El plan del día estaba cargado de cosas que hacer: teníamos que llegar desde poco antes de Palmer, donde habíamos pasado la noche, hasta Seward, y por el camino queríamos visitar varios sitios: la granja de bueyes almizcleros en Palmer, la antigua mina de oro Independence Mine en Hatcher’s Pass, el Eagle River Nature Center, Potter Marsh y el resto de paradas a lo largo del Turnagain Arm (incluyendo ver la bore tide a las 18:24 desde Bird Point), el Winner Creek Trail en Girdwood… Vale, era ambicioso, pero era cuestión de tener opciones por si alguna se torcía. Y vaya si se iban a torcer… para empezar, nos enteramos de que Independence Mine, que es un State Historical Park gestionado por el gobierno local, tenía el acceso todavía cerrado por nieve. Sabíamos que abría a mediados de junio, sin fecha fija sino variable cada año, y tuvimos mala suerte. La gracia del sitio no es solo la mina sino el entorno: Hatcher Pass, que por lo visto es súper bonito, es un puerto de montaña entre Palmer/Wasilla y Willow. Parte de esta carretera está sin asfaltar (desde la mina hasta Willow) y por lo visto es bastante dura, y suele estar prohibida en los contratos de alquiler. Desde Palmer/Wasilla hasta la mina sí está asfaltada y es lo que queríamos visitar, pero no pudo ser. Otro punto negativo para junio.
Con la primera actividad del día descartada, pusimos rumbo a la Musk Ox Farm, una granja de cría de bueyes almizcleros en Palmer. Estos animales, auténticos supervivientes del Pleistoceno y las últimas glaciaciones, tienen más en común con ovejas y cabras que con bueyes a pesar de su nombre. Viven en zonas árticas (Canadá, Siberia, Groenlandia, Escandinavia, Alaska) y resisten el frío gracias a su lana, llamada qiviut, muy valorada por ser más suave y fuerte que la lana de oveja, mejor aislante, y por no encoger con la temperatura. La domesticación de estos animales en Alaska empezó en los 60, con la intención precisamente de obtener qiviut para tejidos. La granja de Palmer es una buena oportunidad para ver de cerca estos bichos tan enormes y tan… prehistóricos La visita se realiza mediante tour guiado en grupo, cuesta $11 por persona y te dan un paseo por la granja explicando la historia del lugar y cómo funcionan. Es bastante interesante, y si quieres luego puedes comprar alguna prenda de qiviut (pero preparad la cartera). Estuvimos hora y media en total.
Musk Ox Farm
La siguiente parada del día era Eagle River Nature Center, al cual llegamos a las 12:30. Es un centro de conservación al que se llega a través de un desvío de 12 millas desde la Glenn Hwy, y donde se pueden hacer varios hikes interesantes. Es también muy buena zona para ver salmones desovando a partir de agosto, con los consiguientes osos pescándolos (de hecho cierran uno de los hikes todos los años en agosto para evitar conflictos). Nuestra idea era hacer el Rodak y el Albert Loop trails, pero según nos bajamos de la caravana empezó a llover. Aun así, pagamos los 5$ del parking pensando que igual paraba y podíamos hacer algo. Al final, sólo pudimos hacer el Rodak porque la lluvia iba a más. Es un sitio que debe ser precioso con sol y buen tiempo, pero con lluvia no nos merecía la pena estar mucho tiempo. No había salmones todavía, pero vimos un alce macho muy cerca del camino. Unos días más tarde nos enteramos de que un oso había matado a un hombre que iba haciendo hiking por allí, así que haberlos haylos, y uno no puede nunca olvidarse de que aquello es Alaska y los carteles de “cuidado con los osos” están allí por algo.
Alce en Eagle River Nature Center
Estuvimos una hora aproximadamente, y a las 13:35 estábamos saliendo con dirección a Anchorage. Queríamos pasar por algún supermercado para hacer algo de compra para los últimos días, y acabamos en un Fred Meyer para poder usar el descuento que nos habían dado el primer día para la gasolina. Esta vez fuimos al de Northern Lights, y vimos que era mucho más grande y variado que el de Debarr Rd que habíamos visitado el primer día. Hicimos la compra por $62 y echamos otros $128 de gasolina (con el descuento de 20 céntimos por galón incluido). La gasolina estaba a $3.31/galón. Como era la hora de comer y estábamos muy cerca de una pizzería llamada Moose's Tooth que llevaba apuntada como muy buena, decidimos acercarnos y comer allí. Seguía lloviendo a cántaros y estaba bastante petada a pesar de la hora que era, así que al final acabamos pidiendo una pizza y un sándwich cubano para llevar y comiéndonoslo aparcados en la caravana, y nos ahorrábamos la espera, la bebida y la propina La pizza estaba de lujo pero el cubano fue realmente memorable!! ($25 total).
