Último día en Lisboa y tiempo espléndido, así que nos despertamos pronto para aprovechar. Dejamos el equipaje en recepción y fuimos andando a la plaza vecina, Martim Moniz, a esperar el tranvía histórico nº28, que no tardó en llegar y que nos dio un encantador paseo por el barrio de Alfama (entra en la tarjeta de transporte). Tardamos 25 minutos en hacer la ruta hasta la Plaza do Comercio, y es algo que recomiendo absolutamente.

Desde la Plaza, cogimos un tranvía al barrio de Belem, parando en el imponente Monasterio de los Jerónimos. Es un lugar que me hubiera gustado visitar, pero mi amigo no es muy fan de pagar por entrar a lugares reliogiosos, así que solo lo vimos por fuera.

Fuimos caminando hasta la famosa Torre de Belem y aunque creía que iba a estar muy a mano, el paseo nos llevó un rato. No teníamos especial interés en subir al interior (además, no es un lugar alto), así que solo lo vimos por fuera.

Paseamos junto al Tajo en dirección al Monumento a los Descubridores, que me encantó. Me parece un precioso homenaje a un país de navegantes.

Desde allí también se tenían unas buenas vistas del Puente 25 de Abril, una absoluta obra de ingeniería de 2 km de longitud.
De vuelta a la zona de los Jernónimos, no pudimos dejar pasar la oportunidad de probar los auténticos Pasteis de Belem en la cafetería del mismo nombre. A mi no me gustan especialmente pero tengo que confesar que los de allí estaban deliciosos y nunca he probado ninguno igual: Caliente, y crujiente y un enorme sabor a vainilla y canela. Compré dos packs de 6 para llevar a casa, no suelto y un trozo de roscón por 15,50€.

A la salida, nos encontramos con un enorme desfile militar que había paralizado toda la Rua da Belem y Rua da Junqueira, dejándolas sin transporte público. Disfrutamos un poco del evento y después caminamos más adelante hasta que pudimos coger un autobús que nos dejara justo debajod el Puente 25 de Abril. Allí visitaríamos LX Factory, un espacio alternativo con galerías de arte, cafeterías modernas y puestos curiosos muy de moda entre jóvenes y turistas. Es un rollo Camden Town.

Aún seguíamos teniendo vigente el bono así que aprovechamos los últimos minutos para coger un autobús de vuelta al centro y subir al Ascensor da Bica, un funicular que que realiza cuesta arriba un pintoresco y corte recorrido, tanto, que ha sido declarado Monumento Nacional.

A mi me encantó y creo que en esos pocos metros se recoge perfectamente toda la esencia de la ciudad.
La bajada la hicimos andando para tomar unas cuantas fotos y una vez de nuevo en Rua de S. Paulo, fuimos caminando hasta Pink Street, una calle con edificios de arquitectura típica, un puente al fondo y el suelo rosa que se ha hecho famosa en las redes sociales.

Disfrutamos de un último paseo por los barrios de Baixo y Chiado y llegamos hasta el restaurante Bom Jardin para despedirnos de Lisboa a lo grande: Comiendo su típico y delicioso pollo a la brasa. Pedimos medio con dos raciones de patatas y un aperitivo de unqueso parecido al de tetilla, acompañados por pan y agua por 26€. No sé que le harán en Portugal a algo tan simple y común pero estaba buenísimo.

Con los deberes hechos y muy buenas sensaciones, volvimos al hotel a recoger al equipaje y nos dirigimos en metro al aeropuerto no sin antes hacer una última parada: Choupana. Teníamos que llevarnos esos croissants para que los probara la familia. Nos llevamos nada menos que 7 de red velvet y 4 de kínder bueno por 22€.
Milagrosamente nos seguía funcionando el pase de metro, así que en este aspecto no tuvimos que pagar nada más para llegar al aeropuerto.
Un ratito de espera, y vuelta a Madrid a la hora prevista (16:40). Esta vez salimos perdiendo con el cambio horario y aterrizamos a las 19:00 hora local, pero estábamos más que satisfechos con lo visto, vivido y comido.
Sin duda, Lisboa es una ciudad ideal para una escapada corta: Pilla muy a mano, es barata (nos gastamos 253€ en total, que podrían haber sido menos si fueramos menos glotones y que son perfectamente susceptibles de reducción con mejores ofertas de vuelos, que las hay), suele hacer buen tiempo, hay mucho ambiente y se come genial. Espero tardar menos en visitarla por segunda vez aprovechando que “está aquí al lado”.
Una de las TOP de Europa.
GASTOS DEL DIA
Pasteis de Belem (desayuno + souvenir): 15,50€
Comida: 24€
Croissants para llevar: 22€
Total: 61,15€ (30,75€/persona)
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