Anacapri y Capri, dos lugares y una sola palabra, maravilloso.
Llegamos a Capri en Ferry y nos alojamos en un Hotel de Anacapri, que es la parte alta de la isla, el hotel precioso, con pileta que no usamos, y muy cerca de la parada de los buses que conectan Capri con Anacapri.
Me encanto caminar por las callecitas de Anacapri (me estoy reiterando pero no veo otra manera de decirlo) sus plazas, ver sus negocios.

Hicimos caminatas por senderos increíbles (también en Capri). Con unas vistas que cortan el aliento.

La vista del mar desde los balcones naturales y desde el parque del hotel que estaba frente al nuestro son de película.

También hay lindos lugares para visitar, lindas plazas, las calles donde vive la gente, iglesias, museos. La cerámica de toda esta zona de Italia es exquisita, te podes encontrar pequeñas obras de arte a la vuelta de la esquina, como nos pasó a nosotras caminando sin rumbo fijo.

En todas las guías mencionan la Casa Rossa una casa histórica hoy convertida en museo (al que no entramos), no hace falta buscarla está situada en pleno centro de Anacapri.

Se destaca la Iglesia de San Miguel con el piso de mayólica, en el que está representado el paraíso terrenal, que no se puede pisar, se camina alrededor de la mayólica por un angosto piso superpuesto y para disfrutar del conjunto se puede subir al piso del órgano.

Me pareció que visitar Anacapri es el complemento ideal de una visita a Capri que es el lugar más conocido de la isla.