Último día del viaje y qué mejor que despertar en Mabamba Lodge. Mira que tuve buena idea en dejar este alojamiento para el final. Porque se nos está quedando muy buen sabor de boca.
Con todo recogido, por si nos hacían dejar la habitación temprano, hemos salido con el sonido de los turacos y los cabeza martillo. Tras visitar la playa nos tenían preparado un té con bizcocho en el restaurante. La idea es comer algo pequeño, hacer la búsqueda del picozapato y a la vuelta desayunar.
A las 8 hemos salido de la playa a buscar el picozapato. Hoy íbamos con un guía que el tío se sabía el nombre de los pájaros en español, vaya crack. Ha pasado una especie de milano y se sabía el nombre en español.
La búsqueda del picozapato se adentra en el pantano de Mabamba para buscarlo. El picozapato (Balaeniceps rex) Es una especie curiosa que se asemeja a un ave prehistórica. Es única en su género y su familia. Emparentada con los pelícanos y con el cabeza martillo como especie más cercana. Se estima una población de 5000 individuos distribuidos por Zambia, Sudán, Congo oriental, Ruanda, Uganda y Tanzania. Es una especie difícil de ver porque habita en interiores de pantanos alejados de zonas habitadas. Mabamba tiene la fama de ser de los lugares del mundo donde se ve con más frecuencia y así ha sido.
A la media hora de navegación, después de llegar casi al centro del pantano de Mabamba y movernos empujando la barca con palos, entre nenúfares se veía a lo lejos la silueta del picozapato, como si un tótem enorme presidiera el pantano. Es difícil hacerse una idea de lo grande que es hasta que estás frente a él. Es un ave de metro y medio de altura, permanece quieta durante tiempos larguísimos y literalmente parece una estatua. Es poco miedosa y, lejos de asustarse, se ha ido acercando en su búsqueda de peces hasta tenerla bastante cerca. En la hora que habremos estado el pájaro se ha desplazado medio volando 20 metros, ha bostezado dos veces y se ha acicalado. El 90% del tiempo ha permanecido quieto cambiando solamente hacia donde miraba. La escena era casi religiosa, el pájaro enorme como una estatua y nosotros sentados frente a él mirándolo. Muy épico.




A parte del pico zapato hemos podido ver varias aves de humedal. Martín pescador que hay a miles, otro tipo de Martín que llaman malaquite, águilas, garzas, milanos... aquí tienen una joya que como no estén espabilados se la van a cargar con la sobre pesca.

Al volver al Lodge nos esperaba Josephine, la encargada, para llevarnos a "Desayunar" a un barco que tienen en medio del césped. Lo habían preparado con un toldo y el desayuno básicamente ha sido una comida. Fruta, tostada y un plato de tilapia con patatas, aguacate y garbanzos. Y le llaman desayuno.

Rodando nuevamente hemos ido a descansar a la zona de la playa. A eso de las 12:30 hemos ido a hacer un "nature walking". En el paseo nos han llevado por el pueblo hasta subir a un cerro desde el que las vistas al humedal son lo mejor. Hemos podido ver un camaleón y varios pájaros. Lo mejor sobre todo vuelve a ser el hecho de pasear por el pueblo mientras todos los niños te saludan al grito de Muzungu y te acompañan machete en mano. El choque cultural es brutal.


A las 16 hemos vuelto del paseo. Creíamos que tendríamos que dejar la habitación, pero nos han dicho que podemos usarla para ducharnos sin problema. Ya duchados hemos aprovechado para comprar algún regalo y nos hemos encontrado con que estaban echando fotos de una boda, por lo que hemos estado cotilleando un poco. Muy parecido a cómo va la gente en España, pero con trajes de colores vivos.
Después de pagar el dueño del Lodge nos ha invitado a plantar un árbol para que podamos volver en un futuro. Nos ha llevado a una explanada donde había otros arbolitos plantados. Tras hacer un agujero hemos colocado nuestro arbolito. La idea hay que reconocer que está genial. Dice que ya lleva 350 árboles plantados en un año, todo con especies autóctonas de la laguna. Nosotros hemos plantado un árbol paragüas (Maesopsis eminii).
Con el arbolito plantado solo nos ha quedado despedirnos y llevarnos la última sorpresa. Al llegar al coche nos lo habían lavado. Sin duda Mabamba Lodge es lo mejor que nos hemos encontrado, no en Uganda, si no en todos los viajes que hemos hecho. Qué maravilla.
Después de Mabamba las carreteras ugandesas nos han dado su famoso masaje para terminar en el aeropuerto haciendo espera hasta nuestro vuelo con mucha pena que con un sabor de boca muy muy dulce.