6 de septiembre. Salí de la habitación a las 7:30 escuchando el ruido del viento y pensando que lo mismo salía volando. Más bien no se notaba mucho que hiciese viento y no era molesto ni mucho menos. Al final parece que fue más el ruido provocado por el viento que la intensidad del mismo, pero dormir dormí poco.
Teníamos otro día de mucha carretera por delante, pero al menos había diferentes paradas programadas. Nos dirigimos hacia el norte, saliendo poco a poco del Parque Nacional Namib-Naukluft.
La primera parada que hicimos, de tipo técnico, fue en Solitaire. Antaño ésta era la última gasolinera que había antes de entrar en el parque nacional, pero es famosa por la panadería que hay allí. Me compré alguna cosa para almorzar en Walvis Bay, pero me la acabé comiendo al poco de salir de Solitaire.

La siguiente parada que hicimos fue en un lugar desde el que se podía contemplar un bosque de carcajs en medio de una inmensa llanura con las montañas al fondo.

Más tarde paramos en otro punto para observar un tramo del cañón del río Kuiseb. Este río fluye desde el oeste de Windhoek, atravesando el Parque Nacional Namib-Naukluft hasta llegar a Walvis Bay.


Otra cosa por la que recordaré este día de viaje es por la horrible carretera de tierra. Era un no parar de dar saltos. Cuando parecía que por fin empezaba la carretera con asfalto bueno, resultaba ser como un espejismo, porque a los pocos cientos de metros volvía la tierra. La carretera no se volvió decente hasta poco antes de acceder a la carretera costera que desde el sur se dirigía hacia Walvis Bay y Swakopmund.
El paisaje llegando a Walvis Bay me sorprendió. Las dunas de arena alcanzan casi la misma carretera general que va hacia Swakopmund. Quizás por la luz del sol, aquí me daba la sensación de que el color de la arena era como más dorado.
La parada que teníamos programada en Walvis Bay era para ver los flamencos en la laguna.


Había cientos sin exagerar o quizás más, de diferentes especies y tonalidad rosa, desde unos de color más apagado hasta otros de un tono rosa muy intenso.



Estuvimos aproximadamente media hora y proseguimos a Swakopmund. Al igual que por Walvis Bay, la costa hasta esta localidad se caracteriza porque el desierto llega hasta la misma costa.

Cuando llegamos a Swakopmund, el guía nos hizo un tour panorámico por el centro de la ciudad para situarnos en ella y enseñarnos los lugares más característicos a los que podíamos ir durante nuestra estancia de 2 días.
Llegamos al hotel Plaza, un hotel de 3* de estándar europeo, con habitaciones modernas. Está situado en una calle que va directamente hasta el muelle antiguo.
www.plaza.na/

Se añadieron 2 personas más al grupo, un matrimonio de portugués y brasileña. Con esto alcanzamos el máximo tamaño del grupo, 17 personas.
Tras acomodarme, salí a buscar algún restaurante donde comer, aunque eran ya sobre las 4 de la tarde.
Fui al The Fish Deli. Está en la calle principal de la ciudad, a pocos metros de la agencia de excursiones Pleasure Flights. Es un restaurante más en plan de comida rápida, aunque hay platos de pescado con la captura del día. Las raciones son bastante grandes, como pude comprobar.
Un plato de anillas de calamar con patatas fritas y una botella de agua me costó 140 NAD.
www.fishdeli-swakopmund.com/

Luego fui a cambiar dinero. Los bancos estaban cerrados a esa hora de la tarde y no me pareció ver ningún cajero que estuviese protegido al que se pudiera acceder. Un tipo de allí me preguntó que si estaba buscando una oficina para cambiar dinero y le dije tontamente que sí. Al principio me pareció alguien normal pero luego me mosqueó la pinta que tenía y que se alejaba un poco de la calle más céntrica. Yo estaba para darme la vuelta, pero finalmente vi que me dejaba en una oficina de cambio. Al salir, no lo vi a primera vista, así que salí rápido, pero apareció a los 2 minutos y quería dinero por haberme llevado a la oficina de cambio. 200 NAD quería. Le di 10 NAD para quitármelo de en medio y aunque al principio lo tuve 2 ó 3 minutos pegado a mí dándome la lata con que con esa cantidad no podía comprar comida en el supermercado, finalmente desapareció. En fin, hay que ser más precavido.
Después fui a ver si conseguía contratar un vuelo panorámico por el desierto del Namib. Junto con ver el desierto, el vuelo era otro de los motivos que me había motivado para viajar a Namibia. Un mes antes del viaje había hecho una prerreserva con Scenic Air para hacer el vuelo “Sossusvlei Scenic” de 2 horas de duración, sujeto a que se formara un grupo de 4 ó 5 personas. La misma mañana de llegar a Swakopmund me habían confirmado que se había formado el grupo, así que esa tarde fui a la agencia para hacer el pago correspondiente. Sin embargo, me llevé el chasco de que supuestamente el resto de personas del grupo habían anulado la reserva, por lo que no había vuelo.
Seguidamente fui a la agencia Pleasure Flights, donde también había hecho una prerreserva a la vez que en Scenic Air. Aunque no había recibido noticias de esta agencia, fui a preguntar si había vuelo y me dijeron que sí y que me recogerían al día siguiente a las 15:30. ¡Pues ya me podían haber avisado con tiempo en vez de dejarme con la incertidumbre! El vuelo con esta agencia era como el otro, el de Sossusvlei. El precio, una minucia. 4200 NAD por volar 2 horas y 15 minutos.
www.pleasureflights.com.na/ ...scenic.htm
Volví al hotel y a través del guía contraté para el día siguiente por la mañana una excursión a Cape Cross para ver la colonia de lobos marinos. En principio las excursiones que ofrecía Sense of Africa no me interesaban.
Salí a cenar porque ya se había hecho demasiado tarde para pasear y fui al restaurante The Tug, en el muelle. La decoración de este restaurante por dentro es como si fuera un barco. En la carta destacan principalmente los platos de marisco y pescado.
Yo pedí una crema de langosta, rape con guarnición/salsa a elección propia y una crème brûlée de postre. El total de la cuenta fue de 460 NAD.



Es un restaurante de precios más elevados de lo habitual. Se puede reservar por internet y para cenas conviene hacerlo.
www.the-tug.com/
Cuando salí del restaurante me fui derecho al hotel. Estaba de noche hacía rato y no había gente por la calle.