![]() ![]() DÍA 3 - MONASTERIO POIO, PONTEVEDRA Y CAMBADOS. ✏️ Diarios de Viajes de España
La etapa de hoy nos esperaba con unos rincones preciosos. En nuestro camino hoy hasta el campo de fútbol de Marcón (el partido era a las 12 h), nos encontramos con el Monasterio de San Juan de Poio, el cual también tiene una hospedería. Decidimos...![]() Diario: 7 días improvisados por Galicia⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas: 7 Localización:![]() En nuestro camino hoy hasta el campo de fútbol de Marcón (el partido era a las 12 h), nos encontramos con el Monasterio de San Juan de Poio, el cual también tiene una hospedería. Decidimos entrar a verlo. La iglesia es muy bonita y sus dos claustros están muy bien conservados. Lo que más me gustó fue el mural de mosaicos que hay explicando el camino de Santiago y el museo que posee el libro impreso más pequeño del mundo que contiene el padrenuestro en siete idiomas. Además en sus jardines se encuentra el hórreo más grande de Galicia y del mundo, con algo más de 33 metros de largo. Un rincón que bien merece una visita. Después de una breve charla con unos peregrinos que nos contaron su aventura hasta el momento, continuamos nuestro viaje hasta Marcón. El partido acabó con resultado favorable y decidimos pasar el resto del día en Pontevedra. Esto ya era otra cosa, nada que ver con los pueblitos vistos como Combarro. Nos dirigimos entre sus calles comerciales hasta el casco histórico y llegamos hasta el Santuario de la Virgen Peregrina. Por esta plaza pasa el camino de Santiago portugués. Prácticamente unidas se encuentran el resto de plazas, destacando la de Herrería, donde se ubica el Convento de San Francisco. En esa plaza vimos un local con mucha gente y pensamos comer allí, pero al entrar volvimos a ver esa típica decoración de franquicia, industrial moderna que no nos convencía. Y cuando vimos la cocina y lo poco limpio que estaba nos levantamos y nos fuimos. En las calles y plazas adyacentes hay mucha oferta gastronómica. Entonces optamos por un restaurante en la plaza de la leña (preciosa). Nos sentamos en una mesa en la plaza, donde volvimos a testar el pulpo y otros manjares, y como plato fuerte un arroz caldoso de marisco que estaba para chuparse los dedos. Por no hablar de los postres. Las carnes también tenían buena pinta. el restaurante se llamaba A Casa da Leña. Recomendado 100%, sobre todo en la plaza, junto a los pilares. Ubicación de cine, pero ojito con una gaviota rebelde que literalmente te roba la comida jajaja. Hartos de comer dimos un paseo por los alrededores para bajar la comida. Acabamos en las Ruinas de Santo Domingo, muy curiosas. De allí, volvimos a por el coche, entrando por el camino a alguna que otra tienda y disfrutando de la buenísima temperatura. Hoy nuestro alojamiento iba a ser un poco especial. Estaba en medio de la montaña, en Valboa, Armenteira. A unos 20 kms de Pontevedra. Es un alojamiento pequeño, familiar, y con muy pocas habitaciones. Se llama CASA CARBALLO DE PRADO. El entorno es precioso, en lo alto de una colina, todo verde alrededor. Nos tocó la suite, una cabaña independiente, forrada de listones de madera con una cristalera en la parte delantera y un porche con muebles de terraza. Un espectáculo. Con su cama de matrimonio, su saloncito con sofá y butacas, baño coqueto con ducha y una litera plegable en el caso de haberla necesitado. Uno de los alojamientos que más nos gustó, además por el trato de los dueños y por el impresionante desayuno que nos prepararon al día siguiente del que hablaré en su momento. Una vez instalados y con la tarde llegando casi a su fin, los dueños nos aconsejaron bajar a Cambados y allí que fuimos. Dejamos el coche en el puerto y caminamos en un precioso paseo junto a la ría hasta llegar a la Torre de San Sadurniño y la playa de Amouta.... Qué espectáculo de fotos hicimos allí, qué paisaje y sobre todo qué paz. Indispensable ir. Después de un buen rato volvimos sobre nuestros pasos, haciendo otras cuantas fotos más desde la pasarela de piedra. De allí en dirección al centro preguntamos a un chaval por el cementerio y siguiendo sus indicaciones nos plantamos en la puerta. Este cementerio es otra historia... nada más atravesar las puertas se percibe algo mágico. La disposición de las tumbas, la antigüedad de sus cruces, la luz de la tarde que se iba por momentos. Todo sumaba. Y la maravilla que hay en su interior, una iglesia en ruinas que alberga un Cristo crucificado, con su altar y sus columnas y arcos de una belleza infinita. Al salir del cementerio subimos por el lateral hasta un pequeño mirador donde nos sorprendimos de que eran las 10.30 de la noche y aún quedaba algo de luz en el cielo. Con algo de prisa regresamos al pueblo buscando donde cenar. Nos habían dicho que había una plaza con muchos bares y aunque nos costó encontrarla al final dimos con ella y un amable dueño de uno de esos bares nos instaló en una mesa redonda bajo una gran sombrilla que nos libró de una fina lluvia que caía en esos momentos. Eran sobre las 10.45 h de la noche. Al final cenamos de maravilla, con pulpo, albariño y ribeiro incluídos, por no hablar del arroz con leche, y ya casi pagando nos dimos cuenta de que tenía una estrella Michelín 2018. Por desgracia no recuerdo el nombre pero estaba ubicado en una pequeña plaza con una fuente central rodeada de restaurantes. Mirando al mar, el restaurante estaba a la derecha. Como todos, tenía mesas en la plaza bajo grandes sombrillas. Nos dieron las tantas allí. Después vuelta al puerto, donde habíamos dejado el coche, cerca de la cofradía de pescadores y de retiro. Nuestra suite en la montaña nos esperaba. Índice del Diario: 7 días improvisados por Galicia
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