista de estilo Bayon. En cierto modo es como una versión en miniatura de Ta Prohm. Destaca el gopura de la entrada oeste con las cuatro caras de Buda, y el árbol que ha crecido en el gopura de la entrada este, muy fotogénico; también los relieves de apsaras.
Ta Som
Era hora de comer y Bunrat nos llevó a uno de los restaurantes turísticos que había a la entrada del siguiente templo, Neak Pean. No tengo ningún recuerdo especial de esta comida así que no debió ser extraordinaria… Barata tampoco ($19).
Después de comer fuimos a ver Neak Pean, un pequeño templo-isla en el Preah Khan Baray. Es un sitio muy curioso. Para acceder se atraviesa una pasarela de madera que ofrecía una estampa única con el reflejo de las nubes en el agua en calma. Una vez en la isla, el templo es en realidad una especie de fuente en forma de cruz, basada en el concepto hindú de equilibrio: hay cuatro “piscinas”, que representan el agua, la tierra, el fuego y el viento, y cada una de ellas está conectada a la piscina central a través de una construcción de piedra con forma de animal (elefante, caballo, toro y león). El nombre del templo viene de las nagas que lo rodeaban. En época seca no tiene agua y se pueden ver las espitas con forma de animales, pero cuando estuvimos nosotros estaba hasta arriba de agua.
Neak Pean
El ultimo templo del día era Preah Khan, que me sorprendió muy gratamente. Es un complejo monástico budista bastante grande, y puedes pasar fácilmente un par de horas explorándolo. Es tan grande que llegó a ser una escuela budista con más de 1000 monjes. Tiene muchos puntos especialmente fotogénicos y está lleno de relieves, grabados y detalles. Algunas zonas están bastante en ruinas, con derrumbes y vegetación, pero eso es parte de la gracia. Está rodeado de un foso, y cada entrada tiene un puente con devas, asuras y nagas parecido a lo que habíamos visto en Angkor Thom. El muro exterior está lleno de garudas, y dentro hay varias nagas de 7 cabezas, que fueron las que en mejor estado de conservación vimos en todo Angkor. A pesar de ser un templo budista, tiene también bastantes imágenes y símbolos hindús, incluso una linga (una representación fálica de Shiva) en uno de los pasillos. Las apsaras del salón de bailarines son impresionantes. Estuvimos más de una hora recorriéndolo. Como curiosidad, íbamos buscando el salón de los bailares y no lo encontrábamos por ninguna parte así que decidimos preguntar a uno de los chavales que trabajaban allí como guardas de seguridad. Nos dijo por dónde ir, nos llevó por zonas más escondidas y se ofreció a hacernos fotos, nos habló del templo y de su historia… en fin, nos hizo un poco de guía y luego nos pidió disimuladamente una pequeña propina, pero sin que nos viera nadie dársela porque lo tienen prohibido… nos cayó bien y le dimos un par de dólares, y nos dijo que para él eso era de mucha ayuda.
Preah Khan
Eran casi las 3 de la tarde cuando terminamos con las visitas del día. Había sido un día muy largo, otra vez 10 horas intensas prácticamente sin parar. Bunrat nos llevó de vuelta al hotel y después de descansar un rato salimos a hacer unas compras en el mercado, a cambiar dinero y a recoger la ropa de la lavandería. Esa noche cenamos en otro restaurante que encontramos cerca del hotel, se llamaba Love U ($11) pero no nos gustó tanto como el Little Kroma.
Al día siguiente nos despedíamos de Angkor y volábamos a Phnom Penh, pero todavía nos quedaban varias visitas interesantes…
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