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Domingo 2 de julio, a las 16:40 sale puntual nuestro vuelo con la compañía Saudia desde Madrid. La experiencia con esta compañía es fantástica. Nos sorprende la cantidad de veces que pasan ofreciendo agua, zumos, cafés... Además de la oficial cena pasadas 2 o 3 horas del despegue, en la que dan a elegir pasta con verduras o pollo con arroz, que se acompañan con ensalada, poste y bebida. El vuelo hace escala en el aeropuerto de Jedda, un aeropuerto que nos llama la atención por lo nuevo, limpio y cuidado. Eso sí, hace mucho frío, pero lo sobrellevamos pues la escala es de 2 horas escasas y a la 1:45 sale puntual el vuelo hacia Kuala Lumpur. Estamos muy cansadas y nos dormimos al momento de despegar, pero cuando despertamos han pasado a dejarnos auriculares, agua, una pizza y una magdalena en una cajita de cartón, que guardamos porque está pasando de nuevo la tripulación ofreciendo la comida-almuerzo previa al aterrizaje: noodles o huevos revueltos a elegir, acompañados de ensalada de frutas y yogur. El vuelo llega puntual a la terminal 1 del aeropuerto de Kuala Lumpur. Allí son las 4 de la tarde y nos disponemos a buscar nuestro hotel. Para ello debemos ir a la terminal 2, pasando antes por el control de pasaportes, cuya cola de espera es inmensa. Recordaba esto del año pasado y por eso me decidí a reservar la primera noche en el aeropuerto, pues después de un viaje tan largo y el descontrol horario, únicamente necesitamos un lugar donde descansar hasta nuestro siguiente vuelo.
Llegadas a la terminal 2 se hace complicado encontrar el hotel "Sama sama", pues para ello hay que pasar el control y enseñar unas tarjetas de embarque que traigo impresas desde España, para un vuelo para el que faltan aún 12 horas. Por ello, la persona que controla las tarjetas llama al hotel para asegurarse de que tenemos la reserva, y nos dejan pasar. Es normal que cueste encontrar el hotel, pues está junto a las cafeterías y restaurantes que rodean las puertas de embarque. Hacemos el check in y nos avisan de que si sobrepasamos las 9 horas de estancia debemos pagar más, pero con lo que hemos tardado en el control de pasaportes, cambio de terminal y paso del control, quedan ya solo 10 horas para nuestro embarque.
La habitación del Sama Sama es nueva, limpia y acogedora, así como su baño. Nos parece perfecto para descansar y como es lo que necesitamos, nos damos una ducha y cenamos las pizzas que traemos del avión. Tras las 9 horas de descanso abandonamos el hotel para dirigirnos a la puerta de embarque. Vamos muy bien de tiempo porque ya pasamos ayer el control, así que nos sentamos a desayunar en la única cafetería que hay abierta junto al hotel.
- Costa Coffee: Café, chocolate y zumo de naranja, que acompañamos con las magdalenas de Saudia: 8€ al cambio.
Es cierto que estamos descansadas, pero se nos está haciendo un poco larga la llegada a Vietnam y estamos deseando. Eso sí, ya estamos más cerca. A las 6:10 sale puntual el vuelo de Air Asia Kuala Lumpur-Hanoi, de 3 horas de duración, llegando al destino a las 8:25 debido a la diferencia horaria. En Kuala Lumpur son 6 horas más que en España pero en Vietnam son 5 horas más.
Ahora sí, Vietnam nos da la bienvenida: un poster de Wellcome to Vietnam con el famoso templo Ngoc Son junto al lago Hoam Kiem, nos reciben. ¡Emoción! A nuestra llegada compramos dos tarjetas SIM, una para cada teléfono, con gastos ilimitados para 15 días, que nos cuestan 22€ las dos, con la compañía “Viettel”.
Para los traslados he contratado los servicios de la agencia "Holiday Travelling", cuya representante, Phuong, me atendió maravillosamente desde que contacté con ella por whatsapp en el mes de diciembre. Tal y como está previsto, nos espera un conductor con nuestro nombre y nos lleva a nuestro hotel en aproximadamente 45 minutos.
