Amaneció algo nublado pero con buena temperatura y sin que se anunciara lluvia hasta última hora de la tarde. Y es que, según las previsiones meteorológicas, habría tormentas por la noche y durante la mañana siguiente. Así que teníamos que aprovechar en lo posible nuestra primera jornada completa en el Valle.
Después de desayunar, decidimos hacer una de las rutas senderistas que más nos llamaban la atención. La encontré en internet, ya que no es una de las que se recomiendan normalmente en los folletos turísticos. Es la subida al pico del Montcorbisón, el más alto en las inmediaciones de Vielha con sus 2.176 metros, un maravilloso balcón sobre la población, el valle y todo un rosario de picos circundantes. Había visto fotos tomadas en la cumbre que me impactaron. Las que pongo a continuación son mías, así que tienen sus limitaciones.
SUBIDA AL MONTCORBISÓN (RUTA DE SENDERISMO).
Para hacer esta ruta hay ir hasta el lugar conocido como Bassa d’Oles, donde hay un lago, uno de los pocos en la zona adonde se puede llegar en coche. Está muy frecuentado por familias en verano y hay un área de picnic. Creo recordar que se corta el paso si el aparcamiento está lleno, pero no estoy segura. No fue nuestro caso. Madrugamos un poco y como el día se presentaba un algo gris no había demasiada concurrencia, con lo cual no tuvimos ningún problema para dejar el coche. Junto al lago hay una caseta informativa sobre rutas y senderos, siendo el más transitado uno bastante sencillo, que se adentra en el bosque y rodea el estanque. Según leí, tiene unos 8 kilómetros y se completa en tres horas y media. No sé más.
Desde Vielha hasta Bassa d’Oles hay 8,6 kilómetros, que se recorren en poco más de un cuarto de hora tomando la carretera hacia Gausac para ascender después por una virada pista asfaltada de montaña. No tiene pérdida. Está todo muy bien señalizado. Pongo el itinerario según aparece en GoogleMaps.
Al lado de la caseta informativa, vimos el cartel de nuestro sendero, cuyos datos oficiales anuncian 6 kilómetros en total con unas tres horas de caminata de ida y vuelta por el mismo camino. En cuanto a su nivel, con buen tiempo carece de dificultades técnicas reseñables, pero el ascenso es duro porque algunos tramos presentan un desnivel muy pronunciado.
El comienzo fue sencillo con algún pequeño repecho, hacia arriba y hacia abajo, según nos internamos en el bosque, hasta que un giro a la derecha y otro a la izquierda nos situó frente al pico que íbamos a afrontar. ¡Madre mía, menuda cuesta...!
El último kilómetro se nos hizo bastante largo por el desnivel, pero una vez arriba las espectaculares panorámicas del valle y las montañas que lo cierran compensaron todo el esfuerzo. Maravillosas las panorámicas de los picos y los valles.
Mis fotos ni mucho menos les hacen justicia. De verdad, resulta impactante. Por eso es necesario que se elija una jornada en que haya buena visibilidad, pues de lo contario no creo que merezca la pena darse la paliza. En nuestro caso, pese a las nubes y la ligerísima neblina, en vivo el paisaje lucía mucho más claro y bonito que en las fotos.
Aunque he leído que existe una variante circular, como no estábamos seguros y no llevábamos track, preferimos no arriesgar, así que retornamos por donde habíamos venido, completando el habitual recorrido lineal. En este caso, se cumplió la lógica y tardamos bastante menos en bajar que en subir, aunque el desnivel tampoco ayudó a que el descenso fuese más cómodo. Al final, tardamos cuatro horas y catorce minutos en completar los 5,47 kilómetros que resultaron en nuestra ruta, pues nos lo tomamos con calma e hicimos múltiples paradas.
El relato completo de esta caminata figura en mi diario de senderismo y la etapa correspondiente la podéis ver pinchando en el siguiente enlace: SUBIDA AL MONCORBISÓN, VIELHA, VALLE DE ARÁN (LLEIDA). UN PANORAMA ESPECTACULAR
De nuevo en el lago de Bassa d’Oles, nos sentamos en sus orillas a tomar nuestros bocadillos. Como habíamos terminado pronto y dado para el día siguiente se preveía lluvia, decidimos hacer otra ruta de senderismo por la tarde, la del bosque de Carlac, aunque antes nos detuvimos en el Parador de Vielha a tomar un café.
BAUSEN Y RUtA SENDERISTA DEL BOSQUE DE CARLAC.
Para hacer la ruta del Bosque de Carlac teníamos que dirigirnos a Bausen, el pueblo más septentrional de la provincia de Lleida y de toda Cataluña, ya muy cerca de la frontera francesa. Tardamos una media hora en recorrer los 25 kilómetros que hay desde Vielha, circulando por la N-230 hasta llegar a un cruce a la izquierda, donde se toma una serpenteante pista asfaltada que nos dejó a la entrada del caserío, donde se ha habilitado un aparcamiento para los foráneos, pues únicamente a los residentes se les permite internarse en coche por sus estrechas callejuelas de casas de piedra.