Estábamos intentando cuadrar las horas para llegar a ver el paso de la Bore Tide por Beluga Point o Bird Point, en el Turnagain Arm. Con la que estaba cayendo habíamos descartado parar en Potter Marsh (un humedal en la Seward Hwy muy cercano a Anchorage para avistamiento de fauna, particularmente pájaros) y hacer el Winner Creek Trail, un hike sencillo con la particularidad de atravesar la garganta del río Winner en una especie de teleférico manual. Nos conformaríamos con intentar ver la Bore Tide, un fenómeno natural muy curioso y relativamente poco frecuente que se da cuando la diferencia entre la marea baja y alta es de más de 6 metros y cuando la marea, al subir, tiene que rellenar un pasaje estrecho como por ejemplo el Turnagain Arm. Se ve desde prácticamente toda la Seward Hwy, pero hay puntos como Beluga o Bird Point que son los más típicos.
En cuanto salimos de Anchorage y empezamos a recorrer la Seward Hwy paralelos al Turnagain Arm nos dimos cuenta de que aquello no era un día lluvioso sin más, sino una señora tormenta. Teníamos un temporal encima con vientos de campeonato, y la caravana se bamboleaba de un lado a otro de tal manera que yo llegué a pensar que no íbamos a poder seguir. Gracias a llevar datos en el móvil vimos que era una señora tormenta que iba a afectar a toda la península de Kenai durante los próximos días. Genial!! Y nosotros con el barco reservado para el día siguiente, y la excursión de los osos reservada para dos días después. A las 17:10 llegamos a Beluga Point (la bore tide estaba prevista que pasara por allí a las 17:24), peo había muchísimo viento y lluvia y decidimos que no era el mejor sitio para intentar ver nada, así que seguimos hacia Bird Point. Allí estuvimos un rato aparcados, esperando a la ola, pero no llegaba y desde el parking tampoco se veía nada, y yo no estaba por la labor de salir fuera a esperarla. Seguimos un poco más y paramos en un sitio con mejor visibilidad. Al final Beluga y Bird Point se llevan la fama de “miradores” pero a lo largo de la carretera hay muchos otros apartaderos con buenas vistas y menos gente. Vimos que había varios locos metidos en el agua esperando la ola montados en sus paddle boards, y gente con trípode y cámara grabando desde la carretera (debían ser familia, o colegas, porque si no no me explico esa dedicación y el estar dispuestos a tener la cámara bajo la lluvia de esa forma). La ola finalmente llegó, y con ella los padelistas y las gaviotas. Es un fenómeno muy curioso que seguramente nos hubiera gustado más de haber hecho un tiempo un poco mejor. No os hacéis una idea de cómo llovía, y el frío que hacía. Si el video se mueve es de todo lo que me temblaban las manos. Igual así en escasos 10 segundos os parece poca cosa, pero la gracia está en que esa ola recorre todo el Turnagain Arm de principio a fin.
Bore Tide
Con la tontería de la ola nos dieron las 7 de la tarde, y ya no paramos más hasta llegar a Seward. Nos diluvió durante todo el camino, aunque el viento bajó un poco de intensidad una vez entramos en Kenai. Esa noche tocaba acampada libre, y aparcamos en la milla 3 de la Exit Glacier Road, a unas 6 millas del centro de Seward. Esta carretera, que lleva al glaciar Exit, es el mejor sitio para pasar la noche si no quieres pagar un camping en Seward. A las 21:00 estábamos ya aparcados y listos para pasar la noche, pero todavía teníamos otra sorpresa esperándonos: el slide out de la caravana no quería abrirse. No podíamos abrirlo y por tanto no teníamos cama, así que tuvimos que montar la cama que había encima de los asientos, que más que cama era una colchoneta incomodísima, y cambiar las sábanas. Y así pasaríamos el resto del viaje. Al día siguiente llamamos para comentarlo y nos dijeron que había una forma de “resetear” el slide out manualmente para hacer que saliera, pero no nos garantizaban que luego pudiera cerrarse. Y si no se cierra, no puedes mover la caravana, y yo no quería arriesgarme a no poder llegar hasta Homer porque allí nos esperaba la actividad estrella del viaje: el vuelo a Lake Clark para ver Grizzlies. Conclusión: las últimas cinco noches del viaje iban a ser en la colchoneta aquella.