Nuestro plan para este día era levantarnos temprano y visitar Chichén Itzá a las 8, cuando todavía no hace tanto calor y hay menos gente. Pero Moctezuma no lo hizo posible. Esperamos a ver si el niño se empezaba a encontrar un poco mejor y toleraba el agua que iba bebiendo, pero seguía vomitando todo y estaba bastante débil, así que decidimos que fueran primero el padre y la niña y luego iría yo.
Os paso algunas fotos que hizo mi marido. Dice que pasaron mucho calor, pero todavía no había demasiada gente (debieron entrar como a las 10).


Yo me quedé en el hotel con el niño, que seguía muy pocho, así que decidimos ir a Chichén Itzá y ver al menos la pirámide de Kukulcán, que está nada más entrar, para poder decir que habíamos estado. Hicimos una visita relámpago como de 10 minutos, porque le entraron ganas de ir al baño y tuvimos que salir corriendo.
De aqui la idea era ir a Mérida, comer allí y dar una vuelta, para ir a dormir a Uxmal. En vista del estado del niño, decidimos suspender la visita a Mérida e ir directamente al hotel en Uxmal. El hotel era la Hacienda Uxmal , que es una antigua hacienda y realmente es como un oasis de tranquilidad y como un viaje en el tiempo. Yo estaba muy agobiada con el niño enfermo, pero la verdad es que no se me ocurre mejor sitio para descansar que este hotel. Teníamos una habitación super espaciosa con 3 camas, aire acondicionado, baño con bañera de hidromasaje y una piscina genial para que la niña pudiera entretenerse mientras su hermano se recuperaba. Así que cambiamos la visita a Mérida por una tarde en este hotel

Por cierto, cuando llegamos, cayó una gran tormenta y realmente esta es la única tormenta fuerte que hemos tenido en los 13 días, durante el mes de julio, así que lo de época de lluvia no significa para nada que llueva todos los días.
A falta de calles coloniales y ruinas, os paso fotos del hotel.


El día siguiente teníamos que visitar las ruinas de Uxmal y viajar a Campeche. El niño ya empezaba a estar sin fiebre, pero seguía sin comer nada y con diarrea, así que decidimos buscar un médico (el seguro no nos había solucionado nada) y el recepcionista del hotel nos recomendó uno que él conocía en el pueblo de Muna, a 15 minutos de Uxmal. Allí le vio un médico muy amable y diagnosticó una infección instestinal y nos recetó antibióticos, además de unas pastillas para no vomitar y otras para la diarrea. Aunque el seguro nos lo tiene que reembolsar, pensaba que una visita a un médico particular podía ser bastante caro, pero sólo nos costó 200 pesos (no llega a 10 €), aunque las medicinas sí que costaron casi 30 €.
Con la esperanza de con estas medicinas el niño se pusiera mejor, decidimos quedarnos otro día más descansando en el hotel de Uxmal y dejar de visitar Campeche. Así que este día lo pasamos en la hacienda, disfrutando de sus instalaciones y su restaurante, y por la tarde nos fuimos a visitar el Museo del Cacao, que está al lado del hotel, enfrente de las ruinas de Uxmal. Fui porque la niña se empeñó y pensaba que sería más cutre, pero está muy bien. Explica la historia del cacao, cómo es la planta, cómo se elabora, etc. pero también hay muchas plantas y explica muchas cosas sobre los mayas (cómo eran sus casas, como se vestían, etc.), hacen un pequeño teatro con un ritual maya, se puede degustar una taza de cacao y también hay algunos animales, monos, cocodrilos, venados y dos jaguares. Se visita en una hora o así y de verdad que está muy bien, sobre todo si vais con niños.


Al anochecer, creo que sobre las 8, fui también con la niña a ver el espectáculo de luz y sonido. Desde este hotel se puede ir andando, sólo hay que cruzar la carretera. Era el 12 de julio y había muy poca gente, no tuvimos que hacer cola para coger la entrada. Me gustó ver anochecer desde las ruinas y verlas con tan poca gente, pero la verdad es que el espectáculo es un poco rollo. Dura como 45 minutos, y una vez vistas las ruinas con luces de colores, se hace un poco pesado. Tal vez mi estado de ánimo, preocupada por mi hijo y fastidiada por no haber visto ni Mérida ni Campeche, tampoco ayudó.
Las fotos no son del espectáculo, que es muy difícil fotografiar sin trípode, sino del momento antes, cuando estaba anocheciendo.


