Nos levantamos temprano para desayunar y comenzar nuestro recorrido, el desayuno era muy completo y estaba muy bueno, tenía de todo lo que quisieras, para empezar el día con energías.
Listas para salir nos pusimos el bikini, protector solar y gorra, porque hacía muchísimo calor desde la mañana, Marcelo nos dio las indicaciones de como llegar hasta la playa caminando y empezamos el sendero.
Nuestro hostel estaba cerca de la playa dos Anjos y justo al lado comienza el camino para subir hasta el Pontal do Atalaia, el primer tramo es bastante inclinado y los escalones son muy altos, esto sumado al calor que hacía, nos dejaba casi sin aliento, una vez que llegamos arriba, donde se encontraba la pista asfaltada, ya lo peor había pasado, esta pista te lleva directo a la playa, la caminata es de una hora más o menos y las vistas que te vas encontrando por el camino son espectaculares, vale totalmente el esfuerzo realizado.
También se puede llegar a esta playa en coche o taxi, la mayoría de gente lo hace así, pero nosotras era la primera vez que íbamos y nos quedamos impresionadas con las vistas hacia la playa desde todos los puntos del camino.

Conocer esta playa era para mi otro sueño hecho realidad, siempre lo había visto en fotos y me parecía increíble ese color del agua, tenía mis dudas de que fuera real. Pero una vez que llegamos a los escalones que bajan a la playa, el paisaje es de los mejores que he visto en mi vida, el agua es completamente turquesa, rodeado de montañas y vegetación, superó ampliamente mis expectativas y se convirtió desde ese momento en mi playa favorita.

Después de sacar las fotos en las escaleras, como todo el mundo, bajamos a la playa, está bastante llena de gente, pero esto no le quita su belleza, nos buscamos un hueco para dejar las cosas y nos bañamos en el caribe brasileño, el agua es completamente transparente y la arena muy blanca.
Salimos del agua y nos compramos unas caipirinhas y unos salgados (son como unas croquetas rellenas de pollo,carne o queso), para celebrar que estábamos en este lugar de ensueño.

Recorrimos toda la playa, que no es muy grande, y nos quedamos por la zona de donde salen los barcos, por ahí parece que era la zona de los jóvenes, o al menos estaban todos ahí y había mas espacio donde ponerse. Si podemos decir algo negativo de esta playa es que habían muchas abejas, en casi todas las playas de Brasil hay bastantes, supongo que porque están rodeadas de vegetación, y la gente convive con ellas sin hacerles ni caso, nosotras tuvimos la mala suerte que una pico a mi amiga que les tiene muchísimo miedo, pero nada grave.
Como ya habíamos aprovechado todo el día aquí y queríamos ver el atardecer en la playa grande que nos habían comentado que era el mejor sitio para verlo, por la tarde nos cogimos un taxi boat que costaba 10 reales por persona y nos dejaba en el puerto, desde ahí fuimos caminando hasta playa grande.
La playa es realmente enorme, y aun así estaba toda la primera linea frente al mar llena de gente, esperando ansiosos el atardecer, nos bañamos antes de que llegara el gran momento y el agua estaba muy fría, la más fría de todas las que probamos en Brasil.
Salimos y el sol ya estaba empezando a bajar, era un espectáculo verlo ocultarse en esa playa infinita, realmente era como nos habían recomendado el mejor lugar desde donde verlo y de los mejores atardeceres de nuestro viaje a Brasil.

La zona del paseo marítimo esta llena de restaurantes y tiendas de souvenirs, dimos un paseo por ahí y nos fuimos al centro que es más barato para comer, cenamos en un restaurante lleno de gente local, que suelen ser los más baratos y nos fuimos a nuestro hostel a ducharnos y dormir, cansadas de un largo día de playa.