Este es nuestro último viaje del 2022, porque con el frío se nos acaba la temporada de viajar.

Esta vez mi marido eligió para mi cumpleaños llevarme a Nápoles. Es un destino perfecto para otoño porque la temperatura es perfecta.

Parece ser que en esta ciudad el turismo no baja nunca. Hemos encontrado muchos cruceristas, y muchos turistas italianos que han aprovechado el puente.
(Foto: un día cualquiera en los Quartieri Spagnoli. No, las calles peatonales no existen

Nápoles destaca por su arte, su historia y su gastronomía.
Muchos visitantes también destacarán la suciedad. Lamentablemente las calles están llenas de basura. Las papeleras y contenedores a rebosar, o simplemente botellas vacías, restos de envases o comida, esparcidos por el suelo.

Pero no dejen de visitarla por eso. Nápoles tiene el encanto decadente de una gran capital venida a menos.
La ciudad alcanzó su máximo esplendor en los siglos XVI y XVII, por esto la mayoría de la arquitectura es de estilo barroco.
Después de Caravaggio, la figura más importante que ha pisado estas tierras probablemente sería Maradona.
La adoración por el futbolista argentino se escapa de la razón humana. Cuesta entender como hace casi 40 años, una sola persona pudo dejar una huella tan profunda en la población local.
Estamos en Italia, no podemos dejar de mencionar la comida.
La pizza napolitana se caracteriza por ser de masa muy fina. Se dice que aquí nació la pizza margarita, con tomate, mozzarella y albahaca. Curiosamente, a parte de ser la más típica, suele ser la más económica del menú.

El dulce estrella es el babà. Esta especie de bizcocho en forma de magdalena alargada bañado en ron. No apto para abstemios. Es intenso.

Las iglesias en general son gratuitas, pero si tienen una parte museística, esta será de pago.
El transporte público es bastante económico, sólo utilizamos el autobús del aeropuerto y un trayecto de funicular.
Se puede encontrar comida barata pero hay que huir de los sitios más turísticos.