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Jueves 8 de Agosto:
Uno de los motivos principales para ir a Hawaii era ver los escenarios donde se rodó la serie Perdidos (Lost), ya que a Víctor le gustaba mucho, y desde que nos enteramos de que se podían visitar pues estaba con ganas de verlos. Por suerte, cuando planificamos las visitas en la isla de Oahu dejamos la visita a los estudios para el segundo día, pero como nos cambiaron el vuelo y llegamos un día más tarde se convirtió en el primero que pasábamos entero en Hawaii. Y fue una suerte porque teníamos las entradas compradas con antelación y pagadas y supongo que si no hubiéramos ido las habríamos perdido, y baratas precisamente no son. En los foros y webs leí que era conveniente comprarlas con antelación ya que en verano suelen estar a tope.
Nos levantamos temprano, en parte porque con la luz que entraba a las 6 de la mañana ya estabas desvelado. Desayunamos en un McDonads que teníamos justo enfrente del apartamento y comenzamos la ruta. Para este día teníamos previsto movernos por la costa este de la isla de Oahu, quizá la más visitada junto a la capital. La entrada para la visita al rancho la teníamos a las 10:30, y aconsejaban estar como mínimo media hora antes, así que salimos con tiempo para poder visitar de camino el Nu‘uanu Pali Lookout, un mirador a 350m sobre la costa entre cúspides de montañas rodeadas de nubes. Pero además de su belleza natural, el mirador es el sitio donde ocurrió la Batalla de Nuuanu, en la que, en 1795, el rey Kamehameha I ganó la lucha que finalmente unificó a Oahu bajo su mando. Aquí cientos de soldados fueron obligados a arrojarse por el acantilado
El mirador está bastante cerca de Honolulú, pero de camino nos encontramos con obras en la carretera y el acceso principal estaba cortado y obligaban a los coches a dar la vuelta. Nos metimos por un desvío para coger una carretera secundaria, pero también estaba cortado, así que nos dimos media vuelta y seguimos hacia el rancho. Aquí el paisaje ya era de bosque frondoso, grades árboles de hojas de un verde brillante, una vegetación muy exhuberante, que es lo que esperábamos de Hawaii. (Foto de Internet)
Lo de las obras y el tráfico fue una constante en Oahu. Al igual que en Canadá, parece que aprovechan el verano para reparar todas las carreteras y esto, unido a la cantidad de coches que circulan por todas partes (el tráfico es muy denso entre locales y turistas), hace que los desplazamientos sean lentos, por lo que si se va con hora a algún sitio hay que tenerlo en cuenta para llegar bien.
Llegamos al rancho y en el mostrador nos canjearon el vale que nos habían mandado por correo por la acreditación para participar en el tour, pero como faltaba un rato nos dedicamos a curiosear un rato por allí. Hay muchas fotos de actores que han pasado por allí, ya que además de Perdidos, numerosas películas de Hollywood se han rodado en los terrenos del rancho: Parque Jurásico, Karate Kid II, George de la Jungla, Godzilla, Cincuenta primeras citas, Jurassic World, Jumanji, Kong: la isla calavera... la lista es interminable. También llamaban mucho la atención las montañas, con sus característicos barrancos cubiertos de vegetación, muy comunes en las islas. En una zona vimos un mapa del rancho con todos los posibles tours que se podían hacer. Los hay en autobús, en coches de hasta 4 personas, a caballo... Nosotros teníamos el Movie Tour de hora y media, pero allí vimos que estaba disponible un tour extendido, de dos horas y media. El coste aumentaba considerablemente pero te llevaban por otros escenarios. Ya que estábamos allí preguntamos en el mostrador si nos podían cambiar, pagando la diferencia, y nos dijeron que sí, pero que para ese día ya no había disponibilidad a ninguna hora, pero que podíamos hacerlo al día siguiente a las 8 de la mañana. Aceptamos el cambio y nos encontramos con una mañana libre con la que no contábamos.
