Atraque 13 AM; Todos a Bordo 21:30h ; Salida 22:00h
El día amaneció bastante soleado y caluroso, se notaba que nos alejábamos poco a poco del frío del norte. Como atracábamos tarde, daba tiempo de sobra de desayunar tranquilamente en el Buffet y también a observar desde el balcón como nos acercábamos a puerto. Stavanger es una de las ciudades más industrializadas de Noruega, sobretodo en lo relacionado con las explotaciones petrolíferas y, a mediados del S. XX pasó a ser una de las primeras fuentes de la riqueza del país. Infinidad de Gaviotas nos acompañaron durante la entrada al Puerto.
Preciosa salida del sol en alta mar
LLegando a Stavanger
Detalle de lo que podría ser algún artilugio para extraer petróleo
Saliendo hacia el Lysenfjord
Como arrastrábamos una hora de retraso desde hacia varios días, llegábamos justos para el embarque en el pequeño Crucero por el fiordo (Lysefjord), que era la última excursión que teníamos contratada con “Mar Adentro”. Lucía un sol radiante y por primera vez en muchos días volvía a hacer calor. Habíamos tenido serias dudas sobre la idoneidad de subir o no al "Púlpito", ya que quizás seria demasiado tute para la niña, y más con los tiempos tan justos que teníamos, así que nos decantamos por algo más tranquilo.Embarcamos sin ninguna complicación, en el mismo puerto, y comenzamos la travesía. Tras cruzar el puente de Stavanger, que une el continente con una de las islas más pobladas sobre el mar, nos fuimos encontrando infinidad de pequeñas islas donde muchos noruegos tienen sus lugares de descanso y segundas residencias.
Paisajes extraordinarios del fiordo
Más paisajes increíbles
La tercera seguida de paisajes
LLegando al puente de Stavanger, una obra maestra de la ingeniería noruega
Un par de la infinidad de islas que nos fuimos encontrando por el camino
Los paisajes noruegos no dejaban de sorprendernos, cada foto seguía pareciendo una postal. Entramos en una zona de bonitas cascadas donde el barco se acercaba, quedando a escasos de las mismas donde se observaban cabras pastando junto a la orilla. Se notaba que están acostumbradas a la presencia humana, ya que se acercan curiosas al barco, sin duda en busca de alimento.
Casas de vacaciones y segundas residencias
Cabritas pastando junto al agua
Cascada muy caudalosa junto al púlpito
Para que se vea que yo también he estado allí
Como no, otro paisaje para acabar la serie
Finalmente, tras casi dos horas de trayecto, llegamos al plato fuerte, estábamos bajo el “La roca del Púlpito”. La verdad es que desde abajo costaba reconocer cual de los salientes rocosos era el púlpito pero una vez localizado puse el teleobjetivo a trabajar, y allí estuvimos un buen rato recreándonos con las vistas del mismo y sus 604 metros de caída vertical. No es lo mismo que la subida a pie pero valió mucho la pena. Desde abajo se podía vera los más osados sentados en el borde o haciéndose selfies a escaso metros del mismo. No creo que sea muy apropiado par los que tengan vértigo.
Tras un regreso bastante rápido (unos 30 minutos), comenzaba la segunda parte de la excursión: una visita guiada por la ciudad de Stavanger. Como el grupo de “Mar Adentro” que hacíamos esta excursión era bastante amplio, se habían contratado 3 guías para hacer grupos pequeños y fue todo un acierto. Stavanger combina a la perfección la mezcla entre la modernidad y la tradición noruega, y eso se puede ver en toda la zona del puerto (Skagenkaien), donde se mezcla en ambiente nocturno con las pintorescas casas de madera que la adornan (antiguos almacenes convertidos en bares de copas y restaurantes).
