Y llegó el día de hacer la última excursión. Nos vamos a Nikko.
Dejamos el hotel de Shinjuku temprano por la mañana, y nos dirigimos a la central station de Tokyo, allí cojemos el Shinkansen (es nuestro último día de JRPass) que nos lleva a Utsunomiya.
En Utsunomiya, hay que cambiar a la Nikko Line, un tren local bastante cutrecillo, pero que va de perlas.
Nada más llegar a Nikko, ya notamos algo raro... HACE FRIO!!!! bastante frio!! y nosotros que venimos de manga corta y pantalones cortos, ufff....
Moverse por nikko no es dificil, pero tampoco es todo lo fácil que parece; nos costó ver que Bus era el que nos llevaría cerca del Ryokan.
Al final, cojemos la línea B y nos bajamos en la parada del puente Shinkyo. Nada más bajar del BUS, PAMMM!!! primera imagen impresionante de Nikko, ante nosotros tenemos el famosísimo puente ShinKyo (por donde se dice que Buda cruzó sobre 2 serpientes gigantes)
Bien, toca buscar el Ryokan (Nikko Tokanso, fue un capricho, está a 200 m de todas las atracciones)
Pues bien, después de meternos literalmente en la selva, con las maletas, rodeados de vegetación... encontramos una construcción... entramos a preguntar, pero... no hace falta!!! me quedo flipado, al ver que en la entrada del Ryokan hay una pizarra, con todos los nombres de los huéspedes que esperan para esa noche y .... allí estoy YO!!!! jojo, entre kanjis y más kanjis, aparece mi nombre escrito. Fue genial.
La habitación del Ryokan:

Nos dan la habitación (muy amable la señora) y reservamos el Onsen privado para la noche

Así pues, salimos a dar un paseo por Nikko... primero volvemos al puente, a verlo sin maletas y con tranquilidad y luego cojemos el Bus que nos llevará a las Cataratas Kegon.

Brutal lo del BUS, en todos los sentidos... primero el precio, nos costó la friolera de 3000Y por cabeza, el llegar hasta las Kegon Falls. Un sablazo en toda regla. Ahora, el viaje, fue brutal!!! escalamos un puerto de montaña altísimo, todo curvas supercerradas y por medio de una naturaleza superfrondosa.
Llegamos y nada más bajar del bus, ya se escucha el ruido de las cataratas... como el agua golpea contra la roca. Bajamos hasat donde está la catarata y alli aparecen.... buffff, es genial... 100m de altura tienen, y no para de caer agua a base de bien.

La foto no hace justicia, no se ve bien lo realmente grandes que eran.
Después de pasar un buen rato allí (estabamos casi solos), decidimos volver a cenar.
Bus de vuelta (otros 3000Y por cabeza) y al Ryokan, donde nos espera la cena japonesa. Esta vez , la aderezamos con un Sake caliente buenisimo (os recuerdo que hacia bastante frio). La cena, cundiente, un mini menú degustación con un poco de todo. No estuvo nada mal.
Después de cenar, volvemos a la habitación (ya preparada con los futones) , nos ponemos los Yukatas, y al Onsen particular.
No sé como los japos pueden aguantar ahi dentro más de 3 minutos, el agua estaba, literalmente hirviendo. Abrimos el agua fria un rato, y entonces pude meterme, pero aguanté no más de 6 minutos. Después de lo cual salí a relajarme un poco.
Antes de irnos a dormir, decidimos aprovechar la noche en Nikko e irnos a hacer una excursión nocturna en Yukata

Aqui el menda en yukata, a la entrada de un templo

Con ese buen sabor de boca, nos fuimos a dormir... un gran primer día en Nikko.