Valladolid ✏️ Travel Journeys of Mexico

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El tercer día abandonamos con mucha pena la isla de Holbox. Volvimos a coger el coche en Chiquilá (habíamos dejado una de las maletas en el maletero y allí seguía) y nos fuimos camino a Valladolid. Tengo que decir que este tramo de carretera es muy bueno, sin baches, carretera con buen arcén, pero muy aburrido, sólo se ven árboles a los lados y una recta de km.

Este día queríamos visitar la ciudad de Valladolid y los cenotes de Dzitnup. Como los cenotes cierran muy pronto, como a las 5, y cuando llegamos a Valladolid debían ser ya como las 12, decidimos visitar primero los cenotes. En Dzitnup hay dos cenotes muy cerca, se deja el coche y con la misma entrada se pueden visitar los dos. También tienen opción de comprar la entrada con comida y dada la hora que era decidimos coger esta opción, porque se nos iba a hacer muy tarde para comer en Valladolid. No he apuntado los precios de casi nada, pero aquí sí que recuerdo que la entrada para los 4 con comida nos costó 38 €.

Los dos cenotes son un poco distintos entre sí, pero muy chulos los dos. El primero que visitamos fue Samulá. Este cenote en el techo tiene un agujero del que cuelgan algunas raíces, no cubre mucho y el agua es muy verde. Cuesta entrar, porque el agua está bastante fría, pero con el calor que hace al final se agradece. Llevábamos equipamiento de snorkel, máscaras para los niños y tubo y gafas para los adultos, y aunque sólo hay unos pececillos negros merece la pena ver el fondo y nadar un poco con estos pececitos. Si se nada hasta debajo del agujero, entra la luz y hay una luz muy especial, al menos al mediodía, aunque en las fotos no se aprecia bien. Os paso algunas fotos de este cenote.



Después fuimos a comer en el restaurante que hay cerca del segundo cenote, Xkekén. Nos sirvieron comida típica yucateca: sopa de lima, algunos aperitivos y para segundo elegimos cochinita y poc chuc (carne de cerdo).

Después de comer visitamos el segundo cenote, que es más bonito que el otro porque realmente se ve que es una cueva y tiene bastantes estalactitas. Para nadar en cambio, es mejor el primero, este es más profundo y al hacer snorkel se ve muy negro, a mi hija pequeña esto le dio un poco de miedo. Os paso un par de fotos, aunque con la poca luz que hay es difícil fotografiar bien los cenotes:



Cuando terminamos de bañarnos, después de habérrnoslo tomado con calma y disfrutar tranquilamente de los dos cenotes, nos fuimos para Valladolid, que está muy cerca, como unos 15 minutos. Buscamos en el navegar la catedral y fuimos directos a la plaza principal, allí preguntamos a un policia y en una esquina de la plaza nos indicó dónde había un aparcamiento.

Cuando llegamos debían ser casi las 5 y teníamos que ir al hotel cerca de Chichén Itzá, por lo que para llegar antes de que fuera de noche nos quedaba sólo como hora y media para visitar la ciudad. Visitamos la casa del gobernador, que no tiene gran cosa, pero explica un poco la historia de la ciudad y desde la planta de arriba tiene buenas vistas de la plaza y la catedral. Luego fuimos a la catedral, que es muy bonita por fuera, aunque por dentro es muy sencilla, y dimos una vuelta por la plaza. Como ya era un poco tarde, no hacía tanto calor y en la plaza había mucha gente paseando, muchos puestos de helados, chuches y marquesitas y un ambiente muy agradable para pasear. Si vais con niños, imprescindible probar alguna chuche mexicana, hay muchas con sabores picanes y son muy raras. Aunque lo más normal es que no les gusten y acaben escupiéndolas, hay que probarlas.



Luego tomamos la Calzada de los Frailes para ir paseando hacia el convento de San Bernardino de Siena. Se tarda como unos 15 minutos, pero es un paseo muy agradable con casas de colores y muchas tiendas. Nos hubiéramos sentado en una terracita a tomar una cerveza, pero el concepto bar en México no se estila mucho, solo vimos restaurantes y paramos en una heladería para tomarnos un helado de cajeta, una de las comidas típicas de México que más nos han gustado. Es muy parecido al dulce de leche, pero se hace con leche de cabra.

Aquí yo quería hacer las típicas fotos de los edificios coloniales de colores y sus puertas, pero empezó a chispear y como no quería mojar la cámara sólo pude hacer un par de fotos con el móvil.



Y aquí fue también cuando nuestro viaje empezó a torcerse, porque nuestro hijo mayor, de 11 años, fue atacado por la maldición de Moctezuma y empezó a encontrarse mal, con fiebre y ganas de vomitar. Nos fuimos para el coche y de camino al hotel (cerca de Chichén Itzá) tuvimos que hacer una parada para vomitar. Esta es la única situación en la que yo sentí un poquito de miedo, porque eran como las 7 y paramos en un arcén. Estábamos en un cruce y pasó un chaval en moto que se nos quedó mirando. Seguramente simplemente miró extrañado de ver unos guiris parados en el arcén, pero a mi me entró la paranoia de que alguien podía venir y atracarnos, así que nos metimos rápidamente en el coche y seguimos hasta el hotel.

Esta noche dormíamos en el hotel Okaan, cerca de Chichén Itzá para poder ver las ruinas temprano. La verdad es que no me hubiera importado quedarme a dormir en Valladolid y cenar allí, porque me pareció una ciudad muy tranquila y agradable. Este hotel era uno de los más baratos del viaje y está genial. El camino para llegar es un poco malo, como 2 o 3 km de tierra con algunos baches, pero el hotel está en medio de la selva, tiene una piscina genial y los bungalows están muy bien. Nos costó un poco dormirnos por el concierto de ranas y por el niño, que se pasó toda la noche con mucha fiebre y vomitando.

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