La zona del puerto, una de las más animadas de la ciudad
Terraza en el puerto de Stavanger
Retrato de Mauro en una de las colinas de la ciudad
Casas muy blancas junto al puerto
Justo en la calle de atrás se encuentra la Torre Valbert (1853), una antigua torre de vigilancia convertida en museo, y poco después la calle Holmegate, o calle del Color. Una de las zonas más animadas de la ciudad. Se encuentra repleta de casas que datan de la década de 1860 que fueron destruidas en un incendio y reconstruidas pintándose de blanco. En 2005 fueron pintadas con llamativos colores gracias al proyecto de varios artistas de la zona. Tras pasear por las calles colindantes (vimos diversos graffitis) nos dirigimos a la Catedral de Stavanger (S. XII), cuyo patrón es San Vito.
Una de las pintorescas calles del centro de Stavanger
Comedero para los pájaros en la puerta de un comercio
Calle Homelgate, repleta de casas de colores y algunos graffitis
En la plaza junto a la catedral. Se aprecia el lateral de la misma
Escultura junto a la Catedral
Fachada de la Catedral de Stavanger
Para finalizar la visita, nos dirigimos a la zona más famosa de la ciudad, el barrio de Gamle, o casco antiguo de Stavanger. Fue construido entre los Siglos XVII y XIX y está formado por 173 casas de madera blanca adornadas con todo tipo de flores y abalorios que hacen que te traslades a otra época. Utilizadas antiguamente por pescadores de la zona, han sido reconocidas como uno de los mejores conjuntos conservados de casas de madera de Europa.
Silvia se quedó en tierra comprando los últimos souvenirs , mientras yo me dirigí a la cubierta 18 para fotografiar la ciudad desde otra perspectiva. La tarde estaba muy soleada y me recorrí la cubierta por la zona exterior en un agradable paseo.
El casco antiguo desde la cubierta 18
skagenkaien desde el barco
Otra instantanea del Gamle de Stavanger desde arriba
Después de volver a reunirnos para una buena merienda (habíamos comida a las 12:30), nos retiramos a la habitación a descansar un rato. Decidimos no asistir al espectáculo del teatro, ese día tocaba flamenco y no nos apetecía nada, así podríamos prepararnos tranquilamente para la penúltima cena que como siempre disfrutamos mucho. Costaba mucho convencer a los niños a la hora de ir a dormir. Cuando todos los niños estaban juntos estaban revolucionados y ni estaban cansados ni tenían sueño. Teníamos que ponernos de acuerdo todos los padres para irnos a la vez, y al día siguiente tocaba madrugar, teníamos excursión.
Preciosa salida del sol en alta mar
LLegando a Stavanger
Detalle de lo que podría ser algún artilugio para extraer petróleo
Saliendo hacia el Lysenfjord
Como arrastrábamos una hora de retraso desde hacia varios días, llegábamos justos para el embarque en el pequeño Crucero por el fiordo (Lysefjord), que era la última excursión que teníamos contratada con “Mar Adentro”. Lucía un sol radiante y por primera vez en muchos días volvía a hacer calor. Habíamos tenido serias dudas sobre la idoneidad de subir o no al "Púlpito", ya que quizás seria demasiado tute para la niña, y más con los tiempos tan justos que teníamos, así que nos decantamos por algo más tranquilo.Embarcamos sin ninguna complicación, en el mismo puerto, y comenzamos la travesía. Tras cruzar el puente de Stavanger, que une el continente con una de las islas más pobladas sobre el mar, nos fuimos encontrando infinidad de pequeñas islas donde muchos noruegos tienen sus lugares de descanso y segundas residencias.
Paisajes extraordinarios del fiordo
Más paisajes increíbles
La tercera seguida de paisajes
LLegando al puente de Stavanger, una obra maestra de la ingeniería noruega
Un par de la infinidad de islas que nos fuimos encontrando por el camino
Los paisajes noruegos no dejaban de sorprendernos, cada foto seguía pareciendo una postal. Entramos en una zona de bonitas cascadas donde el barco se acercaba, quedando a escasos de las mismas donde se observaban cabras pastando junto a la orilla. Se notaba que están acostumbradas a la presencia humana, ya que se acercan curiosas al barco, sin duda en busca de alimento.
