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En esta última etapa no nos vamos a ir muy lejos de donde tenemos el apartamento, L'Ampolla.
L’Ampolla es una población situada en la comarca del Baix Ebre. Se considera la puerta del Delta de l’Ebre, ya que se encuentra situada al fondo del golfo de Sant Jordi.
Se trata de un antiguo enclavamiento de pescadores tortosinos y, tal y como indica su nombre, proviene de la forma que tenía en la antigüedad una de las desembocaduras del Ebro en el lugar que ocupa actualmente el municipio. Ampolla en catalán significa botella así que la forma aludida es la de cuello de botella.
Se trata de una villa esencialmente marinera.
Se desvinculó del Perelló como municipio independiente en el 1937 pero no se constituyó en ayuntamiento hasta 1990.
Su entorno natural se caracteriza por sus playas. No todas son iguales. Las hay de arena o de piedra; algunas tienen poca profundidad y en otras hay grandes riscos en los contornos. Se puede encontrar la Playa del Arenal, la dels Pinets, la de les Avellanes, la dels Capellans, la del Baconé, la Cala Maria, la de l’Ascaret y la Playa Cap-Roig.
Dentro del término de l’Ampolla también encontramos la laguna más pequeña del Delta del Ebro, la Laguna de les Olles, de 54 hectáreas.
Las lagunas son un ecosistema típico de esta zona. Ya comenté en la etapa anterior cuáles son las dos lagunas más grandes del Delta. Son balsas de agua conectadas con el mar y rodeadas de campos de arroz.
Por el término de l’Ampolla hay varios itinerarios.
Empezamos la mañana contratando a un taxi que nos lleve hasta una zona cercana a la Bassa de les Olles. Nuestro objetivo ese día es hacer unos recorridos, una parte del grupo caminando y dos en unas bicicletas que alquilan en una tienda que hay frente al chiringuito donde comimos el día anterior. Con la bicicleta se puede llegar hasta el Faro de la Punta del Fangar (aunque ellos, uno de ellos un menor) no llegaron hasta allí. Si se hace esa ruta completa son 17 kilómetros en total.
Para los que fuimos caminando había tres recorridos disponibles, bien identificados. El primero de los recorridos bordea toda la laguna desde la playa del Arenal (donde está situada la zona de picnic) hasta la Garganta de la Bassa y la playa del Goleró. Durante la ruta se puede acceder a 3 miradores desde donde se pueden contemplar las aves (cuando nosotros fuimos no había muchas).
Otro de los recorridos permite ver a un lado la Laguna con sus cañizos y campos de arroz y por otro lado observar las mejilloneras.
El tercer recorrido, llamado "Campos del arroz" permite ver las plantaciones de arroz que hay en los alrededores.
El Goleró es el final de un antiguo brazo del Ebro que conecta el río, a la altura de la Illa de Gràcia, con la bahía del Fangar. Probablemente fue la desembocadura del río en el siglo XI. Hoy en día sirve de desagüe de los campos de arroz cuando se vacían antes de preparar la tierra para la siguiente cosecha.
Hicimos unas fotos en la Playa del Arenal después del paseo y ya todos reunidos volvimos a pie a L'Ampolla.
Ya de regreso pasamos por delante de la llamada Área interpretativa. Fue inaugurada en 2013 y se trata de una serie de esculturas (en concreto una que se llama El Barco de la historia) y paneles informativos sobre la historia de L'Ampolla y el Delta. Se habla por ejemplo de El Guerrero del Antifaz, el Corsario Hayr al-Dinn Barbarroja (cuando se habla de los ataques piratas a estas costas), la proclamación de Adrián d’Utrecht, confesor de Carlos V, como Papa de la Iglesia Católica (el 9 de enero de 1522 fue elegido Papa sucediendo a León X. El nuevo papa se encontraba en Vitoria ejerciendo como regente de España. Desde allí viajó siguiendo el curso del río hasta llegar a L'Ampolla para, una vez aquí, embarcarse hacia Roma) o el hundimiento del Mdjerda (la peor tragedia naval de la historia en la costa catalana; los alemanes bombardearon este barco en las proximidades de L'Ampolla el 11 de mayo de 1917, matando a sus 352 de sus tripulantes y viajeros).
El crucero franquista Canarias realizó un bombardeo el 30 de octubre de 1936 en la bahía de Roses. A partir de ese momento gran parte del litoral se llenó de fortificaciones para vigilar la costa y se construyeron trincheras y nidos de ametralladoras, además de emplazamientos artilleros.
Se han encontrado mapas republicanos que indicaban qué defensas debía tener la ciudad. Son éstas:
* Nido de dos troneras con un refugio y muy cerca, hacia el sur, una trinchera de 80 metros.
* Dos nidos de ametralladora en Cala María, comunicados por un pequeño camino hacia un refugio de donde salía un camino que iba a la carretera, desviándose hacia el sur para ir a parar a una trinchera de 40 metros.
* Dos nidos de ametralladoras situados en el puerto de la localidad, siendo una posición muy parecida a la anterior, y consistente ésta en dos nidos comunicados con un pequeño camino hacia un refugio donde salía un camino que iba a la carretera; mientras que al sur del refugio y frente a la costa había una trinchera de 40 metros pero sin conexión con el refugio.
* Dos nidos de ametralladoras en la misma playa de l’Ampolla, cada uno de ellos con dos troneras y un refugio, pero sin estar comunicados entre ellos.
Un oficial inglés que visitó el litoral en 1937 informó que había dos nidos de ametralladoras y cuatro tramos de trincheras.
A partir de ahí hay un montón de información confusa y contradictoria. Sea como sea esas construcciones defensivas, por lo menos en parte, aún se conservan y nos las encontramos en nuestro paseo.
Nuestro siguiente destino es un restaurante donde comer. L'Ampolla tiene una buena oferta de cafeterías, bares y restaurantes y no demasiado caros. Nos decantamos por uno cuyo menú fue del agrado de todos.
Después de comer vamos un rato a la playa que tenemos justo delante del apartamento (aunque en las instalaciones del mismo hay una piscina comunitaria, de la que también hemos hecho uso en esta escapada).
Visitamos un poco el municipio, en un paseo tranquilo. La iglesia está dedicada a San Juan Bautista y es del siglo XX. Se conserva la campana fundida, en 1853, a base de monedas romanas (esto en el siglo XIX se hacía pero ahora sería impensable). Originariamente estuvo colgada en la capilla de Sant Roc de Tortosa hasta que en 1874 se la llevó una riada. La campana estuvo diez años bajo las aguas del Ebro hasta que unos pescadores la encontraron. En 1884 se colocó en la iglesia de l'Ampolla.
El casco antiguo de la población es bastante pequeño y se ve pronto. El Ayuntamiento, moderno y de poco atractivo, está fuera de ese núcleo más antiguo.
Vemos también el puerto deportivo.
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