ABU SIMBEL
Esta era una de las etapas más esperadas de nuestro viaje y no defraudó nuestras expectativas; aunque no nos esperábamos un madrugón de calibre faraonico: nos levantamos a las 1:15 am. para salir del barco a las 2:00 am. El objetivo era ver amanecer en Abu Simbel, que es sencillamente inolvidable. Las tres horas de camino por carretera desde Aswan para cubrir los doscientos cincuenta y seis kilómetros permiten dormir un poco más.
Antes de contratar el viaje pregunté por la posibilidad de volar de Aswan a Abu Simbel pero no era compatible con el programa de la agencia; quizás sea una buena opción si hay vuelos a esa hora aunque el precio será más caro y la duración del viaje solo un poco más corta por lo que he leído. En nuestro caso esta visita estaba incluida en el precio del paquete yendo en autobús desde Aswan.
Después de pasar varios controles policiales salimos dentro de un convoy con varios autocares que hacían la misma ruta. Por el camino hay puestos de control militares y, al menos durante una parte del recorrido, íbamos escoltados. En todo momento se tiene la sensación de que es un trayecto seguro, si no te sales del recorrido bajo control.
La carretera tiene buen asfalto y el viaje, salvando el madrugón, no es incómodo.
Llegamos a nuestro destino siendo todavía de noche, sobre las 5:30 am, vimos a Ramsés II y a Nefertari iluminados, y al rato Jepri, el escarabajo, apareció en el horizonte empujando el disco solar por el cielo.
La entrada de las primeras luces del día en los dos templos de Abu Simbel, el de Ramsés II y el de Nefertari, es un espectáculo natural que os recomiendo encarecidamente. Y las vistas del Lago Nasser al amancer delante de los dos monumentos también es una maravilla. Nefertari fue la primera esposa de una larguísima lista, de Ramsés II. Al parecer fue un amante promiscuo. Aunque había más grupos de turistas, en algo menos de dos horas da tiempo a disfrutar del entorno, de los templos, del amanecer; y el número de personas no fue excesivo aunque el lugar se presta a una visita más íntima. Como tantos lugares en el mundo.
El gran templo rupestre (excavado en la roca) de Abu Simbel en Nubia, está dedicado a los dioses Amón, Ra-Horajti y Ptah, así como al Ramsés deificado. Y como el resto de los templos, tiene un eje longitudinal y se organiza simétricamente a ambos lados del mismo. El lado sur de dicho eje se refiere al Alto Egipto y ostenta sus plantas heráldicas, mientras que el lado norte se refiere al Bajo Egipto. La orientación se hace siempre con respecto al curso del Nilo en el punto más próximo del mismo al templo.
En el interior descubriréis unas pilastras osiríacas impresionantes y unas decoraciones con un nivel de detalle y un estado de conservación excepcional, que tendréis que fotografiar con el móvil si no queréis pagar el ticket-camera.
Esto conjunto arqueológico fue trasladado a una nueva ubicación entre 1964 y 1968 para protegerlo de posibles inundaciones tras la construcción de la Presa de Asuán y gracias a una inversión multimillonaria y multinacional se reconstruyó en un punto sesenta y cinco metros más alto y unos doscientos metros más distante del río Nilo.
Como precaución, contaros que una familia santanderina había contratado (con una agencia cuyo nombre no recuerdo desde España) una comida típica egipcia en una casa de una familia, muy cerca de Abu Simbel, pero no obtuvieron lo prometido. Hay que tener cuidado con estas opciones extra.
En cuanto a la temperatura tenéis que llevar algo de abrigo.
TEMPLO DE PHILAE
Tras el trayecto de vuelta en autobús estábamos ya en el barco en Aswan sobre las 10:30h. Después de descansar tras el madrugón, y comer, hicimos la siguiente visita. Fuimos en autobús, y luego en una pequeña embarcación, hasta el templo de Philae, dedicado a la diosa Isis, y ubicado en la isla de File, en el Nilo. Realmente estamos ante un conjunto arquitectónico con diferentes templos y puertas.
Enmarcado en el período ptolemaico y romano, el de Isis fue el último templo consagrado a una divinidad egipcia que permaneció abierto al culto, hasta que a finales del siglo IV de nuestra era el emperador Justiniano I lo prohibió. La desaparición del arte egipcio está ligada a esta prohibición oficial del culto público pagano, tras el abandono por parte del estado romano.
Como en otros templos el altar está en el santuario, en la zona más oscura del templo. Sólo hay dos oberturas en la parte más alta de las paredes laterales. El pedestal es de granito y sobre él se colocaba la barca sagrada que salía en las procesiones.
En el primer pilono se observan los bajorrelieves de la diosa Isis, tocada con el disco solar entre los cuernos y acampañada por su hijo Horus y la diosa Hathor. Delante de los pilonos se situaron los dos leones que protegían la entrada.
El conjunto de templos de Filé forma parte del Museo al Aire Libre de Nubia y Asuán, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 con el nombre de Monumentos de Nubia de Abú Simbel a Filé. Os dejo una imagen de la llegada en embarcación.
El buen estado de conservación de los templos y puertas, junto al hecho de estar en una isla y encontrar rincones solitarios por momentos dentro del recinto, -no dejéis de disfrutar de las vistas desde la terraza de la cafetería-, ayudan a trasladarte a otra época.

COMPRAS EN ASWAN
Es una actividad obligada en Egipto y, varias personas nos recomendaron comprar en Aswan algunos productos de la zona que también se pueden encontrar en El Cairo, por ejemplo, esencias y especias. Las primeras las compramos, las segundas no porque el precio que nos ofrecían en el sitio al que fuimos era sencillamente una estafa.
Lo que sí hicimos fue dar un paseo en calesa por la ciudad, que nos contrató el guía, y que nos permitió vivir en primera persona el bullicio y el tráfico de Aswan.
NOCHE EN ASWAN
Uno de los momentos más divertidos del viaje ha sido el paseo en calesa por Aswan, entre la locura del tráfico de la ciudad, viviendo el ambiente de las calles. Especialmente animado estaba el mercado, con los puestos abiertos hasta muy tarde. También fumamos una sisha en una terraza, luego fuimos a tomar un zumo de caña de azúcar que estaba exquisito, mientras veíamos cómo salían los novios de una boda, y toda la comitiva detrás. El ajetreo en la calle es absolutamente mediterráneo y encantador, que personalmente vivo con una gran sensación de familiaridad.