Había bastantes turistas, así que supongo que por la mañana aquello debió estar hasta los topes. Por fortuna, a esa hora ya se habían ido algunos y encontramos hueco para dejar nuestro vehículo.
El aparcamiento se encuentra a los pies de la Iglesia de Sant Peir Ad Vincula, junto a la cual hay una escalera que hay que subir para iniciar la ruta. Está señalizado. Al ser circular, se puede hacer en cualquier sentido, pero nosotros decidimos ir hacia la derecha, que es lo que se aconseja y creo que con razón, tanto si se desea hacer la ruta completa -lo que, por lo que vimos, no era el caso de la mayor parte de los que la iniciaban- como si no. Primero, porque en esta dirección, a una corta distancia del punto inicial, se pueden contemplar unas panorámicas estupendas, con lo cual es posible verlas sin apenas esfuerzo, a pocos metros de internarse en el bosque, y darse la vuelta. Y, segundo, porque el tramo más inclinado del bosque (que lo es y mucho) puede llegar a ser bastante más complicado para bajar que para subir por el peligro de resbalar.
Según el folleto de senderismo que nos habían entregado, los datos son los siguientes:
- Longitud: 5 kilómetros
- Duración: 2 horas (sin paradas)
- Desnivel: 275 metros
- Grado de dificultad: medio
- Longitud: 5 kilómetros
- Duración: 2 horas (sin paradas)
- Desnivel: 275 metros
- Grado de dificultad: medio
Después de subir las escaleras y dejar atrás la Iglesia, empezamos a divisar unas preciosas vistas del Bajo Arán, con el Valle de Torán y el pueblo de Caneján como principal referencia, las dos picudas torres de su iglesia marcando la seña de identidad. No os lo pedais, aunque no queráis hacer la ruta completa.
Un poco más adelante, pudimos distinguir otra perspectiva no menos interesante, en la que divisamos también la presa de Sant Joan de Torán y lo que se conoce como Eth Bocard de Cledes, instalaciones donde se trataban los minerales de zinc y plomo extraídos de las minas del valle que funcionaron desde la segunda mitad del siglo XIX hasta principios del XX.
A esta parte se accede por un sendero de piedra que se asoma a unos precipicios de bastante altura. No existen protecciones, así que si se va con niños pequeños habrá que permanecer muy atentos y llevar cuidado. Esta es la zona donde vimos que la mayor parte de los excursionistas se daban la vuelta. Y es que, aunque no se tenga intención de hacer la ruta, resulta muy recomendable llegar hasta aquí para ver las preciosas panorámicas. En lo sucesivo, apenas nos encontramos con siete u ocho personas.
Luegos nos internamos en un espeso bosque donde predominan las hayas a través de un sendero sin demasiadas complicaciones pero en constante ascenso hasta llegar al punto más elevado, donde tomamos el camino de vuelta en constante descenso por un monte diferente, más pelado de vegetación pero que también nos regaló unas estupendas panorámicas pese a que la tarde estaba cayendo y las nubes aumentando amenazadoramente.
Para quienes estén interesados, el relato completo de esta ruta figura en mi diario de senderismo, a cuya etapa se puede acceder pinchando en el siguiene enlace: BOSQUE DE CARLAC, BAUSÉN: VALLE DE ARÁN (LLEIDA).
Una vez concluida la caminata, nuestros datos resultaron un poco diferentes, pese a que seguimos un track que coincidió casi perfectamente con el de la ruta oficial. Así, hicimos 7,2 kilómetros, que tardamos 3 horas en completar. El nivel lo calificaría como fácil, sin dificultades técnicas que reseñar para senderistas habituales, sobre todo en verano, pero tiene algunos tramos de pendiente pronunciada y una zona, al final, ya de regreso, donde puede costar un poco encontrar el sendero bueno. Si ha llovido, seguramente habrá bastante barro en el bosque.
La parte final de la ruta pasa por el centro de Bausén, un pueblo con una interesante arquitectura popular, que ya a punto de anochecer estaba mucho más tranquilo que cuando llegamos, lo cual se agradecía bastante.
Merece la pena visitar Bausén y conocer alguna de sus leyendas, como la historia de amor entre dos de sus habitantes, que tuvo lugar allá por 1920. Dos jóvenes del pueblo se enamoraron y querían casarse, pero eran primos y el cura del pueblo les exigió una fuerte suma para la dispensa. Como no disponían del dinero, decidieron vivir juntos sin vínculo matrimonial. Ella murió a los 33 años y el sacerdote se negó a darle cristiana sepultura, por lo cual los vecinos del pueblo excavaron una fosa fuera del cementerio, la Tumba de Teresa, en la que nunca faltan flores frescas.
Después de una jornada tan intensa, volvimos a Vielha para cenar con la incertidumbre de lo que podríamos hacer al día siguiente ante las lluvias que se anunciaban. De momento, las nubes ya estaban al acecho...