Dejamos el rancho y nos fuimos a visitar un Beach Park que nos había llamado la atención cuando llegábamos al rancho, ya que está justo al lado, el Kualoa Regional Park. En este tipo de parques playeros tienes facilidades como zona de aparcamiento, baños, duchas... pero no teníamos intención de bañarnos, sólo queríamos echar un vistazo y contemplar nuestra primera playa hawaiana, con sus aguas azules y sus palmeras, todo muy de postal. Desde aquí también se veía la isla Mokoli'i, con su característico perfil puntiagudo, una zona por donde es habitual ver a gente haciendo kayak. La playa nos gustó mucho, pero sólo estuvimos un rato ya que queríamos hacer otras cosas, después tendríamos tiempo de playa.
Nuestro siguiente destino era el Valle de los Templos, a unos pocos kilómetros del rancho en dirección sur, volviendo hacia Honolulú. Esta zona es un parque dedicado a la religión, con templos y cementerios de diferentes confesiones. Nosotros visitamos el más llamativo y más turístico de todos, el Byodo-in, ¡un templo japonés en pleno Hawaii! Este templo es una imitación del situado en la ciudad de Uji, cerca de Kyoto. Su colorido aspecto, rojo y blanco contrasta con el verde de los árboles que lo circundan y es tremendamente fotogénico, espectacular. Además del templo principal con su correspondiente buda, consta de un pequeño estanque con peces y cisnes negros. Durante el rato que pasamos allí estuvimos recordando el viaje que hicimos a Japón en 2017. En un lado hay una campana gigante que se puede hacer sonar moviendo un tronco de madera suspendido. Es una visita muy recomendable si se está por la zona. Cuando llegamos nos encontramos con la sorpresa de que la entrada sólo se podía pagar en efectivo, ya que la taquilla no era más que una caseta de madera. Al no tener efectivo, pues no habíamos sacado aún, preguntamos a la mujer que cobraba si no podíamos pagar en otra moneda, pues llevábamos euros y los dólares canadienses que nos habían sobrado, y nos dijo que no, pero nos ofreció la posibilidad de pasar sin abonar el ticket, pero una vez dentro teníamos que ir a la tienda de regalos y pagar allí con tarjeta y a la salida presentar el ticket. Así lo hicimos y no tuvimos ningún problema.
Tras esta visita cultural nos dirigimos a la cercana ciudad de Kailua, conocida, entre otras cosas, por ser la zona de verano del presidente Obama. Lo que nos interesaba de aquí era la Playa Lanikai. Según muchas revistas de viajes y otras tipo National Geographic, se trata de la mejor playa de Estados Unidos y casi siempre aparece en los rankings de mejores playas del mundo. Esta playa no es un "beach park", es decir, que no cuenta con instalaciones públicas, ni siquiera parking. Tuvimos que buscar aparcamiento en unas calles cercanas, que estaba ya todo petado. Por suerte vimos a uno que salía y dejamos el coche en ese hueco. La playa está por detrás de unas casas de una urbanización, que llegan casi hasta el agua en algunas zonas. Cuando entras el paisaje que te encuentras es espectacular. La arena es blanca, el agua muy transparente, y contra todo pronóstico, no estaba masificada. La playa es grande y por tanto la gente no está apelotonada, se puede estar cómodo. Dejamos las mochilas y las toallas en una zona, detrás de las casas, y nos bañamos por primera vez.
El agua estaba calentita!! Yo no soy muy playero que digamos, vivimos en una ciudad costera y hay muchos veranos en los que ni piso la playa, pero tengo que reconocer que ésta sí que me gustó, y mucho. Estuvimos un rato allí bañándonos y tomando el sol, y luego nos cambiamos de sitio a otra zona de la playa más ancha y más tranquila. Al fondo se pueden ver dos islotes, que hacen que las olas no lleguen a la playa y por eso tenga ese aspecto tan tranquilo y paradisíaco. Sin lugar a dudas, es una de las dos cosas que más me gustaron de Oahu y que recomiendo 100% a todo aquel visite la isla.
Cuando serían sobre las 2 y algo de la tarde nos fuimos de la playa y buscamos un sitio para comer. Muy cerca la Playa Lanikai está el Kailua Beach Park, una playa de las que sí cuentan con servicios varios. Conseguimos aparcar allí al lado y encontramos un sitio para comer, Buzz's Steakhouse, justo en la terraza. Ya era tarde para los estándares hawaianos y no pudimos pedir platos principales, pero nos apañamos con los entrantes. Después de comer dimos una vuelta por la playa, muy bonita también pero después de haber visto Lanikai sabía a poco.
