Hoy el día vuelve a empezar temprano, antes de las ocho ya estamos en el parque. El primer ser vivo que vemos es otra liebrecilla, igual que ayer, sólo se dejan ver pronto por la mañana, luego ya no vemos más.
El primer punto de interés del día es la Barker Dam. Esta presa fue construida por los primeros vaqueros a inicios del siglo XX y mejorada por el señor Keys, el que le dio nombre al mirador de ayer, Keys View.
Este ranchero y buscador de oro vivió aquí en Joshua Tree desde 1910 hasta su muerte en 1969. Bill Keys hizo fortuna aquí, cuando este terreno era fértil y el cambio climático era ciencia ficción. Vivió de explotar las minas de los alrededores (por supuesto, la zona no era considerada Parque Nacional entonces, este título lo consiguió en 1994). Él y su familia tenían ganado, huerto, construyeron presas y carreteras.
Los que quieran saber más de este personaje y su vida pueden visitar su rancho, previo pago, con una visita guiada.
Hemos elegido este punto como el primero porque ayer a media tarde vimos este parking lleno, así que no queremos que nos pase lo mismo hoy. Se tarda una hora en recorrer la ruta circular. La presa en sí no es muy allá, no hay mucha agua, pero llama la atención ver construcción humana entre tanta naturaleza.
En el mismo recorrido están indicados unos petroglifos, unos curiosos dibujos pintados en una roca.
Seguimos con el Wall Street Mill. Es un molino abandonado aproximadamente a media hora caminando desde el parking que se comparte con la Barker Dam.
Durante la Depresión resurgió la fiebre del oro. Bill Keys vio la necesidad de un molino que procesara las pepitas de oro y construyó en 1930 estas instalaciones, que estuvieron en funcionamiento hasta 1966.
El recorrido circular de 3 kilómetros y medio por un camino de arena pronto nos lleva a descubrir restos de civilización: un molino de viento abandonado, restos oxidados de lo que en su día fue un coche y luego el molino, del que queda en pie algo de la estructura rodeada de pedazos de chatarra desperdigada como un escenario postapocalíptico.
Cuando retrocedemos avistamos relativamente cerca un par de muros rosa pastel. Esta casa medio derruida es el rancho Wonderland, probablemente de alguna familia de buscadores de oro.
Entre ida y vuelta, estamos alrededor de una hora y media o dos.
Lo siguiente es el reto del día, subir al monte Ryan.
La pendiente es pronunciada, son 4’5 kilómetros entre ida y vuelta, más de una hora sin parar de caminar, el ascenso es bajo un sol de justicia, no hay nada de sombra


A 1.665 metros de altitud, se contempla todo el parque. Y más allá, las colinas peladas en el horizonte. Sopla viento aquí arriba así que el sol no pica tanto. Descansamos, comemos un snack y bajamos en casi la mitad del tiempo.
A partir de aquí el resto del día son paseos suaves.
Aparcamos en Cap Rock, se ve desde la carretera, una roca gigante que parezca que lleve una visera o gorra (cap en inglés), porque está coronada con una pequeña roca que desafía las leyes de la gravedad.
De aquí parte un corto y llano itinerario de media hora, entre más rocas y más yuccas, con bonitos y desiertos paisajes.
Y por último nos acercamos al mirador de la mina Desert Queen. Una de las minas más productivas de la zona, estuvo en funcionamiento desde 1895 hasta 1961.
Este mirador está a poco más de un kilómetro del parking. La mina en sí está a 2’5 km. Desde aquí observamos los agujeros de acceso a las minas, ahora cubiertos con una valla metálica.
Y aquí finaliza nuestra visita al parque. Ahora toca descansar en la sombra. Elegimos la refrescante sombra del Joshua Tree Saloon,

El bar de estilo western tiene buen ambiente, es concurrido por turistas y los precios son aceptables.
Alimentados e hidratados damos una vuelta por la manzana y con la puesta de sol, retiramos hacia el hotel.