Después de desayunar muy temprano, tuvieron el detalle de entregarnos sendas bolsas de picnic para el almuerzo, justificando así la pensión completa. Nos despedimos con pena de nuestros compañeros de viaje, con los que tan bien lo habíamos pasado, y ocupamos nuestros puestos en los minibuses que se repartieron dependiendo del destino de cada cual. El viaje por carretera fue largo y tedioso, con un paisaje desértico muy poco atractivo por lo monótono y repetitivo, pese a lo cual saqué algunas fotos, aunque no aportaban gran cosa.
Itinerario por carretera en comboy desde Abu Simbel a Asuán según Google Maps. El color del mapa hace buena referencia a lo que nos encontramos por el camino.
En Asuán nos encontramos con la grata sorpresa de que nos trasladaron al barco “Opera”, en el que habíamos realizado el crucero por el Nilo. Como deferencia por haber sido clientes, nos permitieron utilizar los servicios, la cubierta y el maletero, pero no el restaurante. Para compensar, nos entregaron otra bolsa de picnic. Al final, nos dimos un banquete
Regresábamos a Asuán.
La bonita cubierta del crucero Opera.
Muelle donde atracan los cruceros en Asuán.
Empleamos la mañana en recorrer la parte de Asuán que no habíamos visto durante el tiempo que habíamos estado en días anteriores en la ciudad más meriodional de Egipto, en la que se encuentra uno de los tramos más bellos del Nilo. Dimos una vuelta por el zoco, pero el acoso de los vendedores se volvió molesto y pronto volvimos a la orilla del río, donde tampoco nos libramos de los que nos ofrecían los consabidos paseos en las falúas.
Seguimos caminando hasta el famosísimo Sofitel Cataract, el hotel de estilo morisco inaugurado en 1899, que debe su glamuroso fulgor a los numerosos personajes célebres que allí se han alojado (Rommel, Churchill, el rey Faruk…) y también a que fue uno de los escenarios de la novela “Muerte en el Nilo”, de Agatha Christie. Lamentablemente, estaba en obras, con lo cual solo pudimos verlo desde fuera y malamente, así que no saqué fotos. Pero en Asuán lo que no faltan son sitios bonitos para hacer fotos.
Al lado, se encuentran unos jardines realmente bonitos, desde los que pudimos contemplar unas vistas espléndidas de la Isla Elefantina, la orilla opuesta del Nilo con sus ruinas y monumentos y el hermoso recodo del río, bañado por la luz del sol. Aunque eran de pago, la entrada costaba poco y tenía la ventaja de que dentro no había vendedores .
Lástima que el sol estuviese cayendo a plomo e hiciese unos reflejos imposibles sobre el agua.
Volvimos al barco para almorzar. Tuvimos la cubierta para nosotros solos, no sé dónde estaban los viajeros, supongo que en alguna excursión. El caso es que nos pudimos bañar en la piscina, comer en las mesas exteriores y reposar en las tumbonas. Después, contemplamos una larga puesta del sol, cayendo sobre las tumbas de los nobles, con el río azul y las falúas como contrapunto al cielo rojizo. Una maravilla las puestas de sol en Asuán, bueno, en realidad en todo Egipto.
Ya era de noche cuando vino a recogernos un taxi para llevarnos al aeropuerto. Nuestro vuelo salía a las 20:00, pero nos tuvieron en la sala de embarque desde las 19:15 hasta las 20:45, cerrada a cal y canto, atestada de gente, muchos obligados a sentarnos en el suelo porque no había suficientes asientos disponibles, y sin ninguna explicación. Un horror. En fin, cosas que pasan en los viajes. Al final, el avión salió y llegamos a El Cairo sin problemas mayores. Allí nos esperaban la Esfinge, las Pirámides y muchas cosas más que continuarían convirtiendo a este viaje en inolvidable. Pero esa es una historia que no atañe a este diario.
Conclusiones.
El crucero por el Lago Nasser me gustó bastante, pero creo que no es para todo el mundo. En la parte positiva, fue un remanso de paz y tranquilidad, muy relajante después de la maravillosa, aunque frenética y agotadora, travesía por el Nilo. Visitamos templos pequeños, incluso modestos, pero muy bonitos, el mar de estrellas de noche es de los más bellos que he visto nunca y la llegada a Abu Simbel en barco resultó espectacular. En la parte negativa, consume muchos días y puede resultar aburrido para algunas personas; además, está su precio que, según he visto en internet, ronda los 600 euros por persona en la actualidad. Sin embargo, el precio baja bastante contratando un paquete completo con vuelo y otros destinos en Egipto. Y, desde luego, no lo recomendaría a quienes visiten Egipto por primera vez y no vayan a estar más de diez días en el país. Igualmente, si se trata de elegir, siempre me decantaría por el itinerario Asuán-Abu Simbel y no al revés. Por supuesto, es solo una opinión personal, pues mi intención con este diario ha sido añadir al foro un poco de información en primera persona sobre los templos nubios, no demasiado conocidos con la excepción de Abu Simbel. Lo que lamento es que por entonces no tuviera una cámara capaz de captar mejor los interiores de los templos. Disculpad también mis apariciones en las fotos, más de lo habitual , pero dado el escenario, no me he podido resistir . Egipto me fascinó y tengo claro que quiero volver.