Volvimos al coche y nos dirigimos más al sureste, a la playa de Waimanalo, una playa larga presidida por unas montañas. A lo largo de la carretera vimos unos asentamientos de chabolas. No paramos en la playa, ya que queríamos visitar los Makapu'u Tide Pools. Son una especie de piscinas naturales de rocas que se llenan con las mareas. Aquí también paramos un rato y nos bañamos, sin apenas gente, sólo estábamos nosotros y un par de grupos más. El agua estaba considerablemente más fría que en Lanikai, pese a estar bastante cerca.
Por esta zona vimos pasar por la carretera un grupo de moteros con unas banderas que no conocíamos. Otros días volvimos a ver estas banderas y nos pusimos a investigar. Al parecer hay un movimiento independentista relativamente fuerte en Hawaii. Mucha gente piensa que estarían mejor fuera de Estados Unidos y que han sido colonizados por ellos. De hecho, hay movimientos que se están esforzando mucho en recuperar el idioma hawaiano, las costumbres, etc., como respuesta a la imposición del estilo de vida americano que impera por todas partes. Por lo visto hay hasta escuelas (privadas y caras, para gente de alto poder adquisitivo) donde la enseñanza se realiza en hawaiano, y el inglés se estudia como un idioma extranjero.
El siguiente punto del itinerario estaba un poco más al sur, el Makapuʻu Lookout. Tras una subida de la carretera se llega a este mirador que da sobre la zona de Waimanalo. La verdad es que no nos dijo gran cosa. Muy cerca también está el Makapuʻu Lighthouse, un faro al que se puede llegar por un trail que sale desde el aparcamiento y que se tarda como 40 minutos en recorrer. Hicimos el recorrido completo y tampoco nos dijo mucho, no es algo que merezca realmente la pena.
Desde aquí ya nos volvimos hacia Honolulu, pasando por más playas y miradores, y disfrutando del paisaje al atardecer. Llegamos a Waikiki, la playa de Honolulu, cuando ya estaba anocheciendo. Estuvimos dando muchas vueltas para poder aparcar el coche y era imposible. En todas partes estaba prohibido o estaba lleno de coches. Al final encontramos un parking justo al lado del Zoo, en la Kapahulu Ave, que es donde recomiendo ir directamente para evitar perder el tiempo como nos pasó a nosotros. De aquí a la playa hay unos pocos minutos andando solamente.
No era muy tarde, serían las 7 o así, pero en Hawaii ya era prácticamente de noche. Dimos una vuelta por el paseo marítimo, viendo varias estatuas como el príncipe Kuhio (era el heredero cuando Hawaii fue conquistado por EEUU), un surfero, un surfero y una foca, y la de Duke Kahanamoku, un campeón olímpico de natación y considerado como el inventor del surf moderno. Éste último personaje es muy querido en Hawaii y su estatua siempre está decorada con típicos collares de flores de las islas. También se pueden ver numerosos chorros de agua, y es que "waikiki" en lengua hawaiana significa precisamente eso, chorros de agua, y es que al parecer por aquí abundaban los arroyos y fuentes antes de la colonización. Por lo demás, la zona de Waikiki es una sucesión de restaurantes, hoteles, tiendas de souvenirs y centros comerciales, algunos de ellos bastante caros y con marcas muy famosas en todo el mundo. En uno de estos centros comerciales vimos una exposición de fotografías de National Geographic, espectaculares.
Intentamos cenar en el Cheesecake Factory, ya que nos quedamos con ganas cuando estuvimos en Los Angeles, pero había mucha cola y al final nos decidimos por un chino, el Kirin. Fue bastante caro para lo que estamos acostumbrados en los chinos de España, pero tanto el trato como la comida fueron muy buenos. Nos sobró bastante comida así que la pedimos para llevárnosla al apartamento. Después de la cena volvimos al coche y de vuelta a casa para descansar, que el día había cundido bastante y estábamos más que satisfechos. Además, al día siguiente teníamos que estar a las 7:30 en el rancho Kualoa, así que tocaba madrugar otra vez.
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