Casas de vacaciones y segundas residencias
Cabritas pastando junto al agua
Cascada muy caudalosa junto al púlpito
Para que se vea que yo también he estado allí
Como no, otro paisaje para acabar la serie
Finalmente, tras casi dos horas de trayecto, llegamos al plato fuerte, estábamos bajo el “La roca del Púlpito”. La verdad es que desde abajo costaba reconocer cual de los salientes rocosos era el púlpito pero una vez localizado puse el teleobjetivo a trabajar, y allí estuvimos un buen rato recreándonos con las vistas del mismo y sus 604 metros de caída vertical. No es lo mismo que la subida a pie pero valió mucho la pena. Desde abajo se podía vera los más osados sentados en el borde o haciéndose selfies a escaso metros del mismo. No creo que sea muy apropiado par los que tengan vértigo.
Tras un regreso bastante rápido (unos 30 minutos), comenzaba la segunda parte de la excursión: una visita guiada por la ciudad de Stavanger. Como el grupo de “Mar Adentro” que hacíamos esta excursión era bastante amplio, se habían contratado 3 guías para hacer grupos pequeños y fue todo un acierto. Stavanger combina a la perfección la mezcla entre la modernidad y la tradición noruega, y eso se puede ver en toda la zona del puerto (Skagenkaien), donde se mezcla en ambiente nocturno con las pintorescas casas de madera que la adornan (antiguos almacenes convertidos en bares de copas y restaurantes).
La zona del puerto, una de las más animadas de la ciudad
Terraza en el puerto de Stavanger
Retrato de Mauro en una de las colinas de la ciudad
Casas muy blancas junto al puerto
Justo en la calle de atrás se encuentra la Torre Valbert (1853), una antigua torre de vigilancia convertida en museo, y poco después la calle Holmegate, o calle del Color. Una de las zonas más animadas de la ciudad. Se encuentra repleta de casas que datan de la década de 1860 que fueron destruidas en un incendio y reconstruidas pintándose de blanco. En 2005 fueron pintadas con llamativos colores gracias al proyecto de varios artistas de la zona. Tras pasear por las calles colindantes (vimos diversos graffitis) nos dirigimos a la Catedral de Stavanger (S. XII), cuyo patrón es San Vito.
Una de las pintorescas calles del centro de Stavanger
Comedero para los pájaros en la puerta de un comercio
Calle Homelgate, repleta de casas de colores y algunos graffitis
En la plaza junto a la catedral. Se aprecia el lateral de la misma
Escultura junto a la Catedral
Fachada de la Catedral de Stavanger
Para finalizar la visita, nos dirigimos a la zona más famosa de la ciudad, el barrio de Gamle, o casco antiguo de Stavanger. Fue construido entre los Siglos XVII y XIX y está formado por 173 casas de madera blanca adornadas con todo tipo de flores y abalorios que hacen que te traslades a otra época. Utilizadas antiguamente por pescadores de la zona, han sido reconocidas como uno de los mejores conjuntos conservados de casas de madera de Europa.
Silvia se quedó en tierra comprando los últimos souvenirs , mientras yo me dirigí a la cubierta 18 para fotografiar la ciudad desde otra perspectiva. La tarde estaba muy soleada y me recorrí la cubierta por la zona exterior en un agradable paseo.
El casco antiguo desde la cubierta 18
skagenkaien desde el barco
Otra instantanea del Gamle de Stavanger desde arriba
Después de volver a reunirnos para una buena merienda (habíamos comida a las 12:30), nos retiramos a la habitación a descansar un rato. Decidimos no asistir al espectáculo del teatro, ese día tocaba flamenco y no nos apetecía nada, así podríamos prepararnos tranquilamente para la penúltima cena que como siempre disfrutamos mucho. Costaba mucho convencer a los niños a la hora de ir a dormir. Cuando todos los niños estaban juntos estaban revolucionados y ni estaban cansados ni tenían sueño. Teníamos que ponernos de acuerdo todos los padres para irnos a la vez, y al día siguiente tocaba madrugar, teníamos excursión.