Despertamos a las 6:30, queremos hacer la vuelta a la cascada sin nadie, y así fue. No había nadie aún, desayunamos, nos ponemos los impermeables (indispensables) y nos sumergimos en ese lugar lleno de magia. Te pones inflado de agua, pero haces unas fotos bestiales detrás de la cascada. Hay que tener cuidado porque las piedras están muy mojadas. Le damos la vuelta entera y nos vamos por un caminito hasta la cascada secreta, que está al lado, y al llegar vemos que para pasar, el agua está muy alta, por el deshielo de esos días tan calurosos. Tenemos que conformarnos con hacer unas fotos desde la entrada, que se veía impresionante.
Al volver al parking, ya hay casi cien personas. Salimos pitando y paramos en un curioso sitio, Rutshellir, una preciosa casita enterrada en la montaña, con una gran sorpresa dentro (esto lo tendréis que descubrir por vosotros mismos).

Y llegamos a Skogafoss.... Wowww, que cascada más impresionante!! Y de nuevo, un gran arco iris, consiguiendo la estampa perfecta. Por supuesto, allí estaban decenas de caravanas y Campers. Subimos los ciento y pico escalones y hacemos la ruta que hay señalizada, muy chula, para ver diferentes cascadas y cañones. A la bajada, vemos las instalaciones del camping, que no las recomiendo para nada, para la fama que tiene el sitio, no las cuidan nada y una única ducha, que encima iba con monedas.

Seguimos camino y paramos en la lengua glaciar Solheimajokul, que es donde suelen hacer los trekking las excursiones que vienen de Reikiavik. Hacemos un breve paseo hasta llegar a la lengua. Como se nota lo que está causando el calentamiento global!!! Como ha perdido terreno el hielo para dar paso a una fea laguna.


Y llegamos a Dyrholaey, menudo airazo allí arriba. Cuando bajas de ese mirador en coche, hay otro aparcamiento, que se ve mejor para mi gusto, toda la playa de Reynisfara y los trolls en roca. Me causó impresión, que la pequeña playa "asesina" que hay al otro lado, tenían prohibido el acceso y varios carteles avisando del peligro de esas olas. La jodida playa era tan bonita y estrecha, que daba miedo pensar, que si ibas allí, te metías en una ratonera (hay un video en el YouTube, muy fuerte, en el que se como las olas se llevan a una pareja de jubilados).
Llegamos a Vik, pues dejamos la cueva y demás para la vuelta, compramos en un súper y comemos en un parquecito. Decidimos tirar para Skaftafell, casi dos horas de viaje, y dormir allí, para hacer al día siguiente el trekking por el glaciar.
Paramos en los montoncitos de piedras, Laufkalavarda, que dicen que hace la gente (no sé yo, algunas piedras eran muy grandes), curioso, pero para mí, con todo el respeto, no dejaba de ser una gilipollá. Encima, es horroroso, pues delante de eso, que es como un rectángulo más pequeño que un campo de fútbol en mitad de la nada, han colocado unos enormes wc de pago.
En el camino, vemos desde lejos la bonita cascada Foss a Sidu. No teníamos pensado parar más, pero paras cada 10 minutos, viendo ese atardecer, por esas rectas interminables, con el Vatnajokull de fondo... Buffff, que imágenes!!.
Llegamos al camping de Skaftafell y eso era una feria. Eso sí, muy bien organizado ( es el mejor que hemos estado, 3250 koronas la pareja por noche con duchas, lavadora y secadora). Duchas perfectas, cinco para cada sexo y todo muy nuevo.
Cenamos y no paro de mirar el cielo más estrellado que vi jamás, hasta que me quedo dormido esperando las auroras ( aunque luego soñé con Jacinta y Bernarda).