Este día lo habíamos reservado para ir al Cristo Redentor, que era uno de los sitios que nos hacía mas ilusión de Río. Cuando nos levantamos el día estaba lluvioso y nos desmotivamos un poco, porque sabíamos que no era un buen día para subir al Corcovado, nos tomamos el desayuno con calma a ver si se iba despejando, el desayuno de este hotel fue de los mejores, era buffet y tenía de todo lo que quisieras, con ese desayuno de campeonas nos daba para aguantar sin comer hasta la tarde.
Salimos hacia la parada del autobus sin saber muy bien cual iba a ser nuestro recorrido de ese día, pensamos en ir al jardín botánico si el día seguía así, hasta que se empezó a despejar un poco y en un impulso cogimos el bus rumbo al Corcovado.
Cuando llegamos a la última parada del bus, que está justo frente a donde salen los trenecitos para subir al Cristo, nos bajamos y se acercaron un montón de vendedores, convenciendo a toda la gente que subiera con ellos en van, ya que la cola para el tren iba a tardar varias horas, nosotros si bien habíamos pensado hacerlo en tren en principio, vimos que había bastante cola y nos fuimos con los chicos de las van sin pensarlo, además era mas barato y hacían una parada en el Mirador Dona Marta, que era otra visita obligada para nosotras.
La subida es bastante rápida, paramos en el Mirador primero unos 10 minutos y nos quedamos realmente impresionadas con las vistas de toda la ciudad, el Pan de Azúcar y el mar de fondo. Todavía nos quedaba el Cristo pero solo con estas vistas ya había valido la pena la subida.

Volvimos a nuestra van y seguimos subiendo hasta las oficinas donde te venden la entrada al Cristo y souvenires bastante caros del lugar. En la entrada pone una hora y un número para poder acceder al ascensor que te lleva al Cristo, esperamos una media hora y por fin subimos.
Tener esta maravilla del mundo en frente impresiona mucho, a pesar de que estaba muy nublado cuando llegamos, toda la gente se quedaba inmóvil en su sitio esperando a que se despejara, después de un largo rato parece que mágicamente se quitaron las nubes y lo pudimos ver perfectamente y sacar varias fotos, aunque nuestra emoción duro solo unos 10 minutos y se volvió a cubrir completamente de nubes. Seguimos esperando con mucha paciencia en la plataforma de abajo para tener otra perspectiva, y a la hora mas o menos se volvió a ver claramente. Cada vez que se despejaba era una inmensa alegría para todos los que estábamos ahí esperando, nos quedábamos hipnotizados contemplando esa maravilla.

Ya satisfechas de haberlo podido ver unas cuantas veces, bajamos nuevamente en la van hasta el punto inicial y fuimos a la parada de bus para coger un bus que nos llevara hasta el metro, y luego en metro rumbo al barrio de Lapa.
Salimos del metro en busca de los famosos Arcos de Lapa, que era un antiguo acueducto, esta zona es muy bonita, con su ambiente bohemio, lleno de bares y vida nocturna.
A nosotros nos pareció un poco insegura la zona, en los arcos habían muchos policías cuidando y no nos animamos a volver por la noche, si bien nos habían recomendado la zona de bares con música brasilera en vivo, es algo que nos quedo pendiente conocer.
Comimos por la zona que habían muchos restaurantes a buenos precios y seguimos hacia Santa Teresa para conocer las Escaleras de Salerón.
La calle que va hacía las escaleras esta llena de murales preciosos y cuando llegas al final de la calle te encuentras con las escaleras de frente, un espectáculo de colores para la vista,los escalones tienen los colores de la bandera de Brasil (amarillo, verde y azul) mientras que las paredes son de azulejos rojos nos encantó esta zona, subimos las escaleras hasta arriba los sitios más fotografiables estaban llenos de gente y hasta había que hacer colas, al llegar arriba hay un mural espectacular con una bandera de Brasil y el fondo rojo.

Volvimos hacia la plaza para tomar el metro que nos llevara a Copacabana y una vez allí cenamos unas pizzas antes de llegar al hotel y nos fuimos a dormir.