El hotel Hanoi Tirant está en pleno Old Quarter, por lo que enseguida percibimos y respiramos el ambiente puramente vietnamita de este barrio: callejuelas con motos invadiendo las aceras, bicicletas, vendedores ambulantes, puestos y tiendas de fruta, flores, artesanía en los bajos de casas estrechas, donde viven los propios dueños, que se encuentran allí mismo, algunos en pijama y otros descansando a la sombra junto a un ventilador que alivie el calor.
Tras hacer el check in en el hotel, nos indican que es pronto para darnos nuestra habitación, pero nos permiten utilizar las instalaciones y decidimos subir a la piscina de la azotea. Hace mucho calor y se está de maravilla en el agua sobre los tejados de Hanoi. Las vistas son espectaculares y la situación nos ayuda a ubicarnos y decidir nuestro itinerario para los dos días de estancia en la capital Vietnamita.
Hacia mediodía bajamos a recepción y nos entregan la llave de nuestra habitación, que nos encanta por lo amplia, decorada y cuidada, con un baño precioso y el detalle de dos botellas de agua y dos pasteles de arroz de bienvenida. Tras asearnos, salimos a explorar el Old Quarter, comenzando por buscar un lugar para comer, que nos ha recomendado amablemente la recepcionista del hotel Tirant. Sin duda es un acierto comer en este restaurante que está muy cerca del hotel, es precioso en su decoración y tiene una comida que creo que no olvidaré como estreno de nuestra estancia en Vietnam. Nos encanta.
- Blue Butterfly: ensalada de mango, tofu frito, Banh Xeo y 2 zumos de frutas: 18€.
Las raciones son contundentes y quizá hubiese sido suficiente con un plato menos, pero nos llaman la atención tantos platos que nos ha costado elegir. En este local nos explican (con gestos porque el inglés es muy limitado) cómo comer los pankenkes (Banh Xeo) en forma de rollito, algo que no veremos en el resto de nuestro viaje, y nos resulta muy curioso, pero están exquisitos.
Cambiamos 50€ (1250000 VND) y nos dirigimos a realizar las visitas más cercanas, como son el lago Hoan Kiem y su templo Ngoc cuya entrada cuesta 30000 VND (no llega a 1€), donde paseamos y disfrutamos de paz y relax que contrasta con el caos del Old Quarter.
Muy cerca, vemos el teatro de las marionetas en el agua, pero optamos por pasear al aire libre y decidimos ir caminando hasta la calle del tren de Hanoi, que según tengo entendido, pasa a diferentes horarios a partir de las 18:27 ya que es martes (los fines de semana pasan trenes desde la mañana). Cuando llegamos al café A99 podemos leer los horarios y comprobamos que aparecen tachados los trenes de las 18:30 y 19:20. Preguntamos al chico del café, quien nos indica que en efecto, el tren entre semana ya no pasa hasta las 21:00. Nos da pena pero nos conformamos con ver la peculiar vía del tren en un barrio tan auténtico de Hanoi y regresamos al Old Quarter.
Anochece en Hanoi y sigue haciendo calor. La piscina del hotel Tirant está abierta hasta las 20:00, así que estamos a tiempo de darnos otro baño que nos sabe de maravilla. Es precioso disfrutar del Hanoi nocturno desde la azotea iluminada, fresquitas. Nos encanta. Con el frescor de la noche, pensamos en nuestro plan de cena. La cuestión es que hemos comido mucho y solo tenemos sed, por lo que decidimos ir al Note Café a tomar algo ligero. Tenemos muchas ganas de conocer este peculiar local, con su original decoración y al llegar allí vemos que es tal y como habíamos leído: paredes, techos, sillas... con post it que los clientes van pegando con sus mensajes escritos en diferentes idiomas. Nosotras también dejamos nuestros post it con mensajes que escribimos mientras disfrutamos de unas ricas bebidas.
- Note café: cookie crumble y zumo de mango: 3€.
Paseamos por los alrededores del lago Hoan Kiem, preciosamente iluminado con colores, destacando su puente rojo. Y en ese ambiente tranquilo despedimos el primer día de Hanoi, dirigiéndonos al hotel a descansar.
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