Cuando llegamos al hotel, ya había anochecido, no es que Sur, esté lejos del Wadi Shab, es que también nos paramos en un Carrefour que había, para comprar un poco de cosa de comer dentro del coche para el día siguiente, de paso chafardeamos un poco en una tienda y vimos que los precios no estaban mal, mi hija mayor se compró un top por poco mas de 3€ .
Vimos que a parte del top, vendían ropa bastante al estilo occidental, por lo que dedujimos que este tipo de ropa, se lo deben poner en su casa, por que por la calle, si no era un turista, no vimos a nadie llevando un top o un pantalón vaquero, por ejemplo.
Después de abandonar Muscat, aquí ya empezamos a ver, que la gente era un poco mas tradicional a la hora de vestir, las mujeres iban mas tapadas, normalmente todo de negro y la cara tapada, solo con los ojos a la vista.

Este hotel, aunque fue de los mas baratos del viaje, con diferencia fue el peor hotel de todos, lo que menos nos gustó, que el wifi no funcionaba por toda la habitación/apartamento, casi solo funcionaba cerca de la puerta de entrada, en los pasillos del hotel iba bien, pero le faltaba potencia para llegar a nuestra habitación.
También, se veía el hotel bastante viejo y mas habituado al turista local, que al turista occidental.
Cuando hicimos el check in, nos acompaño hasta la habitación un chico, para enseñarnos un poco todo y enseñarnos el sofá, que se convertía en una cama para las niñas.
Justo antes de marcharse, me di cuenta que en el suelo, enfrente de la puerta del baño, había unas chanclas

El hotel, lo escogimos por el precio, situación junto al mar y que era un apartamento, al final, al llegar por la noche e irnos al día siguiente, las vistas al mar no las disfrutamos, tampoco su restaurante con terraza abierta al mar la utilizamos, por que por el desayuno nos pidieron 6 riales por persona (unos 14,50€ por barba), al decirnos que este era el precio del desayuno, ya no preguntamos que podía costar la cena, justo al otro lado de la carretera, enfrente del hotel, había un supermercado, con un restaurante, ya miraríamos si allí las cosas estaban mas asequibles.
Pero primero, decidimos irnos hasta el pueblo, cuando pasamos con el coche, vimos que había como un mercado o Souk.

En este souk, había muy poco ambiente, ya eran las 19:00 horas o mas tarde, éramos pocos los que paseábamos por allí. De turistas, alguno vimos, pero pocos.
Por lo que vimos que vendían, este mercado está mas enfocado al cliente local, no está mal, para ver lo que realmente se vende o compra por estos lares.

Al no ver ningún sitio donde comer, nos volvimos al hotel a aparcar, para luego cruzar la carretera e irnos al restaurante.
Antes, justo al lado del supermercado, había como una ferretería, que también vendían artículos de fontanería y electricidad, donde conseguimos 2 adaptadores, para poder enchufar los cargadores del teléfono y poder cargar la cámara fotográfica.
No habíamos pensado, que los enchufes de Omán son de tipo G, es decir tres agujeros, pero planos, no redondos como los que tenemos en España.
Las 2 primeras noches, en el Naseem Hotel, en recepción nos dieron 2 adaptadores para usar mientras estuviéramos hospedados, al hacer el check out, los devolvimos.
En el Sur Bandar Al Aysah no tenían adaptadores que dejarnos, así que tuvimos que comprarlos, fue una buena compra, ya que los usamos todo el resto del viaje.

El cambio en el momento de hacer este diario, 1 rial equivalía a 2.44€ cada rial, luego se divide en 1000 Baishas, que serían nuestros céntimos, pero en vez de dividirse por 100 céntimos, el Rial se divide por 1000.
Mas o menos 500 Baishas eran 1.22€.
El restaurante de enfrente del hotel, fue un gran descubrimiento, buenos precios, carta variada, tanto hamburguesas para las niñas, como comida china, india etc... también ofrecía desayunos.
Tenía como 4 o 5 mesas, fuimos los únicos clientes que nos sentamos en esa hora y media que pasamos allí, pero no fuimos los únicos clientes que pedían comida, allí descubrimos que en Omán, se practica mucho el take way con el coche
digamos que es un estilo a un McAuto, el cliente llega con el coche, hace sonar el claxon del coche, sale un camarero del restaurante hacía el coche, toma el pedido y al cabo de un rato, se sirve el pedido, sin que la persona del coche haya bajado en ningún momento.
La verdad, la hora y media que pasamos allí, quedamos un poco hartos de oír el claxon de los coches, ya que si el pedido tardaba en servirse, los clientes hacían notar su enfado por la espera, haciendo sonar el dichoso pito.
Por lo demás todo muy bien, las tres b, bueno, bonito, barato.

Este tipo de servicio, directo del restaurante al coche, también lo vimos en Nizwa y cuando volvimos a Muscat, que estuvimos en otra zona diferente de la que estuvimos los primeros días.